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Escribí, en el primer post de esta serie, que la definición de empleabilidad que hoy me resulta más convincente es la que define este concepto como “la competencia que faculta para diseñar, desarrollar y mantener la propia trayectoria profesional adaptándose a los cambios del entorno”.

En este post accesible en ¿Cómo puedes desarrollar tu empleabilidad? – Pau Hortal doy también algunas de las claves para desarrollar este concepto.

Conviene tomar en consideración que hoy la empleabilidad de un perfil se fundamenta en la presencia de habilidades transversales más que en los conocimientos que o bien son fáciles de adquirir y que, por otra parte, se convierten en obsoletos de forma más rápida.

La competencia de la empleabilidad (si podemos definirla como una competencia) se fundamenta en la presencia de capacidades, actitudes y motivaciones de adaptabilidad, aprendizaje, disponibilidad al cambio, flexibilidad, creatividad, innovación y la presencia de habilidades relacionales y comunicativas. Se basa también en la presencia de valores adecuados para el entorno en el que vamos a desarrollar nuestra actividad profesional.


La empleabilidad exige estar atentos y abiertos a los nuevos escenarios que se ofrecen en el mercado en términos de formatos laborales, condiciones de trabajo, fórmulas retributivas etc.


Recordemos que la tecnología está aportando mayor flexibilidad al mercado laboral y permite localizar el trabajo de forma flexible (salvo en actividades vinculadas a los servicios y a la atención personal), y encontrar el talento allí donde esté. Cobra un nuevo sentido el equilibrio entre la vida personal y la laboral, y surge el debate entre exigencia temporal y disponibilidad. Hoy los profesionales debemos de ser capaces de adaptarnos a estos nuevos entornos y estructurar nuestra vida personal y nuestras necesidades futuras a estos nuevos contextos.

El desarrollo de la propia empleabilidad exige, también, la capacidad para establecer una red de contactos que nos permita acceder a las oportunidades profesionales que siguen manejándose en el mercado que llamamos “oculto” de trabajo. Una capacidad que se hace más relevante conforme se asciende en la trayectoria profesional tanto en aspectos funcionales como de edad.

Empleabilidad significa también tomar en cuenta de que la información fluye y está más accesible que nunca. Y por ello es muy relevante que nos dediquemos a tener éxito y a aportar el máximo de valor posible en los entornos en los que hoy estemos vinculados. Todo es transparente y cualquier motivación al cambio va a ser analizada y valorada por las organizaciones que puedan estar interesadas en nuestro perfil. Porqué tan importante o más será lo que dicen de ti los que te conocen que todo aquello que, de forma más o menos bien intencionada e incluso gráficamente impecable aparezca en tu CV. Y ésta preocupación por el entorno debemos de extenderla a las redes sociales.


Debemos ser capaces de gestionar adecuadamente todas nuestras interacciones (tanto profesionales como personales), presenciales o virtuales, y ser conscientes de la relevancia de la reputación profesional y del valor que hoy ésta adquiriendo.


Estoy convencido (de hecho, lo que expresado en reiteradas ocasiones en este blog) que incluso un despido no tiene por qué ser el final de una trayectoria profesional de éxito. Al contrario esta experiencia puede ofrecer la posibilidad de adquirir competencias y/o habilidades que pueden resultar muy adecuadas para un momento de cambio como el actual en el que las trayectorias en una sola dirección han dejado de existir.