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Muchos de vosotros/as sabéis que sigo con atención todo lo que escribe y publica ENRIQUE DANS. He aquí un resumen de lo más relevante que ha publicado sobre innovación.

No hay que proteger a la sociedad de la innovación. Hay que protegerla de personas sin ética ni escrúpulos de ningún tipo.

Innovar no es necesariamente inventar, ni simplemente mejorar. Es hacer las cosas de otra forma… plantearse nuevos métodos en función de los cambios en el entorno, de las nuevas posibilidades que ofrece la tecnología o cualquier otro factor de cambio. Innovar es conseguir que las cosas salgan diferentes, y que otros lo reconozcan intentando imitar lo que hiciste. Para innovar necesitas conocer bien un proceso, pero ser capaz de reimaginarlo, a veces de manera radical, para obtener un resultado diferente. Si lo has hecho bien, lo sabrás porque el mercado te lo reconocerá, y porque otros intentarán copiarte.

Si no hubiera existido un motivo de fuerza mayor como la pandemia, una reforma así, posiblemente, habría tardado mucho más en producirse, o no directamente no se habría producido, lo que refleja hasta qué punto muchas organizaciones deberían tener en cuenta que la pandemia, como muchos otros cambios, es una oportunidad perfecta para plantear avances en procesos como la transformación digital. Esperemos que ejemplos similares a este cundan en muchos otros campos de actividad.

La innovación es lo que hace que tu compañía sea esa a la que todas las demás quieran copiar: eso especial que haces –cultura, proceso o estado mental- que permite que las cosas salgan diferentes.

No hay excusas: si se quiere, se puede. Pero eso exige una mentalidad diferente: la de que las ciudades ya no se pueden seguir construyendo para los automóviles, un modelo que ha probado ser completamente insostenible: hay que construirlas para las personas. El aparcamiento en superficie es un atavismo, un derecho adquirido que hay que eliminar. Un espacio público que ha sido objeto de apropiación privada, que afea poderosamente nuestras ciudades, y (…) que podría dedicarse a usos mucho más adecuados, desde carriles bici hasta zonas de carga y descarga para los comercios. Cuanto antes empecemos, antes nos daremos cuenta de que, en las ciudades del futuro, aparcar en la calle será visto como algo imposible, absurdo, impensable, completamente de otros tiempos. Cuanto antes, mejor.

No, no todos somos Google… pero la transformación digital te va a tocar ponerla en práctica de todas maneras, seas quien seas. Una pandemia, con todo lo que tiene de negativo, de frenazo de todo y de pérdidas humanas, tiene algo que tenemos que aprovechar: nos obliga a enfrentarnos con esa transformación, y (…) hacerlo con una visión que no se restrinja a un simple «a ver qué hacemos mientras dura esto». Si no lo haces así, tu problema de supervivencia no se limitará a lo que ocurra durante la pandemia: vendrá después.

Y en el fondo, todos sabemos y entendemos que la posibilidad de ponernos a luchar contra esa tecnología capaz de hacer esas cosas más rápido y con menos errores que las personas es una idea absurda y sin sentido, que (…) en muy poco tiempo, todos los que no utilicen ese tipo de tecnologías se verán forzados a desaparecer por pura dinámica competitiva. Es, simplemente, lo que hay. Y de no ser por la dificultad que conlleva recolocar a los afectados o ser capaces de lograr un nuevo modelo que les permita no caer bajo el nivel de la pobreza mientras encuentran otra cosa que hacer o se preparan para ella, ni siquiera tendría por qué tener una connotación negativa. En nuestro país no hay brecha de disponibilidad, sino brecha de adopción de la tecnología digital, lo que implica que se deben hacer esfuerzos en la formación y en el fomento de la demanda.

Las maquinas solo sustituyen al que se niega a avanzar.