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En línea con otros comentarios que he realizado en mi blog en los que me he referido a la introducción de elementos de competencia en los procesos de intermediación en nuestro país creo que es bueno hoy referirme al rol de las llamadas ETTS.

Pienso que es bueno que reflexione por escrito sobre el rol que deberían desarrollar las Empresas de Trabajo Temporal como alternativa/colaboración/apoyo a la gestión que desarrollan (sobre todo en una etapa como la actual) los Servicios Públicos de Empleo.

No deseo extenderme en el conjunto de resoluciones y recomendaciones que se han generado en los últimos años en este ámbito en el seno de la UE, aunque si citaré la última de sus comunicaciones, en concreto la de 13 de Noviembre del 2008 y que se refiere a los criterios de modernización de los Servicios Públicos de Empleo y en la se estima de vital importancia redefinir el rol y la misión de los SPEs en relación con los demás proveedores de servicios y en particular la posibilidad de externalizar algunas de las tareas que hoy el Servicio Público desarrolla mal (criterio en el que hay coincidencia entre todos los interlocutores) y que probablemente serían llevadas a cabo con mayor efectividad y productividad por agentes externos.

Para ello (y reitero los términos y argumentos que figura en la citada comunicación) “sería preciso instaurar y desarrollar buenas relaciones con los empresarios y transformar progresivamente los SPE en auténticas empresas de servicios (modernización de la gama de servicios, creación de oficinas específicas por empresa y por sector, mejora de la imagen pública, utilización de las tecnologías de la información, etc.), llevar a cabo una gestión sistemática caso por caso de los desempleados, lo que supone un diagnóstico preciso de las necesidades individuales y un estrecho seguimiento de los solicitantes de empleo a lo largo del período en que están inscritos en estos servicios (entrevistas periódicas y aplicación de fórmulas personalizadas)”.

Es evidente que este proceso en nuestro país no ha avanzado por diversas razones (creo que inclusive también en este punto conseguiríamos una unidad de criterio entre la mayoría de los interlocutores). La consecuencia de ello es la de que hoy seguimos pendientes del desarrollo normativo del artículo 21 de la Ley de Empleo, mientras se van desarrollando por la vía de los llamados “programas experimentales” (bajo la premisa de la ausencia de ánimo de lucro), y en otras circunstancias especiales derivadas de reestructuraciones sectoriales o zonas en declive, actuaciones puntuales de cooperación público-privada con resultados dispares, pero sin un debate claro y profundo ni un análisis real objetivo de los resultados conseguidos con este tipo de actuaciones.


Frente a este debate y en el seno de las ETTs, (con el apoyo explícito de la CEOE) se ha generado una corriente de opinión tendente a impulsar la figura de las Agencias Privadas de Empleo que choca frontalmente con la posición de las organizaciones sindicales que ven en ello un proceso de “privatización” de los SPEs.


No pretendo otorgarme el derecho a definir si la puesta en marcha de las “Agencias Privadas de Empleo” supone un proceso que finalizaría con la privatización de la gestión de la intermediación laboral. Pero más allá de que debe de existir un “control público” sobre el ámbito del empleo y que debe de garantizarse por el Estado la equidad de trato del conjunto de los ciudadanos con independencia de cualquier circunstancia (sexo, ubicación geográfica, formación etc) algo habrá que hacer cuando nos encontramos con un mercado de trabajo y una situación de incremento del desempleo perfectamente conocida por todos.

Mientras tanto, reconociendo mi sorpresa por las dificultades –al parecer insalvables-que no ha permitido a las partes avanzar en este punto, me permito insistir en la necesidad de olvidarnos de las “grandes reformas” y arbitrar medidas tan simples, perfectamente viables desde el punto de vista normativo, y coherentes con las recomendaciones de la UE como pueden ser las de la Externalización de parte de las funciones actualmente asignadas a los SPEs.

Me refiero evidentemente a las que responden a los conceptos de: orientación, prospección e inserción. Aunque este proceso debería de ser complementado por una regulación que estableciese y garantizase los elementos de control y calidad de este proceso de Externalización.

Y mientras tanto todo sigue igual, los responsables políticos centrados en el mensaje de que el crecimiento del desempleo está disminuyendo –sólo faltaría con los niveles que ya tenemos- y los interlocutores sociales, lamentablemente, mirando hacia otro lado.