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Que en la vida profesional hoy todo es cambio, que todo es flexible, que no hay nada permanente, es una realidad que constatamos día a día.

Durante muchos años hemos vivido con la hipótesis de que los empleados mayores de 50 años eran un problema y al mismo tiempo la solución cuando necesitábamos reducir los costes laborales. Genéricamente se consideraba, que a partir de los 55 salvo para los integrantes de las estructuras directivas, (lo que resulta también paradigmático) los/las profesionales se convierten en personas complicadas, que tienen salarios elevados, son difíciles de motivar y comprometer, mantienen actitudes poco flexibles y finalmente actúan como elementos de bloqueo a las nuevas generaciones.

Sin embargo informes recientes elaborados por la OCDE como el elaborado por PWC bajo el título de Golden Age Index accesible en http://ideas.pwc.es/archivos/20170630/trabajadores-mayores-la-solucion-no-el-problema? que analiza la situación de los senior- y su impacto en el mercado de trabajo en los 34 países de la OCDE, concluye todo lo contrario: cuanto más trabajen los empleados veteranos (de entre 55 y 64 años), más beneficios para la economía (que crece más), para las empresas (por el mayor consumo), para las administraciones (mayores ingresos fiscales) y para ellos mismos (que se mantienen en un mejor estado físico y mental).

El informe se basa en un índice compuesto por múltiples indicadores de empleo, formación y renta (la tasa de ocupación es lo que más pesa), que permiten cuantificar en qué medida los distintos países de la OCDE están aprovechando el potencial de sus trabajadores de mayor edad. Un primer vistazo al ranking resultante (ver tabla adjunta) ya nos da una idea de por dónde van los tiros. Los países que están en la parte superior de la tabla (es decir, los que más rendimiento sacan de ese segmento de la fuerza laboral) suelen ser los más prósperos: los del norte y el centro de Europa, Japón, Corea, Estados Unidos, etc. Mientras, en la parte de abajo se sitúan las economías menos avanzadas del sur y de este de Europa. En ambas tipologías hay excepciones (Luxemburgo está en la penúltima posición, Estonia se sitúa quinta por arriba…), pero hay una correlación clara en esa dirección.

Y, ¿que nos ocurre a nosotros? Pues como nos suele ocurrir en casi todas las estadísticas sobre el mercado laboral, la fotografía sale defectuosa. Ocupamos la posición número 25, y aunque el índice ha mejorado desde 2003, cuando se empezó a hacer el informe, lo ha hecho en menor medida que en el resto de los países. Peor estamos aún en el ranking de empleo de los mayores de 55 años, donde ocupamos la posición número 28, con una tasa de solo el 44%, frente a una media del 58%.  Si consiguiéramos llegar (por ejemplo) a las tasas de ocupación de Suecia (el 76%) los efectos en nuestro PIB serían muy relevantes.

El informe además establece otras correlaciones al margen de la relativa entre tasa de ocupación y riqueza global en términos de PIB. Entre las positivas la esperanza de vida, y entre las negativas la tasa de desempleo juvenil. En resumen, podemos afirmar que los países con mayor nivel en Golden Age Index viven más tiempo, son más ricos y tienen menos desempleo juvenil.

El estudio propone diversas medidas a adoptar por parte de los gobiernos y las organizaciones:

  • Mejorar la empleabilidad de los trabajadores mediante el desarrollo de esfuerzos para promover la formación a lo largo de toda la vida laboral, desarrollar nuevos marcos mentales y sociales dirigidos a dar un nuevo enfoque al concepto de empleo y la acción emprendedora y centrar esfuerzos en el desarrollo de la capacidad de adaptación al cambio y al impacto de las nuevas tecnologías.
  • Reducir las barreras al empleo. Es necesario endurecer la legislación contra la discriminación de los trabajadores por razones de edad y específicamente la relativa a los procesos de prejubilación de los trabajadores seniors (un aspecto en el que nos queda un largo camino por recorrer).
  • Crear incentivos sociales para la contratación de trabajadores “seniors”. Unas medidas que pueden concretarse en incentivos fiscales a la contratación y mantenimiento de este tipo de trabajadores/empleados.
  • Establecer condiciones de trabajo flexibles, tanto en términos de horarios como de localización, para adaptarlas al estilo de vida y las preferencias de los trabajadores mayores.

Groucho Marx decía: Llegar a ser mayor no es un problema, solo hay que vivir lo suficiente”.


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