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Inicio el primer post de esta serie señalando que recientemente he concluido la lectura del libro de Xavier Sala Martin con el título idéntico al de este comentario.

De la sabana a Marte es, en esencia, un homenaje a las 10.000 generaciones que (a lo largo de 200.000 años) han contribuido al “viaje” (concepto que Xavier utiliza reiteradamente) que hemos desarrollado como especie.

De la sabana a Marte no es un libro cualquiera. Es un viaje. Un recorrido atrevido, lúcido y revelador desde nuestros orígenes como Homo sapiens en las llanuras africanas hasta la colonización de Marte. Xavier Sala i Martin, con su característico estilo directo y provocador, nos invita a reflexionar sobre las verdaderas claves del progreso humano: nuestras ideas, nuestra inteligencia natural y, sobre todo, nuestra capacidad de cooperar.

Xavier utiliza al planeta rojo como metáfora para mostrar lo lejos que hemos llegado gracias al desarrollo de nuestras competencias, capacidades y habilidades. Ir a Marte no es huir de la Tierra. Es recordarnos que soñar en grande, imaginar lo imposible y trabajar juntos nos ha llevado donde ninguna otra especie ha llegado.

De la sabana a Marte es, en el fondo, un homenaje a las 10.000 generaciones que nos han traído hasta aquí. Es también una advertencia: no podemos dormirnos en los laureles. Lo que nos trajo hasta aquí no garantiza que sigamos avanzando. Pero si cuidamos nuestras ideas, fortalecemos nuestras instituciones y apostamos por la educación y la innovación, no hay límites para lo que podemos lograr en un futuro que aunque muchos piensen lo contrario ni está escrito ni tiene porqué ser el que muchos auguran.

El libro es finalmente una llamada a la esperanza que incorpora una serie de mensajes que deberían de ser asumidos por lo seres humanos con el objeto de construir un mundo mejor:

  1. Reivindicar la ciencia: Sin ciencia no hay vacunas, ni energía limpia, ni agricultura moderna. La ciencia debe ocupar un lugar central en nuestras decisiones.
  2. Fomentar la innovación constante: En todos los niveles. No solo en Silicon Valley. Innovar también es cambiar cómo enseñamos, cómo gobernamos, cómo convivimos.
  3. Construir instituciones inclusivas: Donde todos puedan participar y aportar. Sin concentración de poder ni privilegios blindados.
  4. Invertir en capital humano: Personas sanas, bien alimentadas, bien formadas. Eso es desarrollo.
  5. Colaborar a escala global: Porque el cambio climático, las pandemias o la inteligencia artificial no entienden de fronteras.
  6. Reducir desigualdades sin frenar el crecimiento: El talento está distribuido de forma más equitativa que las oportunidades. Alinear equidad con eficiencia es posible.
  7. Abrazar la tecnología con criterio: No se trata de frenar el progreso, sino de ponerlo al servicio del bien común.

Hemos llegado lejos. Pero si queremos que el viaje continúe, tendremos que seguir haciendo lo que mejor sabemos hacer: imaginar, crear y cooperar. Esa es la gran lección de este libro imprescindible.