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En estos días estamos asistiendo a un gran número de análisis y reflexiones sobre la convocatoria de huelga general del próximo 29 de Septiembre. Hemos podido, y vamos a poder escuchar multitud de comentarios e interpretaciones, empezando por las realizadas esta misma semana por el propio Presidente Zapatero.

De lo que he leído/escuchado recientemente me ha parecido significativa la opinión referida al hecho de que al propio gobierno, y al propio partido socialista, le conviene que la huelga tenga algún éxito. Interesante visión.

Más allá de las diversas interpretaciones sobre su «utilidad o inutilidad», lo único cierto es que: la huelga va a ser inútil dado que no se van a conseguir ninguno de los objetivos por los que se plantea, y por tanto quedará en un acto propagandístico más. Estoy convencido de que los sindicatos no tenían otro remedio, inclusive a su pesar, que convocar una movilización dado que finalmente no les quedaba ninguna otra opción «so pena de quedar suprimidos en una absoluta impotencia» como ayer sábado escribía Antonio Elorza en el Pais.

Estuve presente el pasado miércoles en Madrid en la convocatoria del Foro de la Nueva Economía en el que participaron los secretarios generales de las dos organizaciones convocantes de la huelga, Sus comentarios, la lectura de lo que dijeron y de lo que no dijeron me lleva a reafirmarme en el argumento de que se han visto impelidos a plantear la huelga porque no les quedaba otro remedio.

Nadie duda que las organizaciones sindicales han sido y son uno de los pilares del sistema democrático, sin embargo, nadie tiene que tener ninguna duda también de que hoy, los sindicatos, no son más que una más de las instituciones que necesitan adaptarse a los nuevos tiempos. 

Porque si no se adaptan, van a pasar a ser, un miembro más de una “superestructura pública” con poco o nulo impacto real y capacidad de respuesta a las necesidades de los ciudadanos.

No quiero ser uno más de los agoreros que anuncian que los sindicatos son otro de los órganos a extirpar y que su viabilidad de su pervivencia futura es discutible. Creo que deben de mantenerse en un futuro que todavía no sabemos cómo va ser, pero para el cuál van a tener que adaptarse. Y aunque sea hasta cierto punto una contradicción, la única visibilidad que les asiste es la de convocar una huelga general que probablemente será “formalmente muy importante” pero que carecerá de un impacto real. Dudo que el próximo 29 de Septiembre los sindicatos consigan paralizar el país como así se hizo en convocatorias anteriores.

Recordemos que vivimos en un mundo en el que lo visible, lo que se ve, lo formal resulta incluso más transcendente que la realidad de lo que subyace detrás.

Por lo demás, creo que la huelga general va ser fundamentalmente esto. Un gran acto propagandístico de unas organizaciones que también tienen la necesidad de reencontrar y redefinir su rol en un futuro que se nos sigue presentando como incierto y en el que muchas cosas van a cambiar, empezando por nuestra propia visión sobre lo que es importante y lo que no lo es.