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Finalizaba el segundo post de esta serie haciendo referencia al hecho de que el Informe España-2050 formula un análisis o diagnóstico certero de la realidad que vivimos. También afirmaba que su calidad se resiente por su falta de concreción en las medidas que propone que no dejan de ser nada más que un catálogo de buenas intenciones.

Entre los meses de febrero a abril del año pasado escribí una serie de post (el primero, Futuro y futuro del empleo (I) – Pau Hortal publicado el 27/02/2020, y el último Futuro y futuro del empleo (yIV) – Pau Hortal publicado el 09/04/20). Creo que no es necesario recordar lo que ocurrió en nuestras vidas en el periodo transcurrido entre ambas fechas.

Los argumentos básicos que usé en los mismos eran:

  1. Estamos afrontando una revolución que cambiará, probablemente para siempre la forma de vivir y de trabajar.
  2. Aunque no tenemos ninguna certera sobre cómo será el futuro lo que parece de fácil pronóstico es el hecho de que los conceptos de trabajo y empleo no van a tener, para una parte relevante de los seres humanos el mismo significado que han tenido durante los últimos 2 siglos.
  3. Los cambios con los que nos vamos a enfrentar no tienen, probablemente, nada que ver con todo aquello que la humanidad ha experimentado desde el inicio de la especie.

Ha pasado un año y medio, vivimos el choque mental y emocional del inicio de la pandemia, nos hemos adaptado a un conjunto de nuevos requerimientos, y estamos empezando a vivir su superación gracias a la capacidad del ser humano de colaborar para el desarrollo de una vacuna. Aunque siempre en la vida humana sea aplicable el criterio de 2 pasos adelante y 1 atrás el futuro con el que vamos a tener que enfrentarnos estará enmarcado por los argumentos anteriores. La magnitud está por definir, pero es imparable y no afrontarla es un error que no podemos permitirnos cometer.

Al inicio de aquella serie me planteaba las cuestiones siguientes:

  • Tenemos un problema con el empleo que resolveríamos si fuéramos capaces de crear más empleo, aunque tengamos que convivir con la destrucción que generan los procesos de automatización. ¿Cómo podemos crear nuevas oportunidades de empleo? y ¿cómo los financiamos?
  • Es probable que el 50% de los empleos actuales puedan desaparecer en 10 años, pero sólo el 5% podrá ser sustituidos completamente.  ¿Es cierta esta afirmación? ¿Debemos de crear empleos ficticios?
  • Todas las previsiones plantean que 3 de cada 4 empleos disponibles 2030 no existen hoy. Aunque sí nos imaginamos que van a exigir nuevos perfiles y competencias. ¿Qué tiene que hacer nuestro sistema formativo para dar respuesta a estos retos?
  • El futuro de las pensiones depende del empleo. Una dependencia que no será posible mantener en el futuro ya que probablemente estaremos obligados a pasar de un sistema de protección del desempleo a otro basado en la protección a las personas. ¿Vamos a tener que renunciar al estado del bienestar por lo menos como lo hemos vivido en los últimos 30 años?
  • El mundo en 2050 se parecerá poco al que vivimos hoy, empezando por el hecho de que existe una alta probabilidad de que en los océanos haya más plástico que peces. ¿Cuál es el impacto real que el cambio climático (del que ya nadie es capaz de dudar) va a generar en el empleo.

Aunque no dudo que en el análisis de los especialistas que han intervenido en el Informe España-2050 hayan figurado este tipo de consideraciones, cuestiones o temas de debate no soy capaz de entrever que se hayan formulado ni planteado respuestas a las mismas. Probablemente por el hecho (tal como expone Javier Esteban en el artículo cuya referencia aparece en el primero de los post de esta serie) que el error fundamental del documento sea quedarse en paradigmas de la Tercera Revolución Industrial cuando posiblemente en 2050 estemos ya en la Quinta o la Sexta, o incluso las dos a la vez.


Recordemos también que el documento no es un ejercicio de prospectiva ya que no plantea escenarios y mucho menos acciones dirigidas a impulsarlos o minimizarlos.


Mientras tanto y revisando las 8 medidas que se plantean en el documento y que se señalan en el post (2) de esta serie me permito formular los comentarios siguientes:

En lo relativo al punto (1) (calidad en el empleo) ¿Es posible plantearse como medida de “calidad” la reducción de la jornada laboral de 35 horas cuando la media real hoy en España es de 31,9 horas? o ¿Qué soluciones estructurales, económicas y fiscales debemos de implementar para reducir la precariedad y el subempleo que está vinculado a esta realidad horaria?

En cuanto a la medida (2) (reforzar las políticas activas de empleo) el documento plantea la creación de una plataforma digital estatal que probablemente no aportará ningún valor y no propone medidas dirigidas a contestar a la cuestión clave como es la de ¿Qué podemos o debemos hacer para que éstas se desarrollen de forma más coordinada, sean más eficientes y además se evalúen adecuadamente sus resultados? Recordemos que el propio ejecutivo ha reconocido que una parte relevante de los fondos dedicados a estas políticas son claramente injustificables.

En relación a los puntos (3) y (5) (nuevo marco normativo y desarrollo de la negociación colectiva) sólo recordar que vamos a tener que plantearnos (a corto plazo) si queremos que unos pocos trabajen mucho tiempo o que muchos lo hagan durante menos tiempo. En otras palabras ¿Necesitamos repartir el trabajo existente, aunque sea mediante mecanismos de reducción de jornada? Un debate que no aparece en el documento y que va a suponer que el empleo deje de ser el eje de la vida social y el referente para las prestaciones sociales. Paralelamente, al margen de determinadas correcciones en los procesos de negociación colectiva, cabe preguntarse si debemos reformarlos para adecuarlos mejor a las nuevas realidades del mercado?

Respecto a las medidas (4) y (6) (desarrollo de medidas de protección social e incremento de la participación laboral de los nuevos colectivos) ¿Vamos a seguir gestionando en España estos temas de forma tan descoordinada y/o diferencial como lo estamos haciendo hoy? y ¿Cómo gestionaremos una situación en la que, como consecuencia de la nueva pirámide demográfica,  vamos a tener que convivir en un contexto muy diferente al que vivimos hoy?

En relación a la señalada con el número (7) (inmigración y talento) el documento señala que necesitamos 200.000 inmigrantes al año para cubrir los déficits de nuestra población activa. ¿Cómo lo vamos a gestionar? cuando sólo nos preocupan las medidas policiales y no hacemos ninguna reflexión y análisis serio sobre nuestra capacidad actual para atraer y retener su talento. Y en otro sentido ¿Qué vamos a hacer para atraer a los emigrantes que han salido del país en los últimos años?

Y en cuanto al (8) u último (entornos laborales más satisfactorios) ¿Cómo gestionaremos un entorno laboral, en el que haya mucho trabajo (actividades) y pocos empleos (por los menos en los términos que hoy conocemos)?, ¿Cómo van a ser la gestión en unas organizaciones integradas por profesionales de alta cualificación internos, trabajadores nómadas, empleados permanentes y robots? y ¿Qué impacto tendrá la mayor longevidad media?

Y por cierto convendría tomar en consideración algunas predicciones como las que formula Jeff Schwartz que plantea un posible renacimiento del mercado de trabajo.  Con otros formatos, con criterios diferentes, con cambios de paradigmas, pero parece que el futuro no puede ni debe de ser tan malo y que pueden haber escenarios más favorables del que muchos podemos imaginar. 

En cualquier caso, creo que es posible adoptar una actitud de optimismo realista que nos permita gestionar el periodo de transición y que sabremos hallar una solución a los problemas y realidades que el informe formula. Sin embargo, alguien debería de impulsar un contra-informe centrado en los cambios de paradigma que necesitamos impulsar si o si para evitar el «autoengaño” empezando por situarnos en un escenario a 3 o 5 años como máximo. Deberíamos evitar los elementos «propagandistas» y centrarnos en resolver los problemas que tenemos y que podemos aprontar con posibilidades razonables de éxito.

Recordemos que si hablamos del 2050 un momento en el que es bastante probable que algunos ya no estemos (no nos toca) pero a los que sigáis ahí predeciros que el futuro estará integrado por elementos y realidades muy distintas a las que subyacen en el Informe. Y también tomar consciencia de que un mes antes de la crisis del 2008 y de la aparición del Covid-19 en 2020 muy pocos economistas fueron capaces de pronosticar lo que se produjo después y los efectos que ello comportaría.

Y para terminar de la misma forma que en el primero de estos post os recomendaba diversos artículos, hoy os recomiendo el mensaje que Marc Vidal ha publicado sobre el Informe-2050 accesible en https://www.youtube.com/watch?v=u_fo3cB-A7g&ab_channel=MarcVidal