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Vengo observando, con cierta perplejidad, la separación de los derroteros que el mundo del trabajo y la legislación que trata de regularlo están transitando.

La frase que inicia este post es de Jorge Cajigas, incorporada en un artículo titulado “Caminos divergentes” publicado en la revista Executive Excellence hace algunos meses en el que reflexiona sobre los contradiciones que se producen entre la realidad del trabajo en nuestro entorno social y la legislación que lo intenta regular. Un texto accesible en http://www.eexcellence.es/index.php/expertos-en-gestion/caminos-divergentes al que os invito a acceder.

Afirma Jorge que “Sorprende ver cómo algunos aspectos de uno y otro se desarrollan de una manera divergente, e incluso antagónica (y me llama profundamente la atención) la superficialidad con la que se plantean medidas y argumentos, que no sólo no son axiomas o dogmas, sino que además están caducos y alejados de la realidad, y mucho más del futuro inmediato del mundo del trabajo”.

Por cierto esta temática es un ámbito al que me he referido, recientemente, en dos reflexiones en las que formulaba las relaciones entre resilencia y empleabilidad y abogaba por la necesidad de una reforma laboral en sendos post accesibles en: http://pauhortal.net/blog/futuro-y-futuro-del-empleo-1/  y en http://pauhortal.net/blog/futuro-y-futuro-del-empleo-ii/

Hemos de tomar en consideración que en nuestro país vivimos una situación que nos convierte en una rara avis dentro de la UE. Seguimos siendo el país con mayores tasas de desempleo (y de desempleo juvenil) de nuestro entorno.


Destacamos por las altas tasas de temporalidad y por el hecho de que somos uno de los que menos “gasta” en políticas de empleo y además lo hace de una forma claramente ineficiente 


Una certeza que ha destacado el informe de la AIReF al que me refiero en los post que cito en el segundo párrafo de esta reflexión.

En definitiva, la realidad de nuestro mercado de trabajo es el que crecemos de forma sostenida en los sectores de menor valor añadido (turismo y servicios personales) y seguimos reduciendo los empleos y por tanto la actividad en los sectores primario e industrial. Algo que no debería de ser necesariamente negativo pero que nos obliga a entender la dualidad que cada vez es más significativa entre nosotros. A saber: la que existe entre los que tienen un empleo permanente (y además muchos de ellos en entornos vinculados a la administración pública) y aquellos que no lo tienen. Por ello necesitamos pensar y debatir para profundizar en la comprensión del trabajo presente y futuro. Una tarea que hoy es cada vez más necesaria y a la que quiere dedicarse la Fundación Ergon www.fundacioneergon.es

Estoy plenamente de acuerdo con Jorge cuando tras dar valor al conjunto de análisis que existen sobre el mercado de trabajo expone que todos ellos “revelan que las empresas y organizaciones están teniendo que hacer frente a ciertos retos –además de a las tendencias que empiezan a asomar a nuestro mercado laboral–, con normas laborales que se dan de bruces con los nuevos tiempos, debiendo cumplir regulaciones que suponen un obstáculo o bien caminan en una dirección equivocada o incluso en sentido contrario”.

A partir de aquí Jorge hace un análisis de los elementos que considera más relevantes para entender, analizar y si es posible mejorar alguno de los mecanismos ‘perversos’ (el término es mío, pero creo que Jorge lo compartiría sin ningún género de dudas), que dan fundamento a nuestro marco legal y que resumo de la forma siguiente:

Actúa a menudo de freno para la innovación (de calidad) en el mercado de trabajo:

Nuestro marco legislativo se fundamenta en unos principios de seguridad que llevan claramente al inmovilismo y que son un freno a su capacidad para dar respuesta adecuada a las nuevas realidades que se estan generando en el mercado. El conjunto de las normativas laborales y contractuales están destinadas a regular una actividad que se ve de forma negativa, donde la felicidad y la satisfacción individual no son posibles y que atienda a unas realidades muy diferentes a muchas de las que hoy enmarcan un porcentaje cada vez más relevante la realidad del mundo del trabajo y que no tiene nada que ver con las necesidades, inquietudes y motivaciones de las organizaciones ni de sus empleados o trabajadores. Los nuevos modelos de trabajo que hoy ya existen no tienen ningún tipo de cabida en nuestra legislación laboral.

Hace pervivir e incluso genera normas (algunas de ellas muy recientes) que van en sentido contrario a la evolución y la realidad del trabajo hoy:  

Y que puede, incluso, suponer una “absoluta contradicción con las necesidades reales e intereses de (las partes), una contradicción que incluso produce sonrojo, pues impacta directamente contra las medidas de conciliación y flexibilidad en el trabajo, el teletrabajo, la meritocracia y la igualdad de oportunidades, y por ende suponen un freno a la posibilidad de que cada persona, independientemente de cualquier circunstancia, pueda diseñar el modelo laboral que mejor le encaje

Y no toma en cuenta el hecho de que hoy las organizaciones sean cada vez más virtuales y menos físicas en el sentido clásico:

Una realidad, por todos constatable que hace que hoy “ni siquiera las ubicaciones (oficinas, edificios, naves industriales, etc.) forman parte del paisaje urbano, como sucedía hace algunas décadas” y no tomando en cuenta que las organizaciones son cada vez más líquidas, flexibles y dinámicas y esto incluye también a los entornos de prestación del trabajo.

Jorge finaliza sus reflexiones con unos argumentos que comparto en su totalidad y que formula en los términos siguientes: “Ante este panorama, resulta prioritario adelantarse a las nuevas realidades y retos. El trabajo, tal y como lo concebimos hoy en día, será cada vez más escaso. Si no acompasamos nuestra regulación socio-laboral a estos tiempos en los que ni el talento ni las organizaciones tienen fronteras, perderemos la oportunidad única de posicionarnos como un país avanzado y puntero”.

Nota final: Este comentario está escrito con anterioridad a los acontecimientos que estamos viviendo en estos momentos y que no tengan ninguna duda va a suponer un antes y un después en materia de empleo.