Tengo 56 años. He tenido que aceptar un descenso salarial importante para poder continuar vinculado a mi actual compañía. Necesito seguir trabajando. Sin embargo ¿puedo tener otras opciones? (Pablo B…. Barcelona)
Somos muchos los que participamos de la idea de que la perdida de fe en que una organización nos proporcione una carrera de larga duración ha sido acompañada del reconocimiento de que puede haber mejores oportunidades en otras situaciones. Basándome en los argumentos de Ross Kunter “no se trata sólo de la perdida de fe en los empleadores sino de una más fundamental perdida de fe en la noción misma de tranquila ruta profesional en una sola compañía”.
Esto explicaría, aparte de los factores económicos, el incremento sustancial de las personas que actúan profesionalmente de forma independiente o creando pequeñas empresas de servicios y que 25 años atrás prestarían sus servicios integrados en grandes estructuras organizacionales, y los problemas existentes en la reintegración de estos “entrepreneurs” en las grandes estructuras.
Resulta muy complejo compartir la lealtad consigo mismo que con la de una organización en la que no se participa en la toma de decisiones.
Las dos fuerzas básicas que actúan socavando las organizaciones son el cambio continuo y la diversidad. Tradicionalmente las organizaciones se han estructurado internamente para la permanencia de un orden o sistema. Las personas cooperan en parte porque saben dónde encajan y en parte porque saben que su relación será duradera.
Lo que está claro en tu situación es que no manejas de forma satisfactoria el diálogo entre la lealtad contigo mismo/a con el que debes a tu organización.
La desconexión con la dinámica interna de las organizaciones ha hecho que muchos profesionales hayan terminado dejándose llevar por los acontecimientos y perdiendo toda motivación para el crecimiento y el desarrollo personal. Este es probablemente tu caso. Paralelamente el problema es que la falta de motivación, implicación y “lealtad” conduce a unas organizaciones menos coordinadas y eficaces.
Este proceso se fundamenta en el hecho de que muchos profesionales –después de una etapa inicial de conmoción y rabia- han tendido a refugiarse en sus propias trincheras, procurando hacer su trabajo concreto lo mejor posible, pero disminuyendo los elementos claves de coordinación y la implicación activa con los objetivos de la organización. Muchas personas terminan escondiéndose, dejándose llevar y cerrando los ojos a la realidad.
Hace algunos años la implicación era muchas veces incondicional. Hoy lamentablemente puede incluso no llegar a existir.
La lealtad a una organización, aunque siga siendo fuerte, es ahora algo totalmente abstracto, ya no es el resultado de un auténtico entusiasmo por lo que la empresa era y hacia. Muchos aguantan cómodamente retrayéndose en la realización específica de la tarea que se les ha encomendado acercándose, cada vez más a la figura del “burocrata” que se limita a hacer el propio trabajo, conforme a las instrucciones y reglamentos definidos perdiendo todo margen de creatividad y estando desconectados por completo de las metas generales de la organización. Esto es lo que te hace revelarte. La pregunta en este contexto sería ¿Te consideras implicado/a en tu situación actual y en que grado?
Finalmente lo que debes de hacer es decidirte…. o continuas como estás (con los riesgos que ello supone) o das un paso adelante. Si es así tienes dos alternativas. Plantearte una búsqueda o iniciar un proyecto de autoempleo. En ambos casos encontrarás muchas orientaciones y consejos en otros bloques de esta sección de mi blog.
Espero que mis consejos te sean de utilidad.
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