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No debemos tener ninguna duda en el hecho de que los efectos del cambio climático son probablemente el desafío más importante con el que nos enfrentamos hoy.

Aunque no soy ningún especialista, si soy un ciudadano preocupado por algo que nos debería de ocupar a todos. El pasado mes de Octubre se publicó un informe del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático que revela la desespera situación en la que nos encontramos. Informe cuyas conclusiones han sido corroboradas posteriormente por la revista Nature en el artículo “Current fossil fuel infrastructure does not yet commit us to 1.5 °C warming y accesible en https://www.nature.com/articles/s41467-018-07999-w

El primero de los informes accesible en https://www.nationalgeographic.es/medio-ambiente/2018/10/informe-ipcc-efectos-cambio-climatico-mas-graves muestra como un incremento de la temperatura en el planeta de tan sólo 1´5ºC puede llegar a generar una catástrofe medioambiental sin ningún tipo de precedente (por lo menos conocido) en la historia de nuestro planeta. Una situación que parece de ciencia ficción y que parecer no estar entre las preocupaciones más relevantes de nuestros líderes. Resulta cuanto menos curioso ver cómo somos incapaces de afrontar un reto como este que puede poner en cuestión el futuro de nuestra especie. Y cómo seguimos negando (desde distintos ámbitos) lo que nos viene encima o simplemente de mirar para otro lado. Lo que me hace recordar que los seres humanos somos espantosamente malos a la hora de pensar en el largo plazo.


De la lectura de estos informes muchos deducen un cierto alarmismo. ¡No lo son! Nos quedan sólo 10/15 años para que evitar lo que puede llegar a ser una catástrofe climática irreversible.


Es el momento de plantearse soluciones radicales, que vayan mucho más allá del actual voluntarismo o la directa negación del problema. Un ejemplo de las acciones que podemos llevar a cabo sería la de eliminar completamente los combustibles fósiles. Una acción que debería llevarse a cabo, no en décadas, sino en plazos de pocos años.  Si nos parece que la vida sería inviable sin ellos, tenemos un problema, porque la vida del ser humano será inviable fundamentalmente por culpa de ellos.

Unos planteamientos que no son baladí y que han sido corroborados por la National Climate Assessment (NCA) norteamericana quién en otro informe sobre el impacto, los riesgos y la adaptación de los Estados Unidos al cambio climático, concluye, en flagrante contradicción con las opiniones vertidas por el Presidente Trump, que los efectos del cambio climático están siendo y serán devastadores. Unos efectos que generarán impactos que evalúan en miles de muertos (en los próximos 10 años) y cientos de billones de dólares en daños y todo ello sin que se produzca un gran catástrofe. Un informe (de más de 1500 páginas) que es resultado final de una colaboración entre más de 10 agencias con más de 300 trescientos científicos destacados analizando los diversos aspectos del problema.

Del análisis de estos informes podemos sacar la conclusión de que, en las condiciones actuales, podríamos evitar el calentamiento del planeta por encima de esta cifra fatídica (1,5ºC) si iniciáramos inmediatamente la retirada de los combustibles fósiles o si simplemente no renovamos los aparatos que actualmente la utilizan. Y todo ello asumiendo una vida útil de 40 años para centrales de carbón y hornos de cementeras, de 15 años para los automóviles y de 25 otros medios de transporte como aviones y barcos. Unas fuentes que son responsables del 85% de las emisiones de gases que provocan el calentamiento global.


En otras palabras, o lo hacemos ya o los efectos traumáticos del cambio climático son inevitables y no tan sólo para nuestros hijos sino para nosotros mismos.


Mientras tanto, recordemos, que estamos estableciendo legislaciones y normativas que se aplicarán a partir del año 2040. En otras palabras, posponiendo, 20 años la adopción de medidas totalmente necesarias. Mientras algunos están demasiado ocupados “ganando dinero como para que se planteen algo tan insignificante como salvar el planeta y la civilización humana. Mientras algunos intentan calcular el tiempo que nos queda, otros siguen empeñados en abrir centrales de carbón o en fabricar vehículos de gasoil y gasolina”. Una afirmación que Enrique Dans formula en el post accesible en https://www.enriquedans.com/2019/01/se-acaba-el-tiempo.html y que le lleva a constatar que tenemos tecnología para hacer esta sustitución (no deberíamos preocuparnos por ello) sino por la voluntad de las personas y los líderes que “se empeñan en minimizar ese riesgo y en insistir en no renunciar a determinados estándares de lo que consideran bienestar». En este contexto la respuesta a un problema que puede convertir a la tierra en un planeta inhabitable en 20 años no es prohibir los vehículos con comestibles fósiles (en 2040) ya que parece bastante probable que, cuando nos pongamos a ello, ya no nos quede nada por salvar.

Refiriéndonos al sector de la movilidad “La respuesta lógica, (..) tendría que ser prohibir la fabricación de esos vehículos ya, de manera prácticamente inmediata, y obligar a todas las compañías que los fabrican a ser competitivos en la fabricación de automóviles eléctricos. Dar por amortizada la tecnología del motor de explosión, pasar página y seguir adelante. Mientras sigamos con la mentalidad de aplazar las medidas a varias décadas vista, seguiremos incumpliendo los plazos y condenándonos a un futuro que nadie debería vivir”.

Ciertamente el problema del cambio climático, una certeza que nadie en su sano juicio debería de negar (basándonos en las evidencias técnicas y científicas que ya tenemos en nuestro poder), es fundamentalmente una realidad que podría minimizarse. Aunque el reto sea mayúsculo y el problema de una magnitud inigualable (ya que es sin ningún género de dudas el reto más transcendente con que nos hemos enfrentado como especie) podemos enfrentarnos a él. Pero para ello necesitamos crear consensos sociales, cuanto más amplios posibles, para poner en marcha acciones inmediatas. E inmediatas significa, por lo que se deduce de los informes técnicos, ahora, no dentro de 15 o 20 años. Es posible que todavía hoy, con determinadas acciones, podemos provocar efectos que corrijan una tendencia que nos lleva directamente al desastre.

Al margen de la voluntad necesitamos ser capaces de atacar el problema. Y para ello deberíamos de utilizar todo el conjunto de herramientas que ya hoy la tecnología pone a nuestra disposición, aunque necesitemos invertir más en su desarrollo y sobre todo cambiar la conciencia social. Y particularmente la de muchos de nuestros dirigentes políticos con el objeto de que dejen de ocuparse del corto plazo y empiecen a centrar sus esfuerzos en una realidad que hoy ya es presente y que condicionará sin duda nuestro futuro como especie.