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No creo que sea necesario definir el concepto formación. Respecto a empleabilidad sí que puede ser necesario, aunque su uso se hoy mucho más común en todos los ámbitos.  

Probablemente la mejor sea la siguiente: La probabilidad que tiene una persona para encontrar, cambiar o mejorar de empleo en un entorno socio-laboral determinado. En cualquier caso, si deseáis introduciros en este concepto, podéis encontrar algunas reflexiones en este blog como por ejemplo las que tenéis accesible en http://pauhortal.net/blog/que-es-la-empleabilidad/ y en http://pauhortal.net/blog/empleabilidad-un-nuevo-enfoque/

El concepto de empleabilidad ha pasado de ser poco conocido a ser comúnmente usado sobre todo desde el momento en que las grandes instituciones académicas (Universidades y Centros de Negocios) han empezado a entender que no viven un “urna de cristal” y que su responsabilidad y su razón de ser no es otra que dar respuesta a las necesidades del mercado de trabajo (o lo que es lo firmo hacer que sus titulados dispongan de los conocimientos y competencias que éste demanda).

Un proceso que desde hace algunos años les lleva a competir entre ellas estableciendo como elementos de medida el análisis de las titulaciones con mejores salidas profesionales o por el % de graduados que se insertan en el mercado de trabajo tras finalizar sus estudios.

Podemos constatar como en nuestro país tienen, a menudo, un defecto de base en sus planteamientos debido a la todavía gran lejanía existente entre la Formación y Mercado de trabajo. En otras palabras, los centros formativos no destacan por su capacidad para reaccionar a los cambios en la demanda de empleo. Una demanda que cada vez más toma en cuenta los factores soft o las llamadas competencias blandas (actitudes) dando menor valor a los factores hard (conocimientos y competencias vinculadas a ellos).

Todos conocemos a excelentes profesionales o empresarios que no poseen ningún título oficial. Hoy nos podemos encontrar con excelentes programadores (algunos de ellos sin estudios o titulaciones universitarias) a quienes están fichando las grandes empresas tecnológicas. Por otra parte, todos somos conscientes que disponer de un título no es garantía de ser gran profesional en un ámbito, ni en el caso de que ese título haya sido obtenido con la máxima calificación. En mi ya amplia trayectoria profesional he vivido situaciones en las que  ingenieros con un gran expediente eran superados con creces por personas que no habían pasado por ninguna Universidad. Recordemos que no hay títulos con baja empleabilidad sino personas que no tienen la actitud necesaria para sacar el máximo partido de sus cualificaciones y aptitudes.

Creo que todos seremos capaces de recordar lo que ocurría con los titulados en ciencias exactas (matemáticas) hace tan solo 10 o quizás 15 años. Su única salida profesional era la enseñanza. Hoy probablemente sea una de las titulaciones con mayor nivel de empleabilidad. Tanta que son muchos los que son contratados incluso con carácter previo a la obtención del título correspondiente.


En esta nueva realidad, que como ya he comentado en este blog deberíamos denominar como TRANSFORMACION RADICAL se hace imprescindible provocar una revolución en nuestro sistema educativo. 


Hoy la información necesaria para adquirir conocimientos está disponible de una forma muy sencilla a través de internet. El sistema educativo debe de fundarse en una nueva realidad. No tiene sentido transmitir información en el aula cuando esta es perfectamente accesible desde cualquier dispositivo conectado a la red. El «aula» debe dejar de existir y en todo caso transformarse en un entorno en el que el «alumno» debe aprender a acceder a esta información, discriminar lo que es relevante de lo que no lo es y generar y potenciar las actitudes soft que hoy demandan las empresas y organizaciones.

No hay títulos ni formación con empleabilidad baja, aunque si personas con baja empleabilidad. Pongamos un segundo ejemplo: los titulados en historia. Mientras que hace algunos años su salida básica estaba en la formación y en las bibliotecas hoy un titulado en historia con una mínima formación complementaria en programación puede tener una brillante carrera en distintos sectores como el turismo. Un concepto o idea que es además coherente con el hecho de que (aunque tengamos niveles de desempleo elevados 15% con carácter general e incluso 40% en determinados colectivos) sigamos teniendo la percepción (y en muchos casos la certeza) de que existe una carestía de talento y que en el camino para acercar al mundo formativo y al organizativo, quede todavía un largo trecho que recorrer.

Aunque finalmente no todo es únicamente responsabilidad del sistema educativo. Existen muchos análisis, (sólo a título de ejemplo os menciono el del IESE accesible en https://media.iese.edu/research/pdfs/ST-0359.pdf que muestran que los desajustes que algunos cifran en varios millones de puestos por cubrir en el entorno de la UE, se derivan no tanto de los desajustes entre sistema educativo y mercado de trabajo sino de la presencia de un proceso de cambio que va más rápido del que muchos (personas e instituciones educativas) somos capaces de asumir.