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Hoy no conocemos a nadie, por lo menos en nuestro entorno económico y social, que no sea usuario de servicios bancarios. Además muchos de nosotros nos hemos habituado a usar los servicios de banca electrónica. Igualmente una parte importante de la población utiliza ya los medios de pago digitales. Recuerdo todavía el miedo que, no hace mucho, nos daba dar los datos de nuestra tarjeta de crédito en internet.

Lo que esta claro es que los procesos de uso de la tecnología están cambiando radicalmente y cambiando nuestras vidas y la forma que nos relacionamos con los demás. ¿Alguien podría llegar a pensar (hace 10 años) que seria posible mantener una conversación telefónica simultánea, (con imagen incluida), de una calidad más que aceptable, con varios interlocutores situados en distintos continentes?

Recientemente he mantenido una conversación con una persona en Boston, otra en Bucarest, otra en Marruecos, y dos más en España con un resultado magnífico y además sin ningún coste.

La tecnología esta avanzado de forma exponencial. ¿Cuál es la diferencia entre pulsar el interruptor de la luz y que la luz se encienda y encender el ordenador?. Está claro que técnicamente no hay ninguna diferencia. Pues bien los que usamos la banca electrónica, los que utilizamos los medios de comunicación digitales, los que accedemos a los servicios de Google, etc trabajamos en red, trabajamos en la nube, lo hacemos en un modelo que técnicamente ha venido en denominarse Software as a Service. (SaaS). La gestión de una cuenta de correo en gmail (que muchos tenemos) es una muestra de este nuevo tipo de sistema de relación entre nosotros, (los usuarios) y los proveedores de soluciones informáticas.

El hecho es que hoy los procesos tecnológicos han avanzado y están avanzando de tal manera que éstos están pasando a ser desarrollados por proveedores especializados. Es claramente un modelo de externalización y de outsourcing y la aplicación por tanto de aquel principio tan conocido de “zapatero a tus zapatos”. Este modelo está derivando nuestras relaciones con la tecnología de procesos “propietarios” a procesos “de alquiler”.

Los modelos de alquiler (SaaS) permiten a los usuarios particulares y también claro está a las organizaciones, disponer en cada momento de las mejores soluciones, de las mejores versiones sin costes añadidos. Permiten que dispongamos de forma inmediata de todos los servicios que necesitamos para satisfacer nuestras necesidades o desarrollar nuestros procesos organizativos y/o productivos. El régimen de prestación de servicios en régimen SaaS, a pesar de las reticencias que genera, no es más que la plasmación informática de los procesos de outsourcing que nadie puede hoy en cuestión en el mundo empresarial.

Como Enrique Dans afirma en su excelente libro titulado “Todo va a cambiar”, frente a las reticencias mostradas por algunos que se han instalado y están confortables con los sistemas propietarios (yo compro una tecnología, la instalo en mi casa y me manejo con ella) “las protestas frente a nuevas tecnologías son tal vez comprensibles pero completamente estériles: jamás en la historia una tecnología se ha detenido debido a las protestas de quienes utilizaban o dominaban tecnologías anteriores”.

Las inhibiciones que generan estos nuevos modelos son de dos tipos: normalmente comienzan por “la costumbre” y terminan por la “confianza”. Respecto al primero me reafirmo en lo dicho en los párrafos anteriores. En cuanto a la confianza esta claro que, una vez detectados (como en todos los ámbitos laborales y profesionales) a proveedores seguros y creíbles, los sistemas de seguridad pueden y son más sólidos y consistentes que en el modelo “propietario”. Hoy ya es posible certificar que nuestros datos pueden estar más seguros en modelos SaaS que en nuestros propios sistemas, o dicho de otro modo “en la nube” que en los sistemas internos que sustentan los ERPs tradicionales.

La clave de la introducción de los modelos SaaS en las organizaciones (con un crecimiento que se supone va a ser exponencial en los próximos años) se base en tres elementos: El primero como ya se ha dicho es el de seguridad, dado que no hay ninguna razón para sustentar que sean menos seguros que los sistemas hoy implantados, el segundo es la flexibilidad (relacionada con la capacidad de adaptación a las necesidades de cada contexto) y el tercero el coste. Lo hemos tenido todos muy claro en nuestra vida personal. Todos nos hemos adaptado a utilizar este tipo de herramientas que recordemos destacan por su flexibilidad, su fiabilidad y son en su mayoría gratuitos.

Lo que no quiere decir que los modelos SaaS a disposición de las organizaciones sean de coste cero, aunque si que resultan tremendamente competitivos en éste ámbito frente a las soluciones tradicionales.

Sin embargo, como destaca Enrique Dans en el libro citado en los entornos organizacionales el modelo SaaS implica un cambio de chip, un cambio que pasa porque las áreas de tecnología de la información adquieran un rol mucho más estratégico que operacional. Un modelo que exige a IT dejar de ser el freno de muchos nuevos procesos para convertirse en el impulsor y en el colaborador fundamental en la nueva estrategia. Un modelo que sin duda ha de ser apoyado por los consultores de sistemas y de organización, que paralelamente van a tener que modificar algunos de sus modelos de conducta y de negocio.

Para terminar un pregunta que me formulo constantemente. ¿Cuándo las organizaciones pondrán en manos de sus equipos directivos herramientas que les permitan manejarse en su actividad diaria en la misma forma que se manejan en sus relaciones personales?. La respuesta está clara: El día que los modelos SaaS estén realmente implantados en nuestras organizaciones.