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Muchos de mis lectores sois conscientes de mi interés sobre los temas relativos a los procesos de transformación y cambio en las organizaciones.

Y este interés ¿qué tiene que ver con el título de este post y con la imagen que lo acompaña……?. La imagen publicada el pasado 19 de Mayo en los medios de comunicación refleja el momento en que la Presidenta del Parlament de Catalunya Carme Forcadell despide a Arnaldo Otegui. Lo relevante de la imagen, para mí, no es el hecho de la entrevista en si sino la imagen de dos personas, un hombre y una mujer,  (conserjes, personal de apoyo, etc) abriendo la puerta del que entiendo es el despacho de la Presidenta del Parlament. Y me pregunto ¿son necesarias dos personas para hacer esta función? O incluso ¿no puede inclusive la Presidenta abrir ella misma la puerta de su despacho?.

No es mi objetivo entrar ahora en el debate abierto sobre la oportunidad de la reunión ni mucho menos referirme a las posibilidades que nos ofrece el resultado electoral del pasado domingo. Sin embargo me he sorprendido por el hecho de que nadie haya expresado, a la vista de esta imagen, reflexiones en el mismo sentido que las que voy a formular en este post. De hecho he estado siguiendo lo publicado sobre el tema y no he encontrado nada sobre ello. Si no es así pido disculpas. Una imagen que además recuerda a la del Rey recibiendo a los líderes políticos en sus contactos para la designación del candidato a la Presidencia del Gobierno y que se repetirá seguro en las próximas semanas.

Hechas estas afirmaciones os avanzo un párrafo del post que publicaré la próxima semana reflexionando sobre este proceso de transformación y sobre el impacto que va a tener a corto y medio plazo sobre el empleo. “La transformación digital va a tener grandes efectos en el empleo. Es seguro que vamos a vivir una 4ª revolución que supondrá nuevas formas de entender lo que tradicionalmente hemos llamado como trabajo…. todos somos conscientes que…… una gran parte de la pérdida de empleo que se ha producido en los últimos años es consecuencia de la digitalización y robotización de muchas de las actividades que anteriormente eran desarrollados por seres humanos. Un impacto que no ha terminado y que se consolidará en los próximos años”.

Un argumento que refuerzo de la forma siguiente: “Es muy posible que en 2025 (por tanto tan sólo dentro de 10 años) el 50% de los puestos de trabajo “actuales” (a excepción de los ámbitos de servicios y prestaciones personales) estén digitalizados y por tanto realizados por de forma automática por robots o “algoritmos”. Respecto al 50% restante un tercio se prestará por profesionales con una nula o baja cualificación, otro tercio se prestará en entornos físicos indefinidos, y el resto serán desarrollados por profesionales subcontratados independientes y por tanto no vinculados a pleno tiempo y de forma continuada con una organización”.

Y ahí mi posición: Podemos hablar de transformación digital, podemos incluso exponer, cómo recientemente ha hecho el Presidente de la CEOE, los cambios que puede generar en el concepto de empleo. Podemos incluso malinterpretar estas declaraciones. Podemos tener incluso dudas sobre el impacto que ésta 4 revolución industrial tendrá en nuestras vidas.… Sin embargo:

Me revelo a pensar que el futuro pase por crear este tipo de empleos. A pesar de que ello no deja de ser la punta del iceberg del proceso de transformación y cambio que necesita el conjunto de nuestro sector público.

Mientras muchos trabajamos, reflexionamos y escribimos sobre organizaciones planas, achatamiento de estructuras, rotura del principio de jerarquía, trabajo en equipo y en forma colaborativa, seguimos manteniendo un sector público que mantiene esquemas, procesos y estructuras que proceden no del siglo XX sino de la edad media. Y que toma decisiones que nos afectan a todos siguiendo estos esquemas.

Cambio no es sólo desarrollar actitudes como las de hacer trabajo parlamentario en mangas de camisa ni llevar a cabo actitudes más cercanas a la realidad social cómo las vividas en esta última y corta legislatura. Cambio es otra cosa…¿no?

Por cierto es posible que una parte del resultado electoral del pasado domingo  esté condicionado por una respuesta conservadora de un electorado que tiene miedo también a afrontar las reformas que estoy convencido que precisamos. Quiero revelarme, una vez más, ante los que piensan que la solución al problema del empleo que estamos viviendo y que vamos a vivir, sin duda, en los próximos años pase por la creación de este tipo de empleos y por el mantenimiento de un sector público «en donde se respeten determinadas tradiciones». Porqué de ahí a volver al pleno empleo del que gozaban los países que durante muchos años tuvieron la oportunidad de vivir en los denominados regímenes socialistas o simplemente recortar la jornada de los funcionarios a dos días a la semana para ahorrar costes hay solamente dos pasos. Pero además tan cortos que es probable que algunos fueran capaces de hacer en uno solo.

Hablamos muchos de transformación digital, hemos escrito, yo el primero sobre ello en http://pauhortal.net/blog/transformacion-digital-o-cultural/ y en http://pauhortal.net/blog/el-test-de-turing-y-la-transformacion-digital/. Creo que hoy todos estamos de acuerdo en que no vamos a poder hacer una transformación digital en nuestras organizaciones sin hacer en paralelo una transformación cultural y nos olvidamos que hoy, probablemente, el sector público es que más urgentemente necesita de esta transformación. Bueno, habrá que decir que no nos olvidamos sino que a pesar de que muchos somos conscientes de ello (inclusive dentro de la clase política) el problema es cómo hacerlo.

De hecho esta es creo una de las razones por las que he escrito en mi blog que me gustan muchas de las posiciones de Ciudadanos aunque no les haya votado, aunque sus resultados sean peores de los esperados (como consecuencia de este «conservadurismo» de los votantes) y que discrepe radicalmente de sus posiciones sobre el futuro de Catalunya.

Porque una cosa es la corrupción y otra la ineficiencia. Y recordemos que eficiencia es sinónimo de «competencia», entendida como el esfuerzo por intentar hacer las cosas bien y con el menor gasto de recursos posibles. Y en este reto queda mucho camino por recorrer.

Y en este entorno de cambio y de desarrollo de los procesos de competencia voy a referirme, una vez más, a un artículo escrito por Enrique Dans https://www.enriquedans.com/2016/06/mon-dieu-alguien-pretende-competir.html#comment-425952/ En él se hace de forma indirecta una llamada a la eficiencia que debería de ser también exigible a las decisiones que pueda tomar el sector público y que termina con la frase «Mercado, mercado, mercado. Lo demás… es puro paternalismo». Una frase que expresada así puede parecer discutible y de hecho lo es pero que se comprende mucho mejor después de la lectura completa del artículo.

Lo deseable, lo esperado, lo que necesitamos es que el próximo gobierno tenga en cuenta estas necesidades urgentes de adaptación y reforma que también pasan por recordar aquello de que debemos reforzar nuestras posiciones con el ejemplo o lo que es lo mismo “una imagen vale más que mil palabras”. 

Sin embargo dudo que así sea.