Es muy usual que hoy, al inicio de un trayectoria profesional, este concepto surja como abstracto, o que resulta muy difícil de gestionar.
En definitiva es percibido como algo que depende de circunstancias externas, etc. El concepto suena a recurrente, a tópico, a etéreo cuando en realidad se trata de un proceso que de ser conducido correctamente y que, como en todas las cosas de la vida, es posible manejar con éxito. Aunque para ello sea preciso disponer de una meta, coherente con nuestras propias capacidades y tener la motivación suficiente para alcanzarla.
El concepto (trayectoria o carrera profesional) no tiene los mismos atributos que hace 25/30 años. Todavía tengo presente el tiempo en el que el concepto de “planes de carrera” era una de las claves fundamentales de la gestión de RRHH. Entonces era algo que la mayoría de los profesionales dejaban en manos de las organizaciones en las que estaban vinculados. Hoy es algo que no podemos dejar en manos de terceros.
Hemos de ser conscientes de que podemos y debemos utilizar en la gestión de nuestra trayectoria los mismos principios, estrategias y herramientas que estamos empleando en las actividades organizativas.
Ya que, de esta manera, haciendo un uso adecuado de sus recursos, podremos incrementar sustancialmente las posibilidades de alcanzar los retornos esperados.
Para ello y como fruto de mi propia trayectoria en los ámbitos de la Orientación Profesional he aquí algunos de los elementos que pueden ayudar a la gestión con éxito de una carrera profesional.
-Es un factor que va a perdurar durante toda la vida profesional. Este es un proceso de largo recorrido con sus etapas, sus errores y aciertos. Es conveniente que ni las prisas ni la falta de análisis y reflexión nos cieguen porque lo importante es la actitud de aprendizaje permanente. Un camino no exento, a menudo, de dificultades. Algo que conviene tener presente.
-Es nuestra responsabilidad. Nadie nos va a desbrozar el camino. Hemos de trazar el camino, prepararlo y comenzar a andar. Aunque es positivo tener un mentor en las primeras fases de la carrera finalmente el único responsable es uno mismo, aunque, podemos y debemos pedir colaboración a la organización con la que estemos vinculados en un determinado momento.
-Debemos aprender a gestionarla: Es posible cometer errores pero debemos, sobre todo; evitar la improvisación. Precisa análisis, establecimiento de objetivos, validación de los resultados etc. Aunque puede verse impactada por las circunstancias, la suerte etc, siempre es importante asumir el control de la misma.
–Aceptar que el proceso puede verse afectado por variables externas. Algunas predecibles y controlables y otras totalmente incontrolables. Sin embargo hay que estar atento. La suerte siempre llega cuando se está atento y preparado para recibirla.
Construir una trayectoria que permita alcanzar los objetivos definidos supone en todo caso:
1.- Saber lo que queremos. Y esto se resume en establecer metas, en definir escenarios, en escribir nuestra carta a los Reyes Magos aunque cada meta tiene que tener un plan de acción y además ser realista, mensurable, alcanzable, definida en el tiempo y sostenible por nuestro entorno vital, personal y familiar.
2.- Medir los avances. Las metas y los planes hay que seguirlos y para ello precisamos indicadores y precisan revisiones periódicas.
3.- Revisar permanentemente el proceso. Como su duración es dilatada nos encontraremos con que nosotros y nuestro entorno cambian lo que nos obliga a redefinir y hacer ajustes en los objetivos y en las acciones a implementar. Además siendo conscientes de que todo cambia aparecerán nuevas metas y proyectos que enriquecerán nuestro camino y que deben de encontrarnos preparados para coger al vuelo las oportunidades que se presenten.
Los tiempos en los que los/las profesionales y directivos/as cedían a sus organizaciones la dirección de sus “carreras” ha terminado.
Aunque la incertidumbre es la clave básica de la situación económica, sigue siendo clave en las actuales circunstancias para el desarrollo de una carrera profesional. Por ello recordemos que, disponer de objetivos claramente definidos y adecuados a nuestras capacidades y competencias, de la motivación para alcanzarlos y planificar acciones para su consecución, y de una cierta flexibilidad para adaptarse a las circunstancias, son elementos claves para el éxito. Cómo refuerzo a este mensaje os dejo un enlace a un video http://www.youtube.com/watch?v=ML1Xq8cv0y4
Siempre es mejor actuar que simplemente dejarse llevar. Muy a menudo resulta que desarrollamos acciones sin tomar en cuenta ni nuestras capacidades, ni nuestras motivaciones ni la situación del mercado de trabajo. Muchas veces resulta que el fracaso de una carrera profesional se fundamenta en haber aceptado cambios profesionales que nunca deberíamos de haber realizado, en decisiones erróneas, de la falta de un mentor en las primeras fases del desarrollo etc.
Recordemos: La suerte llega cuando se está atento y preparado para recibirla.
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