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Para gestionar adecuadamente la “transformación” necesitamos prever la profundidad de los cambios con los cuales nos enfrentarnos.

En un entorno en el finalmente no se trata tan sólo de usar mejor o peor, o con más o menos recursos, las tecnologías más avanzadas sino de ser conscientes de que  «El liderazgo del cambio digital es una cuestión de personas…. y de habilidades«. Una afirmación de Bernardo Crespo que comparto totalmente.

Sobre la cuestión de cómo afrontar esta transformación me ha parecido relevante por su concreción lo publicado en http://tiempodemanagement.com/tag/transformacion-digital/ En este post que no indica quién es su autor se expone lo siguiente: “desde el cliente: tenemos que proporcionarle una experiencia de usuario de la máxima calidad, teniendo en cuenta el contexto y la experiencia  (lo que exige proporcionarle un entorno de confianza). Desde el entorno: haciendo uso del intercambio de conocimientos, la economía colaborativa, las redes sociales y los últimos avances tecnológicos. (que nos impone la obligación de no quedarnos atrás) Desde la competencia: buscando alianzas con las que todos salgamos beneficiados” Y no desdeñando ninguna de las ayudas que nos puede aportar la tecnología.

Probablemente Enrique Dans mantiene una visión mas optimista sobre la velocidad e intensidad del cambio, que conviene considerar. Ha publicado recientemente un post en https://www.enriquedans.com/2017/02/el-ano-de-la-division-digital.html en el que augura que ya en 2017 empezaremos a constatar la existencia de organizaciones que desarrollaran entornos digitales en los que los entornos laborales “se convierten en enormes imanes capaces de atraer talento, mientras las que siguen exigiendo ocho horas de culo pegado a una silla pierden progresivamente a sus empleados de valor…. Veremos cómo algunas compañías se afanan por eliminar los trabajos aburridos, sucios, peligroso o deshumanizantes sustituyéndolos por procesos robóticos en los que los robots ya no son meros autómatas, sino entes capaces de tomar decisiones en contextos cada vez más complejos”.

Sigo con Enrique ya que en su post https://www.enriquedans.com/2017/03/la-revolucion-de-los-datos.html afirma que “La revolución de los datos y la transformación digital se expresa con absoluta claridad en esos momentos, cuando eres capaz de pasearte por la inmensidad de un MWC y…… te das cuenta de que todo, prácticamente todo lo que has visto tenía ese hilo conductor común. Si algo va a cambiar en los próximos años va a ser eso, la orientación de toda la actividad empresarial a la generación y explotación del dato, a su análisis constante mediante todo tipo de técnicas de machine learning, y al replanteamiento de las ventajas competitivas de todas las compañías, independientemente de su actividad, en torno a ello”. Prosigue Enrique reflexionando sobre su propia experiencia personal como profesor. “Todo eso que llevas tiempo explicando en clase, esa transformación digital que incluye las relaciones con los clientes, los flujos de datos internos y el replanteamiento del modelo de negocio, convertida ya en un elemento común a todos los negocios, y con la idea de que aquellos que no lo vean, simplemente dejarán de ser competitivos”.

Mientras que en https://www.enriquedans.com/2017/03/el-2020-como-frontera.html prosigue sus reflexiones en el sentido siguiente: “Fijar el 2020 como año de desarrollo e implantación (final) de muchas de las revoluciones que estamos viendo perfilarse desde hace ya varios años no es especialmente temerario si tenemos en cuenta que, en muchos casos, hablamos de tecnologías que marcan un antes y un después en muchas industrias”. En su opinión viviremos un nueva «división digital equivalente en importancia a la que marcó la llegada de internet, y que, por tanto….. representará una presión competitiva fortísima y una auténtica carrera brutal por la adopción (de estas nuevas tecnologías) en la que nadie que cuente con los medios para posicionarse quiere o puede quedarse atrás».


Creo que hoy somos probablemente incapaces, todavía, de visualizar los límites a este proceso de transformación digital. Aunque es probable que finalmente sea un proceso totalmente revolucionario que modificará sustancialmente la vida humana.


Esperanza Pariente en http://www.divisadero.es/que-por-que-como-transformacion-digital afirma que “La transformación o revolución digital es una transición de la generación de valor tradicional basada en la fuerza productiva e industria automatizada, a la generación de valor a través de lo conectividad, automatización y optimización digital de procesos, que se ve facilitada gracias a la tecnología conectada y al cambio de necesidades y comportamientos de la sociedad de nuestros tiempos”.

Por ello exige en un reenfoque total de los modelos y de la estrategia de las organizaciones y de sus actividades “con el fin de buscar mejoras en los procesos u oportunidades en los activos intangibles y, hasta ahora, invisibles para los directivos de una organización”. Un proceso que abre “la gran caja de la  innovación y el intraemprendimiento…… permitiendo descubrir territorios…. donde nuestras organizaciones pueden encontrar nuevas oportunidades de negocio y un crecimiento brutal que puede convertirnos en disruptores de nuestra propia industria”.

Un proceso de transformación que no será fácil, que generará reticencias y cadáveres pero que esperemos sepamos gestionar entre todos para que nos permita entrar en una nueva era que ofrezca al ser humano nuevas oportunidades para su desarrollo. y que desde el punto de la gestión de personas está suponiendo que hoy ya se ponga el acento en la búsqueda de personas dotadas de la capacidad para visión estratégica, con flexibilidad al cambio, sin miedo para afrontarlo y con aptitudes para la interrelación personal y conseguir el «empoderamiento» de las personas. Los tiempos del «ordeno y mando» parecen haber desaparecido.