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A pocos días del inicio de la campaña electoral he recordado que en Junio del 2011 escribí que los cambios estructurales que necesitábamos se deberían instrumentar a través de un fuerte liderazgo político. 

Y en mi post http://pauhortal.net/blog/la-profundidad-del-cambio/ proseguía «sin embargo no veo que nuestros políticos tengan el mínimo interés en plantearnos ni proponerlos. Siguen más preocupados por defender su parcela, por su posición electoral, por el corto plazo, que en tomar el toro por los cuernos y asumir el rol de liderazgo que les sería exigible”.

En ese momento desconocía, como todos, cuáles iban a ser las consecuencias políticas del movimiento del 15 de Mayo (que hoy 4 años después todos conocemos dado que ha sido la base sobre la que se ha estructurado PODEMOS), lo que de todas formas no me impedía afirmar que “lo más importante y significativo de este movimiento no está en los problemas de orden público que pueden haber planteado, sino en el hecho de que se ha convertido en el referente público de un descontento social».


Y en la expresión palpable de la demanda de reformas en nuestro sistema político que consideraba y sigo considerando, como otros muchos, es necesario plantearse de verdad. 


Lo que ocurrió después lo hemos vivido todos. Asistimos, tan sólo unos meses después a la victoria por mayoría absoluta del Partido Popular. Hemos vivido y probablemente «sufrido» la que probablemente sea la última «mayoría» que a mi me tocará vivir. Hemos constatado lo que ocurre cuando aplicamos un modelo de gestión basado en dejar que la mayor parte de las cosas se resuelvan solas. Hemos asistido a la puesta en marcha de una serie de reformas y a una gestión de la crísis con algunos aciertos y muchas, muchas lagunas. Y, no puedo ni debo olvidarme de ello, hemos vivido el desarrollo y profundización del (en catalán) “Procés Català”

Y proseguía mi argumentación planteando alguna de las reformas que consideraba resultaban imprescindibles e insoslayables. Reformas sobre las que poco o nada se ha hecho y que seguimos teniendo pendientes.

Algunos ejemplos: No se ha hecho ningún cambio en la Ley Electoral (listas abiertas y una nueva fórmula de cómputo de escaños que facilite una mejor relación entre número de votos y participación política). Seguimos pendientes de la revisión del modelo autonómico (en el que lo único que se ha hecho es un proceso de centralización de competencias dirigido exclusivamente -desde mi punto de vista- a mantener las estructuras burocráticas del gobierno central). Y  poco se ha hecho respecto a la reforma de la Administración Pública que sigue siendo una estructura pesada y costosa en la que los criterios de eficacia y eficiencia dejan mucho que desear.

Paralelamente es posible afirmar que en el resto de ámbitos en los que si que se han planteado algún tipo de reforma: Sistema Financiero, Judicial, Educación/Formación y Mercado de Trabajo lo que se ha hecho era probablemente necesario (excepto en educación) pero ha resultado claramente insuficiente.

Seguimos por tanto en una situación en la que (aunque estemos algo mejor fundamentalmente por causas externas) podría ser perfectamente aplicable lo que escribe en La Vanguardia Rafael Jorba el pasado 4 de Julio refiriéndose a la situación en Grecia. “El país ha entrado de nuevo en recesión…….y tiene los deberes por hacer: exceso de burocracia e hipertrofia del sector público, sistema fiscal obsoleto y evasión crónica, déficit presupuestario permanente y deuda galopante, clientelismo cotidiano y poder omnímodo de los grupos oligárquicos» Probablemente  la gravedad de «nuestra enfermedad» no sea terminal (como pudo ser el caso de Grecia) pero ¿alguien no diría que es una excelente transcripción de lo que nos ocurre?

Por cierto aquí está el link de acceso a este excelente articulo http://www.lavanguardia.com/opinion/articulos/20150704/54433205244/tsipras-podido-rafael-jorba.html/

Y mientras tanto….

Todo el mundo vaticina cambios relevantes en el escenario político tras las próximas elecciones. Las cosas van a cambiar aunque probablemente el ganador siga siendo el Partido Popular. Creo que la mayoría somos conscientes de que hay cosas que deben de cambiar aunque alguna de ellas nos puedan afectar directamente. Decía en el citado post “En este sentido me atrevo a formular la predicción de que estos planteamientos podrían ser claves para una presencia electoral relevante de una nueva formación política a corto o medio plazo” y continuaba “lo de la falta de liderazgo en nuestra clase política, es preocupante. Está claro que debemos realizar todos estos cambios de carácter estructural y no parece que ni el PSOE ni el PP estén claramente por ello”.


Como una persona “senior y moderada” más (conceptos a los que también me he referido en mi blog al referirme al «proces català») creo que los cambios hay que hacerlos de forma controlada y “paso a paso”, pero…..


Aunque es cierto que mi visión (recordemos Junio 2011) estaba centrada en la necesidad de la aparición de una alternativa política como la que hoy supone Podemos no debo olvidar que fui incapaz de prever la irrupción de Ciudadanos en la escena política. Una presencia que se ha producido como consecuencia del descontento producido en una parte del electorado “moderado” del conjunto del Estado. Aunque tengo previsto referirme a ello en un próximo post tengo que afirmar que comparto muchos de los planteamientos respecto a las reformas que formula esta fuerza política, con la discrepancia (evidente por otra parte perfectamente reconocible) de su posición sobre Catalunya.

En esta línea os invito a acceder a http://pauhortal.net/blog/elecciones-reformas-estructurales-y-movimiento-del-15-m/ En este caso un post publicado el 13 de Noviembre del 2011 en que formulo cosas como las siguientes “a una semana de las elecciones del 20 de Noviembre, lo que sabemos es que el movimiento se ha “difuminado” y que probablemente Izquierda Unida y algunas otras fuerzas políticas intentan recoger en sus programas algunas de las ideas surgidas en él……. Mientras tanto, y a la espera de un triunfo más que previsible por parte del Partido Popular, no se han resuelto ninguno de los problemas planteados por el movimiento».

4 años después (otra vez el número 4 al que me he referido en un post reciente), estamos ante un nuevo proceso electoral que en este caso si que puede suponer un cambio radical en el escenario político. Un cambio político que se produce porqué seguimos sin haber abordado ninguna de las «grandes reformas» que necesitamos y que muchos ciudadanos demandamos.

Para terminar volviendo a lo escrito en este último post. “Parece de sentido común aplicar aquí aquello de que es mucho mejor potenciar nuestros puntos fuertes y olvidarnos de los débiles» Y lo decía pensando en que no podemos ni debemos renunciar a lo que somos, aunque ello no debía de ser un freno para afrontar los “cambios estructurales que modifiquen algunos de los comportamientos perversos que se han instalado en nuestro modelo social”

Esperemos que después del 20 de Diciembre seamos capaces de abordar los problemas (empezando por el catalán) y encontrar soluciones adecuadas para, como ya he dicho en varias ocasiones en positivo y hoy voy a hacer negativamente: no dejar a las futuras generaciones un mundo peor.