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¿Por qué has alcanzado unos objetivos y no otros? Resulta que incluso la gente brillante y que consiguen grandes logros son un desastre a la hora de analizar y exponer las actitudes y comportamientos que han utilizado en su consecución.

El instinto, saber aprovechar las oportunidades, las capacidades o aptitudes innatas son sólo una parte de la respuesta. De hecho, décadas de investigación relativa a logros, sugiere que las personas alcanzamos nuestros objetivos no sólo por lo que somos sino por las actitudes o comportamientos que desarrollamos.

He aquí las que considero más significativas:

1- Capacidad de síntesis: En otras palabras, la capacidad para expresarse de forma concreta. Cuando te planteas un objetivo, intenta ser lo más específico posible. “Perder 5 kilos” es un objetivo mejor definido que “Perder peso”. Saber exactamente lo que queremos conseguir nos mantiene motivados y fijados en su consecución. Es conveniente desarrollar acciones específicas centradas en la consecución de los objetivos. Si nos proponemos objetivos como “comer menos” o “dormir más” tenemos objetivos indefinidos, poco claros y precisos. “Estaré en la cama a las 10 de la noche entre semana” no deja espacio para dudar lo que tienes que hacer y si realmente lo has hecho.

2- Concentrarse en el futuro: Y olvidarnos del pasado y de lo que no vamos a hacer. Debemos saber aprovechar las oportunidades para actuar. aprovechar los momentos oportunos para actuar. Estamos tan ocupados y tenemos tantos objetivos que a menudo dejamos pasar las buenas oportunidades. Conseguir una meta significa aprovechar esas oportunidades antes de que se escurran entre los dedos. Para aprovecharlas es conveniente prever, pero también saber improvisar, y para ello el mejor camino es el de planificar cómo vamos a reemplazar los hábitos y comportamientos que van en la dirección contraria a la consecución del objetivo. De nuevo, debemos ser lo más concretos posible: Haré ejercicio cada lunes, miércoles y viernes. Las investigaciones psicológicas muestran que este tipo de planificación ayudará a nuestro cerebro a detectar y aprovechar los momentos adecuados.

3-Mantener una actitud positiva. Cuando nos planteamos un objetivo debemos mantener una expectativa positiva sobre la probabilidad de alcanzarlo. Confiar en nuestras capacidades y competencias es útil para mantener la motivación. La mayor parte de los objetivos requieren tiempo, planificación, esfuerzo y persistencia. Sin embargo, hay que se conscientes de que existen múltiples evidencias que muestran que pensar que las cosas se consiguen fácilmente y sin esfuerzo incrementan de forma significativa las probabilidades de fracaso.

4- Asumir riesgos: La voluntad de explorar lo desconocido y de comprometernos con objetivos complejos es fundamental. Las personas que tienen valentía para explorar cosas nuevas, unidas a la motivación, el esfuerzo, y la persistencia son las que disponen de los ingredientes para alcanzar el éxito. Aceptar esto no sólo nos ayudará a tener una visión más clara sobre dónde queremos llegar sino a alcanzar lo que queremos con mayor precisión. También es un elemento clave para reforzar nuestra confianza en que es posible alcanzarlos.

5.- Fortalecer la voluntad y el compromiso: El autocontrol es como cualquier otro músculo, cuando no lo ejercitamos se debilita, pero cuando lo ejercitamos regularmente se hace más fuerte y nos da mayor nivel de capacidad para conseguir lo que queremos. Sin embargo, no queramos abarcar demasiado. Es bueno iniciar el camino con una sola actividad y que esta esté clara y sea fácilmente realizable y evaluable. Debemos también elaborar un plan de respuesta cuando tengamos que afrontar algún problema o surja cualquier tipo de dificultad. A medida que adquiramos mayor fuerza podemos incorporar más metas y avances en las sesiones de autocontrol. Asume retos: No tomar más aperitivos ricos en grasa, hacer 100 abdominales al día, ponerte recto cuando te des cuenta de que estás encorvado, intentar aprender una nueva habilidad.

6.- Confiar, pero no tentar a la suerte: No importa el nivel que hayamos alcanzado en cuanto a la fuerza de voluntad. La suerte influye en la consecución de lo que nos proponemos, pero no debemos de tentarla demasiado. Una excelente medida es la de no proponernos dos metas a la vez o que éstas sean muy complejas o alcanzables a largo plazo. Muchas personas sobrevaloran su resistencia a las tentaciones y al abandono ante la primera dificultad que nos encontremos en el camino. Conviene, por tanto, tomar en consideración que no conviene exponerse a situaciones en la que las tentaciones abunden.

7- Tener presente la ruta para conseguir el objetivo: Conseguir cualquier meta requiere una evaluación continua y honesta del camino desarrollado evitando el autoengaño. Si no sabemos cómo lo estás haciendo, si no evaluamos, si no medimos lo que nos falta para conseguir el objetivo no vamos a poder ajustar nuestro comportamiento o las estrategias previamente definidas. Por último, debemos tomar la precaución de evaluar y medir los avances con una cierta frecuencia. Una evaluación que debe de hacerse a través de los mecanismos más objetivos posibles y tomando en cuenta que este proceso actuará como refuerzo para comprometer a nuestra voluntad en la consecución del objetivo. .

Si quieres  conseguir un objetivo que no has conseguido hasta este momento es probable que necesites cambiar tu forma de hacer las cosas. Ello implica contestar a las preguntas: ¿Qué debo hacer? y ¿Cómo hacerlo?. Lo que significa tener un propósito o meta, pero también adoptar las actitudes y comportamientos que van a permitirnos alcanzarlo. Las más relevantes están expuestas en los párrafos anteriores.