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Ocupo una posición intermedia en un grupo de servicios personales. Hace dos meses cumplí los 50. Me gustaría dar un nuevo paso pero no tengo alternativas. Me puedes ofrecer algún tipo de orientaciones que me ayuden a reenfocar mi futuro. Jordi M. (Badalona)

Aunque vivamos en un mundo en el parece potenciarse siempre la “juventud” y en donde los programas de “prejubilación” han sido una de las herramientas más utilizadas por las grandes organizaciones en sus procesos de reestructuración, estoy convencido de que es posible seguir desarrollando una trayectoria profesional de éxito a partir de los 50 años.

Esta es una de mis certezas después de más de 25 años dedicado y reflexionando sobre los diferentes ámbitos de la Orientación Profesional.

En el marco de una trayectoria profesional a los 30 años hemos de centrar nuestros objetivos en adquirir experiencias, consolidar aprendizajes y aprender de los errores. La etapa de los 35/45 debe de estar centrada en ser capaces de capitalizar las experiencias anteriores. A partir de los 50/55 debemos ser capaces de consolidar, de alcanzar el cenit, de dar lo mejor de nosotros mismos. Y esto es así porqué nos guste o no en las etapas posteriores se inicia el decible.

Dicho todo esto la pregunta Jordi queda sin respuesta verdad. Y yo la planteo en los términos siguientes: ¿Es realmente tan complejo o incluso difícil cambiar de posición o empleo a partir de los 50?

Aquí tengo que decirte que, salvo excepciones que no harán más que confirmar la regla general, un profesional o directivo que no ha seguido una trayectoria ascendente hasta esta edad, difícilmente podrá dar un giro radical y empezar a lograr éxitos destacables. Sin embargo, también deseo desterrar algunas creencias falsas sobre las posibilidades reales de seguir haciendo carrera durante el último tercio de nuestra vida profesional.

Los tiempos han cambiado. A los 50 años, mucha gente ya no es vieja, ni física ni mentalmente, de hecho yo mismo me considero todavía joven y ya he puesto el “6”. A partir esta edad en teoría las experiencias acumuladas evitan dar muchos pasos en falso. Además, en este momento, lo normal es estar de vuelta de muchos obstáculos que dificultaron la carrera profesional en las etapas anteriores, caso de condicionantes familiares y económicos. La educación de los hijos está prácticamente terminada o en cualquier caso, bien encarrilada, la vivienda habitual está pagada o próxima a serlo, y los objetivos profesionales ya no ofrecen grandes dudas.

En el momento en el que te encuentras es posible obtener una mayor estabilidad y por ello puede ser un buen momento para redefinir lo que a uno realmente le gustaría seguir haciendo.  Uno puede llegar a ser algo más “flexible” en términos económicos, de movilidad, de status, etc. Por estos motivos la carrera después de los 50 se ha de ver como una trayectoria distinta, pero no imposible.

En tu perspectiva de cambio profesional, lo que hemos aprendido en orientación, es que vas a tener que utilizar otros medios para la gestión de tu carrera, dirigirte a otras dianas y buscar nuevos caminos. 

En concreto: con la madurez profesional se reducen las posibilidades de utilizar métodos pasivos para la búsqueda y probablemente deberás de enfocarte hacia las pymes o el autoempleo. Salvo alguna excepción que en todo caso no hará más que confirmar la norma, si centras únicamente la acción de búsqueda en el sector de los “Head Hunters”  estás probablemente abocado al más rotundo de los fracasos.

Por otra parte muchos profesionales optan en estos momentos por la alternativa del autoempleo. Buscar un nicho de mercado, crear una sociedad, diseñar una estrategia y ejercer funciones operativas o de asesoría en solitario o junto con otros socios.

Hoy los tiempos han cambiado y aunque resulte probablemente necesario redefinir lo que a uno realmente le gustaría seguir haciendo, mi dilatada trayectoria en los ámbitos de la orientación me confirman que, aunque puede no resultar fácil, es posible seguir desarrollando una carrera profesional a partir de los 50 años.

Espero haberte aportado algún valor.