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Estoy teletrabajando 3 días a la semana. Creo que es una buena decisión que he compartido con mi organización, pero soy consciente que debo de evitar cometer errores.  ¿Me puede orientar a la vista de mi perfil? Carla M (Madrid)

El formato de trabajo a distancia o de trabajo híbrido (me gusta mucho más estos conceptos que el de teletrabajo),  llegó en 2020 para prácticamente quedarse entre nosotros. Como dices hay muchas ventajas en este formato de prestación, pero como tú misma afirmas es probable que cometas errores que dificultan tu productividad, tu relación con tus compañeros, tus superiores o con la gente con la que convives. 

Muchos de estos problemas o errores son resultado de la falta de experiencia que tanto los profesionales como las organizaciones tenemos sobre él.  Conviene por tanto ir “aprendiendo”. He aquí en todo caso algunas orientaciones que creo pueden ser de tu interés.

Trabajar sin desconectar: El primer gran problema que se produce en este formato es de no definir adecuadamente los tiempos de trabajo y de ocio. Aunque es casi imposible «llegar» tarde al trabajo porque te ahorras el transporte, existe el peligro de que «salgas» tarde del trabajo. Como ya estás en casa, es muy fácil que pienses que no pasa nada si te quedas un ratito más redactando informes. Pero de repente son las nueve de la noche, no has cenado, no has descansado… Esto puede pasar un día. Pero si se convierte en rutina, sentirás agotamiento y quemazón mental. Tomarás peores decisiones, producirás a más lentitud, cometerás más errores… y además tendrás menos tiempo y energía para tu vida privada. Esto se arregla creando límites concretos

No tomarte tiempos de descanso: Dentro de ambiente de oficinas o en un espacio laboral, es fácil tomarse un descanso porque tienes a compañeros a tu alrededor. Alguien tarde o temprano te tocará el hombro para echar un café y hablar del último episodio de vuestra serie preferida. O puede que seas tú misma el que lo propongas. En el teletrabajo, lo normal es que no tengas compañeros cerca. Así que es fácil decidir que no realizarás descansos y que trabajarás sin parar hasta la hora de comer o hasta que…. Recuerda que la productividad necesita también tiempos de descanso y de recuperación.

Abandonar tus rutinas: Es muy fácil y tentador saltar de la cama a la silla y ponerse a trabajar en pijama. El problema es que tu mente es la fan n.º 1 de los rituales, y necesita que sigas una serie de hábitos para que entienda que ha llegado la hora de trabajar. Levántate, haz la cama, aséate, desayuna, vístete, adecenta tu zona de trabajo y, ahora sí, ponte a trabajar. Verás que no es una pérdida de tiempo: tu cerebro estará más activo y conectará mejor con las tareas y te hará mucho más productiva y eficiente.

Aislarte socialmente: En el mundo de la psicología existe un concepto llamado «prejuicio en la distancia» que puede afectarte en el teletrabajo. A nivel general, cuanto más alejada estés de alguien, más facilidad tendrás a infravalorar o restar importancia a todo lo que haga. Muchas veces este prejuicio es inconsciente y automático; si te ocurre no significa que seas mala persona y puede provocar que dejes de comunicarte con tus compañeros de equipo, o que dejes de informar regularmente a tu jefe y finalmente puede hacer que desdeñes el feedback de tus superiores o que no valores las propuestas y/o comentarios de tus compañeros/as. Recuerda que tu entorno no sólo está encerrado en tu actual organización o incluso área o departamento. Aplica estos mismos criterios con los colaboradores de otras áreas sin olvidarte del resto de profesionales de tu sector, industria. El teletrabajo modifica pero no impide el networking

Distraerte con facilidad: Trabajar desde casa tiene sus ventajas: te ahorras el transporte, puedes tomarte tu café preferido en cualquier momento, cuando terminas la jornada ya estás en casaPero también hay desventajas. En concreto, y la más importante, que tu vida privada aparezca de repente y provoque distracciones e interrupciones innecesarias. Es muy tentador dejar de trabajar cinco minutitos para hacer cualquier tipo de acción personal. Si éstas forman parte de tu plan de trabajo adelante pero se consciente que son acciones que te quitarán energía y te desconectarán de la tarea que tienes en mente. Volver a las exigencias de tu tarea/rol será más difícil de lo que creías.

No prestar la atención adecuada a tu actitud en las reuniones virtuales: El primer consejo es el de vestirte y arreglarte adecuadamente para dar la mejor versión de ti misma en las llamadas y reuniones virtuales. El segundo es el de que, salvo que hayas recibido instrucciones diferentes entres en ellas con el micro y/o la cámara apagados y actívalos cuando te toque hablar o quieras aportar algo. Es siempre necesario pensar que tu actitud en este momento debe de ser la más parecida posible a la que mantendrías si se trataran de reuniones presenciales.

No destinar ni definir un sitio como lugar de trabajo: La mente es un animal de costumbres. Si has convertido tu espacio de relax y ocio de casa en tu nuevo lugar de trabajo, lo tendrás muy complicado para divertirte y desconectar fuera del horario laboral. Eso se debe a que la mente asocia lugares físicos a las emociones y sensaciones más recurrentes que hayas vivido en dichos sitios. Es importante que no trabajes y te relajes en el mismo lugar en casa. Si por lo que sea, tu hogar es pequeño y careces de rincones para improvisar tu despacho, considera acudir a un espacio de coworking cercano. Si eso es imposible, crea al menos un ritual mental que te ayude a separar trabajo de ocio. Avisa a tu entorno de que vas a celebrar una reunion/videoconferencia y que no debes de ser molestada.

No disponer de un equipo y de las herramientas adecuadas: Plantéate actualizar tu equipo e infórmate si tu empresa u organización cubrirá los costes, parcial o totalmente. Puedes creer que es una pérdida de tiempo, pero no pienses solo en posible aumento de la productividad: tus ojos, tu cuello, tu espalda… todo tu cuerpo te agradecerá que hayas adquirido un equipo preparado para trabajar.

Olvidarte de desarrollar tu empleabilidad: Idealmente, un profesional no deja de formarse, ya sea ampliando sus conocimientos del sector o bien extendiendo sus miras para dar el salto a otro sector. Cuando se empieza a teletrabajar, es normal que la parte formativa se paralice, ya que primero debes acostumbrarte al nuevo entorno. Pero una vez te has adaptado, hay que actualizarse de nuevo. Recuerda que hoy existen multitud de alternativas virtuales y posibilidades de formarte online.

Espero Carla que estos comentarios te sean de utilidad