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Somos uno más de la especie animal pero «diferentes». Estoy probablemente de acuerdo con John Gray cuando expone que la mayor distinción es la que deriva de nuestra capacidad de recorrer al absurdo.

En concreto su afirmación es la de que «existen 4 grandes diferencias entre ambos pero la más importante es la capacidad de recorrer al absurdo». Un análisis que me ha parecido de interés ya que nos puede servir como fundamento para reflexionar sobre nuestro futuro como seres humanos.

La primera de las diferencias es nuestra capacidad de tener consciencia de la muerte. No la entendemos pero sabemos que está ahí. La segunda es que precisamos una descripción coherente de nuestras vidas. Los locos son las personas que no tienen la capacidad de describirse a sí mismo y de encontrar un sentido a la vida, lo que nos lleva al problema de la religión. La tercera es la capacidad de sacrificio propio y de otros seres humanos si es necesario para dar un significado a nuestras vidas (de forma correcta o incorrecta) pero esto ahora no es lo fundamental.

Y la última el sentido del absurdo y la capacidad de reírnos de nosotros mismos.

La característica única y diferencial del ser humano al margen de la capacidad de matar a otros y aceptar de forma voluntaria la propia muerte para dar sentido a la propia vida es ésta. El ser humano siente la perdida de significado incluso mucho más que la perdida de la propia vida. Este es un elemento claramente diferencial.