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Un concepto muy apropiado para describir mi situación personal hoy, en el momento en que han pasado ya tres años desde que visualizé de forma proactiva que tenia que orientar de nuevo mi vida profesional.

Conviene tener presente que el tiempo pasa volando y que el próximo mes de Junio hará tres años que abandoné mi anterior compañía Creade.

Por cierto se que bajo la dirección de Nekane Rodriguez esta yendo muy bien y que, también como consecuencia de la crísis, el año 2009 ha sido probablemente el mejor año en la historia de la compañía. Me alegro sinceramente. En el fondo no puedo olvidar que Creade no dejo de ser, durante muchos años, mi 4º hijo.

Pero volviendo al concepto que da título a este post no estoy seguro de que la necesidad de reinvertarse se encuentre instalada en la cabeza de todos nosotros de manera natural. Conforme nos vamos haciendo mayores los hábitos y rutinas, la comodidad, el control y la seguridad que los da aquello que conocemos se van instalando en nuestras mentes. Para muchos la felicidad consiste en que el día de hoy transcurra igual que el de ayer y la expectativa de que lo mismo acontezca mañana. Nuestra naturaleza nos mueve a la adaptación y a la consolidación mas que a la reinvención.

Y sin embargo todos argumentamos y verbalizamos sobre el cambio, su necesidad, etc. Sin embargo la adaptación al cambio, la necesidad de reinventarse es difícil y no sucede de forma automática. Por lo general es el producto derivado de una crisis, ya sea provocada por nosotros mismos o nuestro entorno. Aunque normalmente tendamos a aferrarnos a la rutina pues nos genera la tranquilidad que produce moverse en entornos conocidos y sentirse expertos en ello.

Reinvertarse supone abrir los ojos, intentar no mirar para atrás, poner los pies en un nuevo camino. Esto es lo que estoy intentando hacer en este momento.