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Hace pocos días en una reunión de profesionales escuché como una alto directivo la frase siguiente: nuestros empleados son cada vez más contestatarios, no quieren implicarse, solo exigen, no admiten obligaciones, no sé que podemos/debemos hacer con “esta gente” que hoy tenemos en nuestras empresas.

El foro se había puesto en marcha para escuchar a uno de los profesionales de los Recursos Humanos más reconocidos del país que nos exponía los planes que estaban implementando en su organización para la “de retención de talento” que estaban llevando a cabo en su organización.

De repente esta frase, proferida por quién ocupaba un asiento contiguo al mío en el acto, me llevó años atrás como si no hubieran cambiado tanto nuestras organizaciones. Lo siento pero este tipo de expresiones, no son en mi opinión, más que la muestra de una visión de los Recursos Humanos y la Gestión de Personas que no toma en consideración los cuatro fenómenos esenciales que han transformado a nuestra sociedad y que nos obligan a plantearnos con claridad el tema del “compromiso” y de su gestión.

Estos fenómenos son:

La economía del conocimiento que va acompañada de fenómenos como: El “achatamiento” de las estructuras organizativas, la reducción de los niveles jerárquicos y una facilidad de acceso a los niveles de dirección de las organizaciones en teoría más difícil pero más abierta en función de la capacidad y el talento.

Las nuevas demandas en el marco del contrato psicológico basados en un cambio de paradigma entre los profesionales que tienden a gestionar su carrera de forma más autónoma y flexible y que no buscan exclusivamente compromisos de continuidad a medio/largo plazo.

Las dificultades para captar y retener talento que en muchos sectores se está mostrando como uno de los grandes retos de los próximos años.

-Y por último el reto que supone la gestión de la diversidad en la empresa, de todo tipo pero en particular la que viene motivada por el incremento del número de trabajadores inmigrantes de primera, y aunque éste sea un fenómeno, todavía sin mucho impacto, de segunda generación.

Hoy la gestión de personas es algo más dinámico, menos administrativista, más creativo y más entrelazado con la estrategia de las organizaciones, y en donde el término “esa gente…” no es adecuado.

Más allá de las estructuras y jerarquías, el ingrediente fundamental para el éxito en la gestión de personas no será otro que el conseguir un encaje adecuado entre las necesidades y valores de las organizaciones y las de los individuos que las integran y les dan vida. No nos olvidemos que hoy “nuestra gente….”, nos demanda consistencia en términos de valores y compromiso tanto interno como externo.