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He aquí un conjunto de competencias que sin duda desarrollarán tu empleabilidad futura en un entorno en el que los roles y puestos de trabajo tradicionales tienden a desaparecer y en las que la eficiencia personal se convertirá en la clave del desarrollo futuro.

Un futuro que laboralmente se fundamentará en la presencia de competencias como las siguientes:

  1. Resolución de problemas complejos: Los problemas complejos se resuelven descomponiéndolos en otros menos complejos, hasta hacerlos manejables. Gracias a esta estrategia, los problemas dejan de serlo. Recordemos que no hay problemas sólo proyectos.
  2. Pensamiento crítico: Necesitamos manejar fuentes de información diversas y contrastarlas. La efectividad personal proporciona las herramientas para gestionar toda esta información de manera adecuada, y también los comportamientos para aprovechar nuestros mejores recursos mentales en los momentos precisos.
  3. Creatividad: Una mente llena de ruido, recordatorios y preocupaciones difícilmente puede ser creativa. Por el contrario, una mente abierta es el caldo de cultivo idóneo para fomentar la creatividad.
  4. Gestión de personas: Dos de las principales claves para gestionar personas son la buena comunicación y el cumplimiento de compromisos. La efectividad personal ofrece hábitos y herramientas específicas para gestionar ambas cosas. Las diversas «agendas», la «lista a la espera» o la «lista de proyectos delegados» son excelentes ejemplos de ello.
  5. Coordinación con otros: Al igual que ocurre con la gestión de personas, la coordinación con otros requiere tener en cuenta en cada momento lo que tiene sentido tratar con un colectivo determinado y hacer seguimiento efectivo de todo ello, manteniendo siempre una perspectiva global. La efectividad personal ofrece estrategias concretas que hacen posible todo esto.
  6. Inteligencia emocional: La gestión adecuada de las propias emociones se ve fuertemente dañada por el estrés que impera en nuestras organizaciones. Un estrés que no solo nos daña personalmente a nivel físico y mental, sino que daña también las relaciones con las personas con las que trabajamos. Eliminar el estrés de manera radical, gracias a la efectividad personal, contribuye extraordinariamente a que mejoremos nuestra inteligencia emocional.
  7. Análisis y toma de decisiones: La esencia de la efectividad personal consiste precisamente en aprender a pensar y a tomar las decisiones más acertadas posibles. Desarrollar la efectividad personal es gran medida aprender a analizar y a decidir de manera efectiva.
  8. Orientación al servicio: Es difícil centrarse en nada exterior cuando nuestro barco hace agua y se está hundiendo. Recuperar la sensación de control y desarrollar la perspectiva libera recursos para dedicarlos a lo que realmente aporta valor, que es ayudar a las personas. La efectividad personal es el camino para que este cambio se haga realidad.
  9. Capacidad para la negociación: Negociar requiere una combinación de muchas de las competencias que acabamos de ver. Una negociación puede ser un problema complejo que hay que descomponer en otros más sencillos. También hay que mantener el sentido crítico para analizar bien la situación y tomar las mejores decisiones. Con frecuencia requiere creatividad y, sobre todo si involucra a diferentes partes y se alarga en el tiempo, resulta fundamental coordinarse con otros y hacer gala de un alto nivel de inteligencia emocional.
  10. Capacidad de adaptación: Esta competencia nos dice que en lugar de empeñarnos en definir cómo tiene que ser el futuro, y luego intentar forzar que ese futuro se ajuste a nuestros planes, tenemos que desarrollar nuestra plasticidad mental. Esta capacidad es la que nos va a permitir aprender a adaptarnos de manera dinámica a los cambios y desviaciones que inevitablemente se van a producir y también a saber reaccionar ante ellos con agilidad.

¿Por qué? Porque estas competencias reúnen simultáneamente tres características que las hacen únicas:

  1. Su demanda es creciente, y lo va a ser aún más en un futuro próximo.
  2. Son «atemporales», es decir, su valor va a seguir manteniéndose alto en el futuro, a salvo de modas pasajeras.
  3. Son intrínsecamente «humanas» y, por consiguiente, de las más difíciles de emular por un robot.