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La inteligencia emocional se fundamenta en los principios siguientes:

  • Autosuficiencia: Esta capacidad supone tener dominio y conocer lo que uno siente y utilizar la intuición para tomar decisiones.
  • Control de los sentimientos: Supone la capacidad de controlar los impulsos. El objetivo no es suprimir las emociones sino que estas sean apropiadas a las circunstancias.
  • Motivación: Nuestro éxito esta directamente relacionado con la medida en que nuestras emociones interfieren o favorecen la capacidad de pensar, de planificar y de resolver problemas.
  • Empatía: Es la capacidad de captar y responder a los sentimientos expresados de forma no verbal -voz, gestos, rostro etc-. La percepción de los sentimientos de quienes nos rodean entra en juego en una amplísima gama de situaciones.
  • Habilidad social: Es el control eficaz de las reacciones emocionales de los demás. Su falta es causa de que incluso las personas intelectualmente más brillantes resulten arrogantes o insensibles a las relaciones.