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Las estadísticas nos muestran que hoy tenemos ya 2M de desempleados mayores de 45 años.

Un colectivo que recordemos, además, es el más afectado por el desempleo de larga duración, que sufre determinadas restricciones por parte de muchas organizaciones en sus procesos de reclutamiento y que, en consecuencia, es el colectivo que puede terminar engrosando a lo que técnicamente denominamos “personas en riesgo de exclusión social”.

En la línea de los planteamientos formulados por la Fundación Adecco en su decálogo “Tu edad es un tesoro” accesible en el link https://fundacionadecco.org/recursos_/tu-edad-es-un-tesoro-decalogo-fundacion-adecco.pdf he aquí algunas reflexiones (resumidas en siete orientaciones clave) dirigidas a este colectivo y centradas en superar con éxito una situación de desempleo.

Foco en el aprendizaje y al reciclaje profesional.

Con los procesos de digitalización y el impacto de la covid-19 algunos sectores tradicionales han dejado de generar oportunidades laborales, por lo que debemos estar atentos a las nuevas necesidades, a los sectores emergentes y adaptarnos a las mismas. Esto no quiere decir que lo que hayamos hecho hasta ahora no sirva de nada. Sólo tenemos que cambiar un poco el enfoque, abriéndonos al desarrollo de nuevas actividades.

Consciencia de la necesidad de ser breves y concisos en los mensajes. 

En este momento de búsqueda nuestro bagaje profesional es importante pero no lo es todo. Es posible que hayamos podido vivir muchas experiencias profesionales, pero debemos intentar concentrarnos en las 3 más relevantes y aplicables al objetivo/entorno de búsqueda. Esto es válido tanto para las comunicaciones escritas (CV o perfil profesional) o a las verbales (entrevistas).

Adaptarlos específicamente a cada oferta/proceso.

A menudo, cuando nos enfrentamos a este proceso, no nos centramos en un único perfil, sino que estamos abiertos a diferentes ofertas laborales. Por ello, si estamos interesados en 2 puestos diferentes, hemos de adaptar nuestros mensajes a cada oferta/proceso. No se trata de mentir ni falsear, se trata simplemente de destacar aquello de nuestro perfil/experiencia que más se adapte a los requerimientos del puesto.

Desarrollo de las capacidades vinculadas a la tecnología.

Hasta hace un par de décadas, no era necesario saber encender un ordenador para optar a ciertos tipos de empleo. Sin embargo, hoy vivimos en un mundo digitalizado, en el que casi todos los puestos nos exigirán cierta intuición tecnológica. No es necesario ser un experto en la materia, pero sí hemos de tener nociones básicas en 3 ámbitos: paquete office, correo electrónico y navegación por internet. También es relevante el uso de los redes sociales.

La experiencia y la trayectoria profesional como valores añadidos.

Debemos partir de una premisa: tener más de 45, 50 o 55 años no es un problema y nunca hemos de ocultarlo. Muy al contrario, tenemos de estar orgullosos de nuestra edad y de la experiencia y conocimientos que hemos acumulado, viendo reforzados valores como la experiencia, la madurez, la templanza o el control emocional. Hemos de ser conscientes que la mayoría de las limitaciones respecto a nuestra candidatura se centra en la falta de flexibilidad. Hay que mostrar que somos flexibles y que sabemos adaptarnos a los nuevos contextos.

Gestión adecuada de las redes de contactos personales y profesionales.

De la misma forma que nuestra familia/entorno puede y debe actuar como elemento de apoyo en este proceso resulta apropiado recibir ayuda experta. Esta ayuda puede provenir desde la empresa de recolocación que haya sido contratada por nuestro último contratante hasta los servicios de carácter público o privado (servicios públicos de empleo, servicios locales o municipales, organizaciones sin ánimo de lucro). Mi único consejo en este sentido es el de hacer uso de una… la que más nos guste, la que nos parezca más profesional, más cercana etc.

Mostrar una actitud positiva.

Aunque sea la última esta orientación es la piedra angular y la clave fundamental para que el proceso de búsqueda tenga éxito. La actitud positiva es el armazón sobre el que edificaremos nuestra estrategia laboral. La edad no debe desanimarnos, sino que hemos de tener tanto positivismo como años cumplidos.