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Retomo contacto más directo con todos vosotros/as, aunque he seguido publicando un post semanal durante el mes de Agosto, con unas reflexiones basadas en el mensaje que el Presidente francés Emmanuel Macron, lanzó el pasado 24 de Agosto.

El Presidente Macron ha realizado una advertencia centrada en las dos ideas que figuran en el título de este post. Dos certezas que, aunque forman parte de las sensaciones y de las expectativas que muchos/as ya tenemos, no dejan de ser sorprendente cuando es verbalizada por el líder de uno de los países que, sigue siendo clave en el contexto europeo y mundial. Por otra parte, rompe el criterio conceptual de que la “clase política” sobre todo cuando está en el poder, tiende siempre a ver el vaso medio lleno en lugar que medio vacío. He leído incluso que éste es el mensaje más grave que cabe recordar a un líder europeo desde la Segunda Guerra Mundial. 

Podemos pensar que Macron que se encuentra al inicio de su mandato y al que le quedan 5 años para enfrentarse de nuevo a las urnas hace uso de estos mensajes para sacar partido de ellos más adelante. Es posible que este ingrediente también forme parte de la receta, pero en todo caso. A diferencia de lo que sucede en otros entornos Macron ha preferido hacer un enfoque global y una llamada a la atención y ha reclamado un ejercicio de claridad de su gobierno ante los ciudadanos. ¡Veremos! En todo caso una buena demanda que debería de ser formulada y convenientemente aplicada por otros.

«Nuestro destino (futuro) puede estar condicionado por (la obligación de) gestionar permanentemente crisis y urgencias. Estamos a punto de vivir una gran convulsión, un cambio radical (…) Estamos viviendo el fin de la abundancia, (…) Vivimos el fin de los productos y las tecnologías a bajo precio perpetuamente disponibles. Vivimos, asimismo, el fin de las materias primas a bajo precio, como el agua. (Nuestro destino es vivir) el final de las evidencias compartidas. Si alguien pensaba que la democracia y los derechos humanos eran el pilar teológico del orden internacional, los últimos años han hecho saltar por los aires algunas pruebas. Se está imponiendo otra realidad. Asistimos a la ascensión de los regímenes iliberales, a la consolidación y al refuerzo de los regímenes autoritarios. Y también es el final (…) de algunas formas de imprudencia».

Lo dicho un mensaje claro y contundente de un líder que parece querer afrontar la realidad. Ahora sólo cabe esperar que sus previsiones no se cumplan o se cumplan sólo parcialmente y que todos (y esto es muy relevante) utilizando un slogan que hizo furor hace algunos años tomemos consciente que esto (sólo) podemos arreglarlo entre todos» a través de asumir responsabilidades y compromisos compartidos.