Tiempo de lectura: 4 minutos

Escribí en mi blog el 05/09/2013 un post titulado «Entender, comprender y cambiar. El problema catalán” http://pauhortal.net/blog/tergiversar-la-realidad-la-situacion-de-catalunya-tergiversar-la-realitat-la-situacio-catalana/

En el expresaba mi criterio de que las acciones que iban a celebrarse unos días después (11 de Septiembre)en los actos de la diada no iban a suponer sino un paso más en el proceso que Catalunya había iniciado en 2010 después de la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto de Autonomía.

Aunque mi blog está básicamente centrado en temas profesionales no deja de ser (al margen de un lugar en el que expongo mis criterios sobre las áreas en las que estoy involucrado) un reflejo de mis opiniones y criterios sobre los temas que vivimos y/o sufrimos. De este modo a menudo escribo sobre la actualidad económica y política y los escenarios de cambio en los que estamos viviendo. Y es evidente que lo que ocurre en Catalunya merece algún comentario.

Ya un año antes en el post publicado el 27-09-2012 “No me resisto a escribir sobre Catalunya” afirmaba que, me sentía obligado, pese al conjunto de las opiniones negativas sobre el proceso y sus resultados que se estaban formulando desde todos los ámbitos, a destacar los comentarios realizados por ciudadanos con sentido común como, por ejemplo, Vicente Del Bosque quién había afirmado después de la diada de este año que el pueblo catalán se había manifestado “libremente, pacíficamente, sin agresividad y había que ser tolerante con eso y entenderlo”.

En otro entorno Iñaky Gabilondo, a cuyo sentido común me he referido recientemente, viene desde hace algún tiempo formulándose reiteradamente la pregunta de “¿Qué se está haciendo para recuperar a Catalunya?”. El mismo sé contesta con expresiones como: “no somos conscientes de que los jóvenes catalanes están viviendo en una lógica diferente viendo a España como una mera realidad administrativa como puede ser la OTAN o la UE” para proseguir con “lo ocurrido en Cataluña hace historia en las luchas democráticas y es ejemplar. Cómo tantas veces Cataluña nos ha dado de nuevo una lección. Pero las lecciones las aprende quien no tiene prejuicios y quiere aprender”.

Por su parte Suso del Toro ha expuesto mensajes como: “los medios de comunicación de alcance estatal, todos ellos radicados en Madrid, crearon durante décadas una conciencia de España que falseó su realidad. En ese falseamiento Cataluña fue ignorada y despachada bajo clichés interesados…..la generalidad de la población española ignora todo de Cataluña y en cambio está llena de prejuicios hacia los catalanes”.

Para terminar estas referencias quiero destacar la carta abierta publicada en Julio del 2010 por el actor Juan Diego http://www.burbuja.info/inmobiliaria/nacionalismos/487542-carta-abierta-del-actor-juan-diego-libertad-de-catalunya.html. “Independentista como madrileño he llegado a la conclusión de que soy independentista catalán. No entiendo al Gobierno de España. No entiendo cómo puede tener a una comunidad de siete millones y medio de personas así. Una comunidad que tiene tres idiomas oficiales. Que es referente en muchos campos y que ha sido motor de España desde antes de la democracia. Que no sólo ha sido puerta de entrada de importaciones, inversiones y turismo, que es puerta de entrada de cultura, modernidad y respeto. No se le puede decir a un pueblo que no use su idioma para educar a sus hijos”.

Y prosigue que no podemos pretender que los catalanes “se queden inmóviles amenazándoles con qué les pasará si nos abandonan. No es dinero lo que perdemos. Perdemos siete millones y medio de habitantes, cultura, gente muy importante y preparada en muchos campos, empresas internacionales y nacionales, industria, prestigio, calidad como país y democracia”.

Creo que lo que esta en juego hoy (verano del 2015) no es sólo el resultado de una serie de intereses, probablemente todos legítimos, sino la cuestión de cuál va a ser nuestro futuro y hasta qué punto podemos ser protagonistas de él.

Mientras tanto me sigo apuntando (por esto me denomino como moderado) a la demanda de un cambio de actitud en el conjunto de la clase política española de todos los signos y al requerimiento de que hagan el esfuerzo para entender la realidad de los problemas y para enfocar soluciones de consenso. Ahora bien estoy plenamente convencido de que hemos perdido mucho tiempo y hoy ya no se puede impedir que los catalanes votemos el próximo 27 de Septiembre en la llamada clave plebiscitaria” y manifestemos libremente cuál es nuestra opción colectiva.

Soy de los que pienso que hubiese sido mejor que esta opinión se hubiese formulado en el marco de un referéndum, pero todos sabemos por qué no ha sido posible. En cualquier caso el 28/09 tendremos un resultado “democrático” en el que basar o fundamentar nuestras opciones de futuro. Si esto no ocurriera, si por alguna razón los catalanes no pudiéramos ejercer el derecho a voto el choque de trenes sería claramente inevitable y las consecuencias imprevisibles pero en todo caso nefastas para todos. Impedir este ejercicio del voto tendría unos resultados catastróficos. No los lo podemos permitir.

A los que opinan que esta visión es sectaria, inadmisible e inaceptable quiero decirles que me considero “una persona liberal y moderada». Una persona que encaja perfectamente en la definición que de forma tan acertada plantea Jordi Graupera en la columna que publica el pasado 4 de Abril en la Vanguardia. Cómo Jordi creo que hoy ser un moderado supone tener una posición precavida ante planteamientos maximalistas o ideológicos pero, al mismo tiempo, un visión de la vida flexible, liberal y capaz de adaptarse a determinados cambios cuando utilizando sus propias expresiones «las circunstancias muestran que el camino se transforma en un callejón sin salida». 

En palabras de Graupera: «Lo que hemos visto en Cataluña en los últimos años no es precisamente una radicalización. El grueso del independentismo proviene de un cambio de opinión que no ha tenido ningún impacto en el comportamiento habitual de la gente. La clave de la política catalana es entender por qué hay gente que paga impuestos y continúa haciéndolo, gente que va a las reuniones de las AMPA y continúa haciéndolo, gente que cree en el deber cívico de participar, no rompe vidrios y come verduras para la cena, que ahora está dispuesta a votar independencia».

Pues sí me considero un moderado más que ejerceré mi derecho a votar en un determinado sentido aunque pueda llegar a aceptar a todos los que no me consideran de esta manera y además opten por opciones distintas a la mía. Aceptar a los diferentes también es una de las cualidades de la moderación…. ¿no?.