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En el segundo artículo de esta serie argumentaba que el futuro debe de pasar por unos Servicios Públicos probablemente más reducidos, dedicados a la gestión, colaborando y “compitiendo” con los actores del mercado (empresas de TT, consultoras, ONGs).

Estoy convencido de que ésta es la única forma que va a permitir cambiar, adecuarse a las nuevas necesidades y demandas, y conseguir su objetivo primordial, que no es otro que el de ayudar  a los desempleados en su “trabajo de buscar trabajo”

Pues bien, el pasado mes de Diciembre se presentó en Madrid el Policy Paper 2016.26 de FEDEA http://documentos.fedea.net/pubs/fpp/2016/12/FPP2016-26.pdf en el que de forma clara y explícita se muestra que “Somos el país en el que los SPE prestan menor ayuda a los desempleados en encontrar un trabajo” según titulaba un medio de comunicación de alcance nacional en el análisis del citado informe.

Un país en el que como señala Juan Francisco Jimeno en su excelente libro publicado por RBA titulado «Crecimiento y Empleo» (que por otra parte os recomiendo encarecidamente) algún representante de los interlocutores sociales, al referirse a las políticas activas, ha llegado a formular comentarios como los siguientes…»claro ponemos a la mitad de los parados a ayudar a buscar empleo a la otra mitad y así la tasa de paro se reduce a la mitad»

El mensaje “periodístico”, tiene una base ciertamente real. Veamos algunos datos:

  • Los servicios públicos tan sólo consiguen desarrollar una labor de intermediación con el 2% de los desempleados.
  • Sólo uno de cada tres desempleados tiene un contacto mínimo mensual con los servicios públicos.
  • Sólo uno de cada seis desempleados registrados en enero de 2015 y uno de cada ocho desempleados de bajo nivel educativo recibieron algún servicio de los SPE durante los tres meses siguientes.

Si a ello unimos el dato procedente de la Encuesta de Población Activa (EPA), de que menos de 1/3 de los desempleados de larga duración recibieron algún tipo de prestación o subsidio en el primer trimestre de 2016 el escenario es….. (os dejo a vosotros la calificación). Y lo más relevante no ha mejorado de forma sustantiva en los últimos años a pesar de las reformas que se han introducido en la gestión de las políticas activas.

La conclusión es evidente: La mejoría del mercado del trabajo constatable desde 2014, no alcanza a todos los desempleados y mucho menos a los que podemos denominar con PDL (desempleados de larga duración). Una certeza que es mucho más dramática cuando se pone al lado de la que señalan todas las evidencias: El tiempo en desempleo actúa como un factor negativo más en el proceso de búsqueda. En otras palabras “cuanto más tiempo lleva un desempleado sin trabajo más compleja es su inserción”.


Una realidad que los expertos hemos constatado y que afecta por igual a todas las categorías profesionales. Estar más de 1 año en el desempleo se convierte en un nuevo handicap para encontrar un nuevo empleo.


El informe de Fedea está centrado en el análisis de los desempleados de larga duración. Su objetivo es el de ofrecer un diagnóstico de su situación, analizar la efectividad de las políticas puestas en marcha en los últimos años y proponer alternativas. Su diagnóstico es claramente pesimista. Como apuntábamos, la mejoría del mercado laboral no termina de llegar a estos desempleados: «Sus tasas de salida al empleo se mantienen cerca de los niveles mínimos observados durante la crisis, un problema que se agrava por la falta de políticas e instituciones bien diseñadas para apoyarlos».

Respecto al análisis de las medidas implementadas el informe es también muy crítico. «La Comisión Europea subraya la necesidad de contar con sistemas de apoyo integrados que cuenten con tres pilares: i) un buen sistema de prestaciones y servicios sociales, ii) una estrecha coordinación entre todas las autoridades y organizaciones pertinentes y iii) una capacidad adecuada para ofrecer apoyo individualizado adaptado a las necesidades del parado. El sistema español de políticas activas y pasivas de empleo presenta considerables debilidades en las tres dimensiones».

En cuanto al ámbito de las propuestas el informe destaca que existen muchas fórmulas y alternativas que han mostrado su efectividad en otros entornos y que perfectamente podrían aplicarse en España, insistiendo en todo caso en la necesidad de arbitrar medidas de «Tratamiento individualizado». Ya hablemos de ayudas a los parados para asegurarles unos ingresos mínimos, de formación o de actuaciones dirigidas a reengancharles al mercado, nada funcionará si no se hace teniendo en cuenta las peculiaridades de cada desempleado.

Acciones a desarrollar.

En este orden de cosas el informe formula una serie de propuestas que resumo de la forma siguiente:

  • Establecer un sistema de gestión que permita ofrecer apoyo individualizado a todos los desempleados y particularmente a los de larga duración.
  • Intensificar la relación entre los Servicios Públicos y el resto de intermediarios públicos y privados y específicamente las entidades municipales y las especializadas del tercer sector.
  • Reorientar la oferta formativa, la inversión en formación y el uso de las bonificaciones que deberían de centrarse exclusivamente en este tipo de desempleados.
  • Simplificar las normas y los procedimientos administrativos.
  • La introducción del concepto de bono tanto en el ámbito de la formación como en el de la intermediación permitiendo de esta forma que los desempleados elijan a un solo proveedor.

Más la que hoy es una exigencia inexcusable.  A saber: una gestión de la información exigente que permita conocer, evaluar y medir los resultados de cada una de las acciones desarrolladas de tal manera que se identifiquen objetivamente los resultados alcanzados.

Evidencias.

Una primera es la de que los SPE son un órgano básicamente con una visión administrativa mucho más capaz de gestionar las prestaciones y actuar como elemento de control del sistema que como actor en las acciones de orientación prospección e inserción, una certeza que es conocida por todo el mundo pero sobre la que, como por otra parte he señalado repetidamente en otros artículos, nadie actúa.

Una segunda es la de que la colaboración con el resto de actores debe de realizarse bajo criterios de confianza y eficiencia y por ello bajo el marco de que cada uno de ellos debe de ocuparse de hacer aquello para lo que sea más competente. Aunque en la práctica, y como muestra el informe de PWC al que me refería en el primero de los artículos de esta serie, existan muchas posibles fórmulas para llevar estos criterios a la práctica.

Un escenario posible.

Para terminar porque no es posible imaginar el siguiente escenario:

  • Los SPE realizan la acogida de los desempleados y un primer diagnóstico relacionado con la evaluación de su grado de empleabilidad.
  • Finalizado el diagnóstico el sistema permite que aquellos que muestren unos niveles determinados más elevados de empleabilidad puedan elegir libremente al colaborador o agente que consideren más apropiado siendo derivados a éste con el objetivo de actuar de forma rápida en su proceso de orientación e intermediación.
  • Los SPE hacen un primer tratamiento de los usuarios con niveles bajos de empleabilidad, proponiendo las acciones formativas o complementarias más adecuadas derivándolos a los agentes colaboradores especializados sectorialmente o funcionalmente en ellos.
  • La creación de un sistema de incentivos dirigidos a los colaboradores del sistema como a los propios trabajadores públicos que primen la eficiencia y la consecución de resultados.
  • El desarrollo de un modelo de gestión común que permita analizar objetivamente los resultados y sus causas e implementar de forma inmediata medidas correctoras.

Un sistema como este, permitiría mejorar en el tratamiento de los desempleados, incrementando los niveles de atención individualizada y eficiente a cada uno de los usuarios del sistema, ofrecer a los PLD el mejor tratamiento posible, evitaría las duplicidades y ahorraría costes.

Unas propuestas que, sin embargo, y como consecuencia de todo tipo de reticencias y de frenos impuestos por quienes tienen la capacidad y la fuerza para desbloquear la situación, suelen quedarse en los papers académicos y en medios como este blog, mientras que, a pesar de la mejoría económica que estamos viviendo, seguimos con niveles de desempleo global claramente inadmisibles.