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Hoy tenemos socialmente un gran debate sobre cómo definir el concepto de éxito. 

Recordemos que el éxito se obtiene cuando se consigue lo que se desea mientras que la felicidad es apreciar lo que se ha conseguido. Motivación, estima y auto-esfuerzo más la aceptación de los propios errores son claves fundamentales para alcanzar el éxito.

Todo lo que es importante forma parte de un propósito. Sin embargo cuando preguntamos a muchas personas, y sobre todo si son jóvenes sobre su concepto de éxito, las respuestas pueden ser de lo más diversas. Paralelamente si les preguntamos sobre lo que van a hacer en los próximos 2 años, muchas de ellas no parecen ser capaces de dar respuestas razonadas y con sentido. Parece como si no hubiesen tenido tiempo para pensarlo.

Si no dedicamos algunos momentos a pensar en lo más importante, -nuestra propia vida-, ¿en qué pensamos entonces? Un buen ejercicio es el de definir, conceptualizar y escribir –esto es también muy importante- nuestras metas para los próximos seis meses, doce meses, cinco años… etc. Confiemos en esta sencilla “receta” pongámonos en marcha y después valoremos los resultados. Recordemos que a pesar de que las casualidades existen la suerte se presenta cuando la preparación encuentra una oportunidad.

Todos recordamos la célebre frase atribuida a Pablo Picasso afirmando “que la inspiración me encuentre trabajando”.  Hemos de estar permanentemente preparados dado que las oportunidades pueden surgir en cualquier momento. Quien no esta preparado pierde oportunidades que muchas veces le pasan inadvertidas.

Muchos de nosotros estamos seguros sobre nuestra capacidad de andar por encima de una tabla de 15cm sin perder el equilibrio. No obstante si esta tabla se encontrase entre dos edificios a 100 metros de altura es probable que esta seguridad se viera reducida sustancialmente. ¿Por qué? Porque al pensar en este nuevo escenario iniciamos una conversación con nosotros mismos sobre nuestra capacidad de mantener el equilibrio provocado nuestro miedo. Este dialogo interno es lo que en muchos casos determina la diferencia entre el éxito y el fracaso.  O en otras palabras loa pensamientos negativos han hecho perder nuestra capacidad para hacer las cosas.

Si nos enfrentamos a cualquier situación de la vida llenos de dudas y de inseguridades nuestras posibilidades de triunfar serán mínimas. Sin embargo si hacemos el esfuerzo de prepararnos las posibilidades se incrementan sustancialmente.

Ya no sólo superaremos la prueba de equilibrio por casualidad.