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La crísis que estamos viviendo ha mostrado algunos de los déficits que teníamos pendientes de resolver y que, vamos a tener que afrontar en la situación postcovid-19.

He aquí una pequeña lista. Desde la tendencia creciente a la mayor desigualdad social que no sólo no se ha corregido, sino que ha crecido en los últimos años, pasando por el avance imparable de los populismos y el autoritarismo en la clase política, el incremento de las dinámicas de control social basadas en la gestión de los datos y soportadas por una llamada a la seguridad. Por último, la inmadurez y la debilidad de los mecanismos de gobernanza y colaboración tanto en los niveles estatales e internacionales.

Aunque también ha mostrado desde el valor de la ciencia sobre las creencias, la interdependencia entre todos los humanos, la relevancia del cuidado de la naturaleza y la presencia de una facultad humana –la resilencia- que, a pesar de todos los pesares, hemos mostrado la gran mayoría de los seres humanos tanto a nivel individual como colectivo.


Aunque nadie sabe con total certeza (a pesar del título de este post) cómo será el futuro, existe un cierto consenso sobre algunas de las realidades con las que nos vamos a enfrentar en las próximas semanas, meses y años.


En dos meses la pandemia ha adelantado el reloj tecnológico probablemente 5 años. Elementos como la generalización del trabajo en muchas actividades, la implantación de tecnologías que reducen la movilidad, el uso de robots que interactúan con los seres humanos y la manufacturas en 3D están ahí y el paso dado es claramente irreversible.

Aunque vamos a vivir con la presencia de multitud de reticencias y que, en la implantación de estos avances también sea apropiado el uso del refrán -dos pasos adelante y uno atràs- y de que el nivel de implantación de estos avances, dependerá tanto de la duración de la situación postcovid (que se mantendrá hasta que no dispongamos de una vacuna que pueda ser aplicable globalmente y que por tanto podamos dar el mismo tratamiento a esta enfermedad del que nos hemos acostumbrado a dar a la gripe),  el recuerdo de lo que hemos vivido va a instalar en nuestro cerebro una perspectiva diferente sobre algunos de les elementos clave en la existencia del ser humano. Desde la gestión de la movilidad individual, el uso y la gestión del espacio privado, la gestión y percepción del tiempo, y los modos y formatos de la relación humana.   

He leído recientemente en un informe de ideas_4_change www.ideasforchange.com la siguiente frase que me parece terriblemente acertada para describir la situación “no se puede virar un portaaviones –una gran empresa o un colectivo social- 180º en un único movimiento. Pero sí virar quince grados y sostenerlo en el tiempo de forma acumulativa. De apuntar a las Indias a llegar a las Américas”

Es lo que probablemente va a ocurrir en un corto plazo… y cuyo impacto analizaré en el próximo post de esta serie.