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Tengo 42 años. Estoy en el momento clave de mi carrera profesional. Mi empresa me acaba de ofrecer un nuevo puesto. ¿Puedo rechazar la propuesta?. De aceptar el cambio. ¿Cómo puedo maximizar las posibilidades de éxito en él? Luis L… (Valladolid)

Las posibilidades de éxito se fundamentan en el conocimiento previo de la empresa, la estructura de organización, la cultura, los valores, el «modus operandi», los canales de comunicación formales e informales. Todos ellos son elementos que minimizarán tus riesgos de fracaso y que incrementan tus percepciones de seguridad y confianza en ti mismo con las que abordarás tu nueva etapa.

Puede que, además, las nuevas funciones a desempeñar guarden cierta correlación con las anteriores. Y, en cualquier caso, espero que tu organización se habrá asegurado que tus competencias sean las adecuadas para el nuevo puesto.

Desde otro punto de visto te formulo la pregunta siguiente: ¿Cuál es el efecto de la propuesta de cambio sobre tu propia motivación profesional? Podríamos pensar que una motivación alta es garantía de éxito. Así será probablemente en muchos casos. Sin embargo, en otros, es lógico que te entren las dudas, o que de manera justificada o no, te surjan dudas o cuestiones sobre los motivos, reales o imaginarios, que han conducido a la empresa a proponerte el cambio.

Antes de pensar en la decisión extrema de renunciar al cambio, deberías preguntarte sobre ¿cuáles son las oportunidades o riesgos que genera el cambio en la trayectoria? Si el cambio es coherente y supone un desarrollo profesional, no cabe ninguna duda de que no conviene nada más que aceptar la propuesta. Toma en consideración que la renuncia podrá conllevar la imposibilidad de optar a nuevas posibilidades de desarrollo futuro.

Para concluir, ¿Cuáles son las recomendaciones a corto y medio plazo después de aceptar el cambio? La primera es confiar en tus propias capacidades y volcarse sin restricción en las nuevas funciones. La siguiente es confiar en el buen criterio de sus superiores y/o colegas de Recursos Humanos, que no habrán tomado la decisión sin valorar adecuadamente el riesgo inherente a todo cambio. La tercera es seguir atento a la convergencia de las experiencias adquiridas.

La última es no perder de vista que ningún cambio es el definitivo, hasta llegar el momento de la jubilación.


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