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Creo que todos necesitamos, como personas y como organizaciones, ser conscientes de hasta donde pueden llegar el desarrollo de la «inteligencia artificial». 

Mientras que en el post del último mes sobre esta temática hacía referencia a la necesidad de transformación del conjunto de las Administraciones Públicas o Sector Público http://pauhortal.net/blog/transformacion/ hoy pretendo hacer referencia a los procesos de transformación que están viviendo (gracias a la adopción de la inteligencia artificial) otros ámbitos sociales, y de los cuales ya estamos notando los efectos.

Como introducción os hago llegar un link al video que encontrareis en http://www.mckinsey.com/business-functions/mckinsey-analytics/our-insights/ask-the-ai-experts-whats-driving-todays-progress-in-ai. En tres minutos Mckinsey nos pone en antecedentes sobre  el ABC sobre los cambios que vamos a tener que soportar y adoptar como consecuencia del desarrollo de la Inteligencia Artificial. Un link que podemos relacionar con el publicado el pasado mes de Mayo accesible en este link  http://www.mckinsey.com/global-themes/digital-disruption/whats-now-and-next-in-analytics-ai-and-automation? en el que se expone que “Las innovaciones en la digitalización, la analítica, la inteligencia artificial y la automatización están creando oportunidades de rendimiento y productividad para los negocios y la economía, aun cuando remodelen el empleo y el futuro del trabajo…… Los rápidos avances tecnológicos en digitalización, datos y análisis (cambian radicalmente) el panorama empresarial….. permitiendo la aparición de nuevas innovaciones empresariales y nuevas formas de competencia. Al mismo tiempo, la tecnología en sí continúa evolucionando, trayendo nuevas oleadas de avances en robótica, analítica e inteligencia artificial…. y especialmente el aprendizaje automático…..


(No podemos obviar que todos estos procesos) constituyen un cambio radical en las capacidades técnicas que podrían tener profundas repercusiones en los negocios, en la economía y… en la sociedad».


Es posible que los cambios que vamos a tener que vivir sean tan brutales que, no tienen nada que ver con lo que ya estamos viviendo, y al mismo tiempo es posible que lleguemos a no reconocernos ni a nosotros mismos, aunque no van a ser probablemente tan rápidos cómo técnicamente pudieran ser posibles simplemente por el freno que suponen los “factores educativos y culturales”. Al respecto creo conveniente citar las reflexiones que Alfredo Pastor del IESE propone en http://www.iese.edu/es/conoce-iese/prensa-noticias/noticias/2017/march/se-trata-de-proteger-al-trabajador-no-puesto-trabajo/. Su planteamiento no es otro que “La respuesta es, siempre, educación”. El problema, sin embargo, es tan simple como que las instituciones docentes no saben qué es lo que la tecnología va a exigir de los trabajadores en los próximos años. Las que mejor lo pueden saber o deducir son las organizaciones y empresas. Por consiguiente, “tiene que haber una implicación mucho más directa de las empresas en las políticasde formación (dado que) no se puede proteger el puesto de trabajo porque no sabemos cuál va a ser”. Se puede proteger al trabajador para facilitar a los jóvenes el acceso al mercado de trabajo, ofreciéndole una formación adecuada -“y si me preguntáis cuál, os diré que no lo sé”, reconoce Pastor- y durante su trayectoria profesional, consiguiendo que «cuando uno sale de un empleo tenga una cierta seguridad de que va a conseguir otro”. Un tema recurrente sobre el que volveré en mi comentario del próximo mes de septiembre.

Durante la preparación de este comentario he podido acceder a muchos comentarios e ideas sobre el proceso de transformación en el sector sanitario aunque muchos de ellos tengan un carácter técnico. De entre los más generalistas he escogido el escrito por Leticia Rodriguez publicado en el boletin digital de PWC accesible en http://ideas.pwc.es/archivos/20170421/yo-robot-y-medico  y en el que se expone que “El mundo ha cambiado. Los ciudadanos quieren disfrutar de los beneficios del uso de las nuevas tecnologías. Y el sector sanitario también debe transformarse. La aplicación de la inteligencia artificial y de la robótica en la sanidad (tendrá) el extraordinario potencial de poder transformar los actuales sistemas de salud, reactivos y centrados en el cuidado, por un modelo proactivo y de prevención, mucho más eficiente y efectivo». Un cambio radical que modificará las relaciones entre los usuarios y los profesionales sanitarios aunque es probable que genere mayores niveles de salud y más eficiencia en el tratamiento de la enfermedad.

Enrique Dans en https://www.enriquedans.com/2017/05/salud-y-datos-no-tan-sencillo.html expone la relevancia de los conceptos culturales como freno a los procesos de transformación en este sector “¿Quién en el sistema de salud va a ser el primero en atreverse con una tarea…. que exige un tratamiento de datos sensibles y un desarrollo de machine learning específico?…… Sin embargo, parece claro que existe un mercado para (un) tipo de monitorización preventiva de la salud, y es más, que muy posiblemente, resulte la manera óptima en todos los sentidos – costes incluido – para lidiar con su cuidado». Y termina preguntándose «¿Puede la generación masiva de datos convertirse en la clave que permite mantenernos alejados del médico más tiempo, solo llegar a su consulta cuando es realmente necesario, o incluso llegar a tomar decisiones antes de que surjan las complicaciones, en modo preventivo? ¿Pueden los wearables, sensores y el machine learning permitir una explotación más razonable y eficiente de los recursos de los sistemas de salud?»

Silvia Martin de Roca Salvatella en http://www.rocasalvatella.com/es/retos-y-oportunidades-de-la-transformacion-digital-en-la-banca expone algunas ideas sobre los cambios que se están produciendo en el sector bancario. “Hablar de transformación digital es hablar de oportunidades de negocio y eso es, precisamente, lo que hoy necesita la banca tradicional para mantener su liderazgo en un sector en plena disrupción. De hecho, muchas de las grandes entidades financieras ya han empezado a trabajar para averiguar cómo pueden cambiar los productos y servicios, sus procesos internos, los puntos de contacto y su cultura interna y satisfacer así las necesidades cambiantes de sus clientes”.

Un ejemplo de los cambios que la transformación genera en los procesos industriales puede ser el de la industria del agua. En la Harvard Business Review del mes de Mayo he leído el comentario publicado en https://www.hbr.es/it/626/big-data-vs-filtraciones-la-transformaci-n-digital-de-la-industria-del-agua Un excelente artículo que pone encima de la mesa como el buen uso de las nuevas tecnologías permite “mejorar la utilización de activos físicos en negocios que no transcurren en línea, como la industria del agua. En ese contexto, el rol de los datos no consiste en hacer que los mánagers suenen analíticos. Su rol es ayudar a tomar mejores decisiones e impulsar la generación de valor». En otras palabras conseguir un mejor uso y más racional de este recurso. Por cierto un bien vital y escaso del que deberíamos de preocuparnos más.

Respecto a los ámbitos organizativos os propongo seguir con los argumentos de Silvia Martin en el post referenciado. “En definitiva, lo digital se está convirtiendo en una palanca estratégica para lograr un crecimiento de los ingresos (empresas) y fortalecer la relación con los clientes (empresas, organizaciones y sector público). Hoy, subirse al tren (de la innovación) aún es una ventaja, mañana será un requisito ineludible para sobrevivir” y también los que formula Joan Clotet en https://es.linkedin.com/pulse/humanos-la-obra-joan-clotet-sul%C3%A9 “Todo aquello que lleva mucho tiempo sin cambios es susceptible de ser revisado y cuestionado. Empezando por nosotros mismos. Todo lo que hacemos puede y debe hacerse mejor, la tecnología es una palanca pero nuestra mentalidad es el freno o el motor”.

Enrique Dans en  https://www.enriquedans.com/2017/06/asumiendo-el-cambio-de-papel-de-las-maquinas.html escribe en un post titulado “asumiendo el papel de las máquinas” que debemos tener presente lo ocurrido en el año 1997 (hace 20 años, el tiempo pasa muy rápido) cuando Garry Kasparov perdió por primera vez contra –una máquina-. “Desde aquella partida de ajedrez, las cosas han cambiado mucho. Ahora una máquina con capacidad de aprender ya gana a los humanos (a juegos como el Jeopardy, el Go y hasta el poker), pero lo importante no son estos retos y desafíos meramente propagandísticos, sino la posibilidad de aplicar esa capacidad de aprendizaje a muchas otras tareas».

Pensemos que hoy una máquina ya no es «simplemente algo capaz de hacer lo que un humano le indica, una tarea repetitiva que es desarrollada más rápido, con más precisión y con menos errores, sino que se ha convertido en algo capaz de hacer cosas que los humanos no son capaces de hacer: aprender de unos datos, desarrollar un modelo que los explica, y llevar a cabo análisis mejores que los que podrían llevar a cabo los humanos que la programaron”. Aunque debemos de perder el miedo. Las máquinas no van a evolucionar por si mismas «para convertirse en terminator ni en ningún otro tipo de robot asesino, porque no son inteligentes: simplemente son capaces de llevar a cabo procesos de aprendizaje en tareas muy definidas, con reglas acotadas y escenarios limitados, pero no por ello dejan de tener extraordinarias posibilidades, capaces de separar a las empresas competitivas de las que no lo son”.

Apretémonos nos cinturones pero siendo conscientes de donde puede llevarlos para lo bueno y para lo malo el concepto de Inteligencia Artificial.