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Casi sin darme cuenta me he encontrado participando en un proceso de selección en el que no estaba realmente interesada. Acabo de recibir la propuesta final pero he llegado a la conclusión de que no me interesa aceptarla. ¿Qué puedo hacer? Maria S…. (Madrid)

Partiendo de la base que ya no es posible plantearse el desarrollo de un trayectoria profesional en un mismo puesto/empresa, prácticamente todos vivimos situaciones de cambio profesional que se materializan de muchas maneras.  

En mi trayectoria profesional he vivido muchas situaciones en las que profesionales como tú asumen que aceptaron una oferta que no debían de haber aceptado. Las causas pueden ser variopintas: desde la vanidad, necesidad de justificarse, falta de escucha efectiva, hasta la sensación de no ser valorado en la empresa actual.

Nunca debes aceptar algo por despecho a la situación en la que puedas encontrarte, sea ésta de carácter personal o profesional.

Todos debemos de “estar en el mercado”, no podemos permitirnos vivir encerrados en “una burbuja”. Las “ofertas”, por tanto, pueden surgir muchas veces en conversaciones no explicitas cuando simplemente estamos en entornos relacionales. En este ámbito mi primera recomendación es la de identificar la existencia real de una oferta sin dejarse llevar por motivaciones emocionales. Evitemos el auto-engaño e intentemos no engañar a otros. ¿Cómo reconocer una oferta?. Ninguna empresa se lanza a ofertar sin dar a conocer la necesidad de cubrir un puesto, mantener conversaciones de contacto, iniciar un proceso de entrevistas y hablar de las condiciones de contratación.

Estos pasos previos permiten reconocer la probabilidad y/o proximidad de una oferta. Además suele existir un tanteo sobre el posible interés del candidato, que la empresa realiza directamente o mediante un intermediario. Una vez el proceso se haya iniciado formal o informalmente procede valorar la oferta y su adecuación con tu actual situación y tus perspectivas de carrera. Por ello creo que es necesario que revises el proceso que ha conducido a la oferta, siendo muy distinta la situación en función de su origen.

No es lo mismo si la fuente ha sido, una conversación informal, haber sido contactado específicamente por la misma empresa o por un intermediario, haber contestado a un anuncio aparecido en algún medio o identificado en alguna web de ofertas de empleo o como consecuencia de haber tomado la iniciativa de presentarse espontáneamente.

Una vez superado este paso ahora debes revisar los términos concretos de la oferta: empresa, situaciones de mercado, puesto (objetivos, responsabilidades, jerarquía, promoción, diversificación de experiencia) y condiciones (tipo de contrato, remuneración, oportunidades futuras, benchmarking con el mercado). Una vez aclarados objetivamente estos extremos, el paso siguiente que debes de hacer es el de valorar tu actual situación. Los elementos principales a considerar son: experiencia y competencias, objetivos profesionales, expectativas y motivaciones de cambio, necesidades económicas y familiares.

También es importante considerar el grado de satisfacción en el puesto actual, la oportunidad del cambio, tu equilibrio personal/profesional, así como el nivel de empleabilidad y las posibilidades de desarrollo que te ofrecerá la nueva posición profesional. Este análisis se hace mas necesario cuando la oferta plantea cambios en el área funcional en el que se desarrollaba la trayectoria o supone una opción que, aunque no real, pueda ser percibida por el mercado como un retroceso profesional. 

Si ahora te ha surgido el miedo al cambio, probablemente no deberías de haber empezado el proceso sin realizar con anterioridad este tipo de reflexiones.

Si una vez analizados todos estos aspectos decides mantener tu posición mi recomendación es que transmitas con claridad los motivos que la sustentan cuidando al máximo de no dar una respuesta que suene a menosprecio. Eventualmente siempre es posible mencionar las condiciones que te llevarían a aceptarla, si estas existen. Actúa con profesionalidad en este punto. No sabes nunca lo que puede ocurrir, por lo que creo que has de ser tremendamente objetiva en este último planteamiento.

Piensa por último si en tu red de contactos existe alguien que podría ser alternativa para la organización o empresa que acabas de rechazar. Y deja las puertas abiertas para un futuro.

Un fuerte abrazo.