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Terminaba la primera parte recordando que, en el marco de la UE, existe una correlación positiva entre: nivel de gasto en políticas de empleo, volumen de la colaboración público-privada y bajos niveles de desempleo.  

Dicho esto, que es una evidencia empírica irrefutable, señalaros que para las reflexiones que están detrás de los argumentos que formularé a continuación me he inspirado en varios documentos. El primero el informe de PWC elaborado para ASEMPLEO http://www.asempleo.com/servicio/informes/Informe_CPP.pdf, un informe del que he sido incapaz de encontrar la fecha de publicación en su edición en papel pero que me consta que fue presentado públicamente en Octubre del 2014. El segundo es de Josep Mestres publicado en el Informe Mensual de Septiembre del 2015 del Departamento de Planificación Estratégica y Estudios de la Caixa, titulado ¿cómo se puede mejorar la eficiencia de los servicios públicos de empleo? http://www.caixabankresearch.com/-/como-se-puede-mejorar-la-eficacia-de-los-servicios-publicos-de-empleo,

A pesar de que son informes ya «antiguos» (se trata de informes de hace uno y dos años), resultan claramente aplicables porqué de verdad y aunque a muchos nos pueda parecer absurdo e inadmisible poco se ha hecho (por no decir nada) en este periodo.

Leo en el documento elaborado por PWC “España acredita una experiencia particular respecto a los mecanismos de CPP (colaboración público privada) en el mercado de trabajo….. una colaboración que se puso en marcha de forma muy restringida en el año 1993 como consecuencia de las reiteradas demandas de la UE y de las reformas laborales (motivadas por) la crisis financiera mundial…..que llevarán a culminar el proceso de liberalización de esta actividad admitiendo las agencias lucrativas, regulando la recolocación y permitiendo a las ETT prestar una pluralidad de servicios relacionados con el empleo”. Un informe que en otro momento nos hace el recordatorio de que “el coste asumido por el SEPE para colocar a un demandante de empleo puede estar en torno a una media de 14.000€”

24 años después, a pesar de todo lo ocurrido en este periodo, nuestra situación creo que sigue respondiendo a un modelo burocrátizado de carácter fundamentalmente público con algunas píldoras de colaboración privada gestionada de forma reticente, sin motivación y, lo que resulta más relevante, sin creer en su eficacia.


Una situación perversa, poco eficaz, con la que nadie esta satisfecho y que choca con la demanda permanente de los demandantes de empleo para los que no es relevante quién le presta el servicio, en que marco y condiciones, sino que este se preste de forma eficiente, facilitando su inserción en el mercado de trabajo.


Lo que nuestro sistema parece no tener presente es que para un desempleado común y específicamente para el de larga duración, lo relevante no son los debates sobre los criterios técnicos y políticos, sobre quien le presta el servicio y en que condiciones, sino recibir respuesta a las cuestiones siguientes: ¿Cómo recibo orientación y soporte?, ¿Cómo acceder a las ofertas de empleo adecuadas a mi perfil profesional y mis motivaciones?, ¿Cómo puedo ser más visible para los empleadores?,  etc. Una vez lo más lo que importa es el qué y no el cómo ni dónde”.

Por ello (y vuelvo al informe de PWC) “la creciente importancia dada a la empleabilidad y la condicionalidad de las políticas pasivas (estas deben de estar vinculadas a una actividad real del demandante en su búsqueda) ha generado una importante presión para obtener servicios más complejos, individualizados y flexibles”

En este sentido en el segundo de los informes se destaca «Varios países de la OCDE, como Australia, Alemania o Dinamarca, (por cierto también analizados en el otro informe) usan sistemas de perfilado estadístico al inicio del periodo de desempleo que clasifican a los individuos en un número predeterminado de grupos en función de sus necesidades específicas”. Y prosigue “un buen diseño de las políticas de empleo llevadas a cabo por los SPE y de su implementación es imprescindible para mejorar su eficacia. Debe existir una buena coordinación entre las Administraciones si las competencias de gestión del subsidio de desempleo y de las políticas activas recaen en distintos organismos. Además, deben aprovecharse todas las mejoras que permiten las nuevas tecnologías para modernizar los servicios que proveen los SPE” y, también, los que provean los restantes operadores».


Ni que decir tiene que ni en el análisis, segmentación o “perfilado” de los demandantes de empleo, ni en las políticas de orientación y activación ni mucho menos en la evaluación de los resultados tenemos mucho que mostrar sobre nuestro “buen hacer”.


Dicho todo esto es conveniente tomar en consideración que, como formulo en uno de los primeros párrafos de este post, el análisis respecto a diferentes sistemas de gestión de las políticas activas muestra que estas funcionan cuando se producen en un entorno de competitividad entre diferentes actores y por tanto es lógico deducir que la colaboración en los procesos de intermediación debería de plantearse desarrollando cada actor las actividades para las que está más capacitado y por tanto puede conseguir mejores resultados. 

Por ello estoy realmente convencido que conseguiríamos mejores niveles de eficiencia si -creyendo en las bonanzas de la colaboración- los SPE centraran su actividad en el ámbito de la segmentación y en la definición y concreción de los itinerarios personales para cada demandante, dejando a otros actores (ETTs, Agencias de Colocación, Entidades sin ánimos de lucro e incluso los Municipios) los procesos de orientación y prospección para cada segmento de desempleados. Una propuesta que al margen de resultar más eficiente (en el sentido más completo del término), evitaría situaciones, que hoy siguen produciéndose, como las que hacen que distintos operadores trabajen para un mismo desempleado de forma paralela.

Lo que necesitamos

Es necesario por tanto un nuevo sistema basado en:

  • La presencia de criterios de universalidad y no discriminación que permita a los diversos actores trabajar en un marco de confianza y colaboración mutua.
  • Un criterio de colaboración competitiva que no implique que los diferentes operadores “luchen” por gestionar a los demandantes más “empleables” sino buscar las soluciones más eficientes para cada caso.
  • El principio de que cada operador actúe con el colectivo más adecuado y en donde pueda ser más competente para su inserción. Lo que lleva a la conclusión razonable de que los operadores privados actúen con los colectivos más empleables y los servicios públicos con el resto.
  • Potenciar el rol y la actividad de los municipios como elementos claves en el sistema.

Un modelo que, tomando en cuenta los modelos más avanzados, tienda a crear unas estructuras centrales muy reducidas dedicadas a la formulación de políticas y a la evaluación y el control, transfiriendo la gestión a los operadores públicos o privados más cercanos a la realidad social y/o económica. Un modelo en el que, con la ayuda de nuevas herramientas de gestión, información y evaluación «inteligentes» las decisiones se tomaran basadas en datos objetivos y de gestión. 


El resultado sería una estructura más eficiente basada en la confianza y la colaboración, gestionada con criterios homogéneos y con metas y objetivos comunes. 


Retorno al artículo de Josep Mestres “Un buen diseño de las políticas de empleo llevadas a cabo por los SPE y de su implementación es imprescindible para mejorar su eficacia. Debe existir una buena coordinación entre las Administraciones si las competencias de gestión del subsidio de desempleo y de las políticas activas recaen en distintos organismos. Además, deben aprovecharse todas las mejoras que permiten las nuevas tecnologías para modernizar los servicios que proveen los SPE……. En último lugar, no cabe duda de que los SPE deben asegurarse de que las políticas de activación que se implementen tengan los resultados deseados»

El futuro

Coincido plenamente con Josep cuando afirma “Al fin y al cabo, solo unos SPE competentes que hagan uso de los recursos disponibles de una manera óptima podrán mejorar de forma sustancial su objetivo primordial, que es el de ayudar a encontrar trabajo a cualquier persona que lo esté buscando”.

Espero y deseo que, definitivamente, todos nos pongamos a ello, empezando por las medidas que se implementen desde el Gobierno Central. Os aseguro que no tengo ningún interés en seguir terminando mis comentarios, en este ámbito, recordando una vez más, que somos el país número 17 de los miembros de la UE en gastos por desempleado, (aunque es probable que en ellos no se incorporen multitud de partidas que deberían de computarse) y que, recordando la frase que incorporo al inicio de este artículo, sigamos en «la cola de la UE» en los niveles de correlación entre: nivel de gasto, volumen de colaboración público-privada y bajos niveles de desempleo.