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Hoy en día, nadie es capaz de poner en duda, que nos estamos enfrentando a cambios muy relevantes en el mercado de trabajo. Por otra parte, todos los datos confirman que el llamado “desempleo de larga duración” ya afecta a aproximadamente el 50% de las personas en situación de desempleo.

Hace ya dos años escribí una serie de post titulados sobre este mismo ámbito, en los que hacia referencia a las excelentes reflexiones formuladas por Esther Sanchez, El primero de ellos accesible en https://pauhortal.com/pecados-capitales-del-sistema-de-intermediacion-publica-en-espana/

Han transcurrido 2 años y todo sigue más o menos igual. El tiempo transcurre, los acontecimientos se solapan mientras que, en lo fundamental, seguimos gestionando el mercado de trabajo más o menos como lo hemos hecho en los últimos 20/30 años.


No estamos haciendo a la velocidad adecuada los cambios necesarios para que los sistemas de intermediación laboral se adapten a las nuevas realidades y a las nuevas demandas de sus usuarios.


En este sentido me preguntaba entonces y me sigo preguntando ahora sbre lo que hemos hecho o estamos haciendo (más allá de los grandes principios) para:

  1. Facilitar el cambio cultural de los agentes y las personas que intervienen en la gestión del mercado de trabajo.
  2. Apoyar a los y las profesionales del Sector Público o de las entidades colaboradoras para permitirles adquirir los conocimientos y las habilidades que han de hacer para afrontar con éxito las nuevas realidades.
  3. Poner el foco en atender las necesidades y realidades de las empresas y organizaciones.
  4. Dotarnos de los procesos y de la tecnología adecuada para ser mucho más eficientes en el ámbito de los procesos de formación y orientación.
  5. Empezar a trabajar en la trazabilidad de las acciones y la gestión a partir de los datos.
  6. Crear una estructura global que permita evaluar y destacar los proyectos e iniciativas que están teniendo éxito.

Soy plenamente consciente que hoy existen muchas iniciativas en marcha en la dirección adecuada pero debemos lamentar que estos procesos sean más la consecuencia de iniciativas individuales, que el resultado de una estrategia y un esfuerzo institucional en todos los ámbitos.

Mientras tanto y a pesar de los cambios que se han planteado en la Estrategia Española de Apoyo Activo al Empleo 2021-2024, en los Planes Anuales y en la nueva Ley de Empleo seguimos gestionando con los mismos criterios que aplicábamos el siglo pasado. Dicho esto con ánimo constructivo y amparándome en las reflexiones que reciente ha formulado la FUNDACION ERGON he aquí los cinco retos que tenemos que afrontar en la gestión de las políticas activas de empleo.

El primero: Problemas endémicos de estructura y organización.

La intermediación pública destaca por desarrollarse con unos criterios organizativos que hoy no se ajustan a la realidad y a las necesidades de los usuarios. Unos problemas agravados como consecuencia de nuestra específica distribución territorial basada en una estructura central y 16 diferentes actores, muy condicionados por las estructuras políticas y que, a pesar del esfuerzo que se desarrolla a nivel técnico para su coordinación, actúan con planteamientos, perspectivas y objetivos a menudo contradictorios.

El segundo: Miedo atávico a la participación del sector privado. 

Las AAPP en general y las dedicadas a la gestión del empleo en particular siguen atrapadas en el falso dilema sobre el sentido de su naturaleza pública, sin encontrar su propuesta de valor y sin promover fórmulas efectivas de colaboración público-privada. Aunque se han ido dando pasos en este sentido en los últimos años seguimos mediatizados por las influencias políticas y sus intereses cortoplacistas, que aborrece el riesgo, que han generado estructuras “que sacan partido” de una situación y dedicadas a un “control administrativo” ineficiente, inoperativo y desactualizado.

El tercero: Falta de orientación al cliente (los desempleados/candidatos) ni a las necesidades del mercado.

Todos los agentes que actúan en un determinado entorno deben de conocerlo. Parece que esto es una evidencia que nadie debería de discutir, aunque no lo es en las políticas activas de empleo. Conocer el mercado significa desde saber cómo son las organizaciones y entender sus necesidades. Y ser conscientes que los diferentes entornos demandan diferentes propuestas. El conocimiento que tienen los agentes públicos sobre la gestión de personas y sobre las dinámicas empresariales es claramente ineficiente. Un reconocimiento hecho, incluso, por alguien tan poco cuestionable como Valeriano Gomez que ha expresado en repetidas ocasiones el argumento de que No hay buenas políticas de empleo sin servicios públicos competentes que dispongan de un mejor conocimiento de la realidad del mercado de trabajo”.

El cuarto: Foco en los procesos que no aportan valor. 

La intermediación está claramente burocratizada. No es lo mismo gestionar prestaciones (desempleo, rentas mínimas etc) que orientar a las personas. Un aspecto que ha sido reiteradamente formulado por la AiERF y por el Instituto Cerda en sus informes sobre la gestión y el gasto en políticas activas. Necesitamos gestión pública en el ámbito del empleo,  pero ¿tiene sentido mantener las estructuras actuales cuando sólo se es capaz de conseguir resultados de intermediación del 3%? No seria mucho más eficiente que el SPE se dedicase, de verdad, a la definición y al control de las políticas dejando la gestión en terceras manos.

El quinto: Falta de especialización e ineficiencia en el gasto

También en el ámbito del empleo la especialización favorece la eficiencia y una mejor gestión de los recursos. Y sin embargo constatamos como gestionamos sin aplicar esta certeza. No obstante, la realidad termina imponiéndose. Hoy nadie cuestiona que son las entidades sociales y algunas iniciativas empresariales específicas las más adecuadas para gestionar los procesos de intermediación de los colectivos en riesgo de exclusión. También que existen muchos otros agentes privados que obtienen mejores resultados en los procesos de orientación e inserción dentro de sus ámbitos de especialización. No obstante, las reticencias continúan.

El resultado final es de todos conocido. Sabemos lo que ocurre y hay consenso en el diagnóstico (desde el propio Gobierno hasta organizaciones como la AiERF, Asempleo, el Institut Cerdá, Fedea, ISEAK etc). Es necesario destacar que la nueva Ley de Empleo avanza en algunos de estos temas pero…. deberíamos olvidarnos de los criterios normativos y afrontar las realidades con una visión diferente. 

Para finalizar recordaros que éste es el propósito de muchas de las actividades que desarrollamos en la FUNDACION ERGON www.fundacionergon.org y particularmente del proyecto PROPUESTAS ERGON PARA LA MEJORA DE LA GESTION DEL MERCADO DE TRABAJO.