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HANDY, Charles.. Ediciones Apóstrofe, 2002. ISBN 84-455-0238-7

El autor nos transmite su experiencia con las grandes organizaciones. Narra de forma personal, cercana y didáctica los grandes cambios que estan viviendo las organizaciones. Experiencias y procesos como el outsourcing, la hiperespecialización, las aparición de las nuevas tecnologías y los procesos de búsqueda y retención de talento son analizados de forma comprensible.

Uno de los criterios fundamentales es la separación entre las «grandes organizaciones» (elefantes) del resto (pulgas). Éstas serán las organizaciones del futuro.

El autor también disecciona el concepto de liderazgo: «Un líder muy estimulante, pero también desagradable. Tiene una gran visión y toma decisiones muy importantes, no es un tipo amable; abusa de su poder. Sin embargo, tiene una excepcional visión estratégica y fuerza bruta. Los mejores líderes son los del tipo que describe Jim Collins, es decir, personas que lo van consiguiendo poco a poco y sin gritar demasiado.” En realidad, los verdaderos líderes son los que consiguen que los equipos trabajen y se desarrollen por si mismos. (…) La velocidad que requiere el mercado del siglo XXI, no la podrá lograr ningún elefante. Se deberán buscar las ideas innovadoras en cualquier parte del mundo.

Las organizaciones que prosperen serán aquellas que sepan aprovecharse de los avances en las nuevas tecnologías, aprovechar el talento y tengan la capacidad y la flexibilidad para reaccionar con suma velocidad para lograr ventajas competitivas o, en el peor de los casos, para no perderlas. Es, en este escenario, donde las malditas pulgas pueden «navegar» con la ligereza de una lancha Zodiac y no la pesadez de un trasatlántico, donde los pequeños actores están más capacitados para aportar nuevas soluciones, más allá de las propuestas cotidianas previsibles de los elefantes.
En las «pulgas» se encuentra, en enormes dosis, la Pasión.

Aunque ya hace algunos años que leí este libro, cuando cae en mis manos todavía disfruto repasando las notas que tomé. Un ejemplo: La que hace referencia a un programa de formación que consiste en que los directivos de una organización puedan ir a otra totalmente distinta y preguntar como hacen las cosas.

La función del formador es sólo la de «ayudarles a entrar». Imprescindible.