Tiempo de lectura: 3 minutos

En los inicios de la pandemia del Covid-19 escribí dos post con el título “Postcovid-19. Algunas certezas”

El segundo de los post accesible en Postcovid-19. ¡Algunas certezas! (yII) – Pau Hortal

Y en los que analizaba alguna de las certezas con las que íbamos a tener que enfrentarnos, con toda seguridad, en esta etapa en la que a pesar de las nuevas variantes, ya podemos denominar como Postcovid-19.

 Con los datos que tenemos y las experiencias que vivimos ya podemos confirmar algunas de las certezas que postulaba en aquellos momentos. Certezas que tienen que ver con cambios en los modelos de gestión de la movilidad individual, el uso y la gestión del espacio privado, la gestión y percepción del tiempo, y los modos y formatos en ls relaciones humanas.    


A modo de ejemplo: Hoy somos conscientes que con la crisis sanitaria pusimos en cuestión uno de los elementos fundamentales de la libertad humana. Y me refiero, evidentemente al de la movilidad.


Primera certeza: Restricciones a la movilidad.

En este contexto las tensiones entre las necesidades de sectores económicas vinculados al ámbito de la movilidad y las de carácter sanitario se están haciendo ya evidentes. Tensiones en las que además van a estar influidas por las derivadas de las respuestas al cambio climático. Es más que evidente que hoy circular con vehículo privado en la mayoría de las grandes urbes del mundo se esta haciendo cada vez más complicado, una realidad que todos vivimos y que vamos a tener que aceptar empezando por los sectores económicos dedicados a facilitar la movilidad humana.

Segunda: Entorno de vida individual.

Un ámbito en que vamos a priorizar los elementos de proximidad, cercanía y de calidad del entorno. Recordemos además que el espacio personal (hogar) se ha desdoblado en escuela, centro de trabajo, lugar de acceso a la cultura, y/o gimnasio con todo lo que esto significa.  Y lo mismo va a ocurrir con el tiempo. De forma tal que probablemente este será radicalmente distinto. Y ahí hay procesos que se están consolidando para no volver a atrás: reducción de la movilidad, nuevos formatos laborales, reducción del tiempo de trabajo, distinción entre tiempo de trabajo y descanso, mayor tiempo de ocio, etc.

Tercera: Relaciones humanas.

Estamos empezando a descubrir y/o experimentar nuevas formas de relacionarnos con los demás. Los cambios en estos cuatro elementos: movilidad, espacio, tiempo y forma de relación forman un coctel explosivo que va a cambiar/modificar la vida del ser humano en un proceso probablemente irreversible.

Estoy plenamente convencido que hay dos elementos referidos a los ámbitos laborales (como planteaba en mis reflexiones del año pasado van a formar parte) que van, sin duda, de la nueva normalidad. La primera: la promoción del teletrabajo en todas las actividades no vinculadas a los servicios personales.  La segunda: concentrar el tiempo formal de trabajo en 4 días semanales. Aunque en la primera estemos dando pasos atrás y la segundas sólo se ha puesto en marcha en un número muy reducido de organizaciones el proceso es irreversible.

Aún no tenemos la consciencia objetiva sobre lo que pueden suponer estas dos medidas que, recordemos, son perfectamente realizables. En el post anterior ponía el símil que podíamos compararlas con los efectos que a medio o largo plazo tiene el girar el timón de un trasatlántico 15 grados. Son dos medidas que, siendo perfectamente realizables, (bajo todos los parámetros) su impacto será brutal en términos de uso de espacios, localización y equipamiento de los hogares, conciliación entre vida personal y profesional, movilidad, medio ambiente etc. Y no deberíamos de olvidarnos de lo que van a suponer en los ámbitos de gestión interna de las organizaciones.

En este punto resulta relevante que analicemos cuáles de las dos tendencias van a resultar ganadoras en la tensión entre los que desean volver a la situación anterior (manteniendo sectores, dinámicas de gestión y estructuras organizativas que podríamos incluso considerar como obsoletos) y aquellos que estamos disponibles para seguir (con las correcciones adecuadas) para adoptar e incorporar estas nuevas realidades en las dinámicas personales y profesionales. Y durante cuánto tiempo la posición vendedora (suponiendo que sea la primera de las opciones) va a poder mantener su victoria.

Una idea final que enlazo con la reflexión de Rebeca Navarro que incorporaba en los post del año pasado: “No es cómo se gestiona el cambio, es cómo gestionas tu cambio” Una frase que me parece excelente para definir lo que se espera de todos nosotros en este nuevo futuro que estamos empezando a vivir.