Tiempo de lectura: 3 minutos

En mi comentario anterior me refería a esta frase pronunciada por Hilary Clinton basada en una reflexión anterior de Albert Einstein. Prosigo con la referencia al mismo

El problema de las personas y de los países es la pereza para encontrar las salidas y las soluciones. Sin crisis no hay desafíos, sin desafíos todo es rutina. Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno, porque sin crisis todo viento es caricia. Ante la crisis la única receta es el trabajo duro. Acabemos con la única crisis amenazadora: la tragedia de no querer luchar por superarla”.

En un post anterior hacía referencia al proyecto de dos jóvenes escoceses (de 24 años) que han desarrollado nada más y nada menos que un proyecto empresarial basado en el desarrollo de soluciones que respondan a las necesidades humanas. Una de sus soluciones es un producto muy simple que puede ser una excelente solución para la potabilización y el transporte de agua para los paises del tercer mundo. Y me pregunto……. ¿Existe la crisis para el talento?.

El talento evidentemente no está en crisis aunque para que realmente resulte útil debemos de incorporarle también unas dosis de esfuerzo. Apliquemos aquí una vez más el refrán de ….. «dar un pez o enseñar a pescar».

Y estas reflexiones las pongo en relación con el que poco a poco vamos constatando que será la pieza principal del drama que estamos empezando a vivir en España y que no es otro que el del desempleo. Aunque el cierre de los datos del mes de marzo pueden llevar a algún engaño dado que estamos empezando a constatar una cierta reducción del ritmo de destrucción de empleo (porque es lógico dado los volúmenes ya alcanzados, y también como consecuencia de que el periodo anual en el que nos adentramos es más propicio a las contrataciones en el entorno turístico).

Muchos analistas sostienen que cerraremos el 2009 sobrepasando los 4,5 millones de desempleados y que en 2010, cuando la crisis se manifieste en su máximo apogeo, alcanzaremos los 5 millones de desempleados «oficiales», algunos más si no se aplicase el sistema de no contabilizar como tales a determinados colectivos (en formación, prejubilaciones, etc).

Y todo ello sin que se divisen en el horizonte alternativas reales de desarrollo económico que permitan absorver a corto plazo a todo este volumen de desempleados. Estaremos en una crisis tipo «L» (como la vivida por el Japón en los últimos años). ¿Cúal va a ser el sector económico que compense el 10% de exceso en el PIB que suponía el sector de la construcción en nuestro país hasta la crisis?.

Y todo ello cuando hoy mismo 13 de Abril los medios nos anuncian la propuesta del ejecutivo de ampliar hasta un año las prestaciones de desempleo (creo que el dato real es el de que casi 40.000 personas han agotado ya el periodo de percepción de la prestación de desempleo). Aunque esta sea una medida bien recibida e interesante no parece que sea el tipo de medidas que unan “talento y esfuerzo” que hemos convenido son las recetas más adecuadas para salir de la crisis.

Es evidente que, al margen, debemos también hacer cambios sustanciales sobre nuestra “cultura social sobre el trabajo” si de verdad queremos enfrentarnos con éxito a los retos que nos depara el próximo futuro.

Cuando la confianza en el futuro se ha convertido en un bien escaso, cuando muchos de nosotros huimos de inculcar a nuestros jóvenes el valor del esfuerzo, es bueno recordar de nuevo el mensaje de Albert Eisntein. “Quien atribuye a la crisis sus fracasos y penurias violenta su propio talento. La verdadera crisis es la crisis de la incompetencia”: