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Sabemos que el impacto de la crisis será de una profundidad similar a la crisis de 2008, lo que no sabemos es cuál será el comportamiento de la recuperación.

Esta es una de las reflexiones claves que incorporar Xavier Marcet en uno de sus recientes artículos accesible en  https://www.viaempresa.cat/es/opinion/xavier-marcet-empresas-coronavirus_2117537_102.html

Inicio esta reflexión siguiendo su análisis “llegó el coronavirus. Avisando, pero nos llegó de golpe. Nos sorprendió ya la suspensión del Mobile World Congress. ¿Sería para tanto? Veíamos lo que pasaba en China, en Corea, pero estaba lejos. Llegó a Italia y reaccionamos lentos. No imaginábamos que la globalización fuese tan contundente”

Los efectos fueron imparables: distanciamiento social, paralización económica, colapso hospitalario, cifras de contagios y de muertes espantosas, visibilidad de un grave problema en las residencias para la tercera edad. Pasado el verano estabamos constatando que el impacto de la situación en el PIB español ha sido probablemente el mayor del mundo desarrollado, que el sector turístico va a tener que replantearse su futuro, que muchas organizaciones (y no sólo las del sector turístico se están concentrando en la supervivencia) y que es posible que tengamos un volumen muy importante de cierres de empresas con un impacto en el empleo de gran relevancia.

La forma en cada organización ha de reaccionar al impacto es diferente en función de circunstancias individuales como también de la realidad del sector en el que está inmersa. No obstante, siguiendo el esquema planteado por Xavier he aquí algunas consideraciones sobre las claves comunes a tomar en consideración en este momento. Es un momento para pensar y también para actuar. Una lista de 12 aspectos que me parecen clave:

  1. Recursos/tesorería: La primera reacción de una empresa ante una pausa como la actual es velar por las previsiones de tesorería. Ver las opciones para mantener una tesorería suficiente y analizar el tipo de ayudas públicas puestas en marcha asociadas al Estado de Alarma decretado. Velar por la tesorería es velar por la vida de la empresa.
  2. Cliente/usuario: Vivimos de nuestros clientes/usuarios. ¿Qué les está pasando a nuestros clientes? ¿Qué necesitan? Lo mejor es hablar con ellos. Pensar con ellos. Dudar con ellos. Animarnos juntos. La recuperación pasa por los clientes. Los clientes que tenemos y fidelizamos y los nuevos que podemos crear. No hay más.
  3. Recursos/equipo: hay que pensar en la comunidad de personas que forman la empresa. En la salud de nuestra gente. En cómo reconvertir cada puesto de trabajo en función de su perfil y de la situación. Algunos teletrabajarán. Otros no podrán y se deberá adecuar toda la operativa a parámetros de seguridad. Las máquinas conectan a la gente y lo deben hacer con fiabilidad, pero lo que crea valor son las personas. En muchas empresas, el binomio tecnología – empresas funciona bien. Tener una organización preparada para la contingencia es fundamental. Ahora lo hemos comprobado.
  4. Capacidades y competencias: Concentrémonos en las capacidades y competencias que valoran nuestros clientes/usuarios. Pensar en términos de lo que sabemos hacer bien (sabemos vender, sabemos ensamblar, sabemos tratar con clientes, sabemos gestionar logísticas complejas, etc.) y ver si nuestras capacidades nos permiten concebir otras oportunidades. Romper inercias en nuestra reflexión. Es en momentos de gran dureza dónde se toman decisiones que nos ayudan a repensarnos. Es un momento de re imaginar el binomio capacidades – oportunidades.
  5. Agilidad/innovación: Una muy buena parte de las oportunidades solamente lo son si respondemos a los retos con agilidad Ser ágiles nos permite tener una mejor perspectiva para innovar. Agilidad para sobrevivir. Innovar para dar mejores respuestas a las necesidades de nuestros clientes/usuarios. El Cobid-19 ha producido una discontinuidad que va a generar innovaciones relevantes. Tenemos que mantener la atención para ver cómo estas innovaciones que surgen pueden afectarnos. Hay que estar dispuestos siempre a explorar. Pensar en cliente y explorar.
  6. Aprender y desaprender: Toda la experiencia de los días de pandemia no puede quedar en saco roto. La vuelta a la normalidad supondrá una obsesión por volver a la vieja normalidad. Es lógico. Las primeras reuniones presenciales no serán para tratar como la empresa se reorganiza. Las primeras reuniones presenciales serán para decir cara a cara cómo está la tesorería, como se restablece la venta, la producción y cómo se cobra lo pendiente. Pero, habrá que buscar un espacio, más pronto que tarde, para aprender de las formas alternativas de trabajo, explorar que agilidades se pueden mantener y que cosas que se hacían por inercia y se pueden reinventar para crear más valor.
  7. Visión de 360ª: Recordemos que Drucker decía que las oportunidades acostumbran a venir desde fuera. Ante un entorno que se roto de forma abrupta, interactuar, pensar, contrastar con gente diversa puede inspirar, proporcionar corazonadas, intuiciones y algunas certitudes razonables de los que podemos hacer. Para pasar el Coronavirus hay que encerrarse en casa. Para superar el Coronavirus en la empresa hay que salir y explorar oportunidades con otros. Además, no hay a quién quejarse, mejor inspirarse.
  8. Liderazgo: En las actuales circunstancias, ser líder quiere decir no esconderse. Reconfigurar la visión. Ejemplarizar las propuestas. Pensar, pero decidir. Dudar, pero decidir. Líderes que transmitan confianza, que exigen porqué se autoexigen, que busquen una salida inclusiva a esta crisis. Que piensen en perspectiva. Este socavón profundo requiere una mirada a medio y largo plazo. Más que nunca, liderar es servir.
  9. Confianza: Es momento para la autenticidad. Para establecer lazos entre las comunidades profesionales que estén marcadas por el compromiso y la generosidad. Compromiso de los profesionales en ayudar a salir de una situación enormemente crítica y generosidad organizativa para compartir los beneficios futuros. Confianza en la recuperación, compromiso para concretar los esfuerzos y generosidad a la hora de gestionar los beneficios futuros. Se requerirán acuerdos para remar todos en la misma dirección pero para ello habrá que crear un clima de sensato equilibrio.
  10. Responsabilidad: Finalmente es un buen momento para que todos pensemos no sólo en nosotros mismos sino en colaborar socialmente. Hay momentos en que la responsabilidad social es simplemente un imperativo. Las organizaciones que no tengan una visión y actúen en consecuencia en temas sociales en estos momentos son organizaciones con propósitos menores.

Vivimos un momento excepcional. Tenemos una mirada familiar, personal, comunitaria fijada en la salud debemos también tener una mirada en la reconstrucción de esta crisis severísima. Hay que hacer las dos cosas a la vez. Dar prioridad a la salud y dar importancia a recuperar las organizaciones que nos permiten vivir con dignidad.