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Probablemente todos sentimos la sensación, de que “el curso” no empezará el próximo mes de Septiembre. El curso ya ha empezado.

Lo que va a ocurrir después de las vacaciones va a ser simplemente una continuidad, (aunque muchos afirman que va a ser una profundización) de lo que hemos estado viviendo en los meses pasados. Lo que tiene que venir no va a ser, probablemente, mucho mejor de lo que hemos vivido, incluso puede ser mucho peor.

Aún recuerdo el efecto inesperado de recibir en diciembre del año pasado felicitaciones para el año 2010, (los agoreros que estimaban que este año 2009 sería terriblemente malo parece que han conseguido que el tiempo les dé la razón). Hoy hay quién se permite afirmar y argumentar que no notaremos evidentes mejoras en el tejido económico hasta el año 2012, y en todo caso mucho después de que estas mejoras se hayan notado en otros paises que habrán hecho mejor «los deberes».

No sabemos cuán malo va a ser el futuro pero sí que todas las previsiones apuntan a que “lo malo está por llegar” y que todavía, no hemos llegado a la parte plana de la “L” a la que me he referido en otro momento en mi blog.

Y aunque hay muchos factores que soportan esta preocupación me permitiréis que, por cuestiones estrictamente de conocimiento personal, centre una vez más mi mensaje y argumentos en los temas del empleo y del mercado de trabajo. En un mensaje similar escrito el pasado mes de Diciembre escribía “acabamos de constatar que hemos alcanzado los 3 M de desempleados, y lo que es más relevante, con casi 1 M de desempleados más que a finales del 2007. Hemos leído también y el sentido común lo corrobora que esta tendencia al crecimiento del desempleo va a agravarse en los próximos meses”. Tras los últimos datos hemos podido revisar de nuevo las previsiones que realizan los expertos. Lamentablemente somos el país europeo con más índice de desempleo: 18%, estamos ya -a pesar de la reducción estacional de los últimos meses- en la cifra de 3,54M, llegaremos probablemente a los 5M, tenemos casi 900.000 unidades familiares sin ingresos, y, lideramos, también, el ranking de desempleo entre los jóvenes (el 36,5% entre los menores de 25 años).

Aunque hay quien afirma que los datos de algunos países europeos (con mejores niveles de ocupación están sesgados porqué no tienen un sistema de estadística tan detallado y estricto como el nuestro), no creo que debamos aplicarnos la receta “mal de muchos, consuelo de tontos”. 

A pesar de que no existen ni las formulas mágicas, ni las soluciones milagrosas soy de los que pienso, y hace poco escribí sobre ello, que en este tipo de materias es mucho mejor hacer algo que no hacer nada. Y, permitirme el comentario, no creo que se estén haciendo muchas cosas que sí podrían y deberían hacerse. Y mientras tanto nos hemos ido todos de vacaciones.

Por ejemplo, y aunque no parezca que existan en este momento los mimbres adecuados para un consenso en el diálogo social y por tanto para plantear y enfocar las reformas que nuestro mercado de trabajo necesita, no es lógico que, no se puedan plantear ni implantar por parte del gobierno, medidas que introduzcan elementos de competitividad en la gestión del empleo.

En la nota a la que me he referido anteriormente escribía “aunque soy plenamente consciente de los “tabúes” que todavía tenemos en esta materia me parece de poca lógica que sea el empleo el único de los 4 “derechos constitucionales” (los otros tres serían la educación, la sanidad y la seguridad) en los que todavía no hemos sido capaces de introducir elementos de colaboración y competencia entre el sector público y el sector privado”.

También me refería en ella a las tres visiones que en mi opinión resumen las posturas de los que, como yo mismo, creemos que aunque la necesaria reforma de nuestro mercado de trabajo no va, por sí sola, a resolver la crisis, algo es necesario hacer en este ámbito. Y lo que hay/habría que hacer es un conjunto de cosas que incluyan: modificaciones legales que favorezcan la contratación y que introduzcan elementos de flexibilidad en el puesto de trabajo, introducir elementos de competencia en la gestión del empleo, y por último y aunque sea mucho más complejo trabajar para conseguir una nueva mentalidad social sobre el concepto del trabajo y del esfuerzo personal.

Os deseo unos felices días de vacaciones a todos los que como yo os habéis apuntado a celebrarlos en este mes de agosto.