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El pasado 21 de Julio La Vanguardia publicó un conjunto de artículos de varios analistas bajo el título «España en la encrucijada». De entre todos ellos destaco el de Juan José López Burniol titulado «tiempo de reformas». He aquí sus partes más relevantes.

«Me niego a convertir esta nota en un lamento…..sobre los males de la patria. En la reciente historia de España hay más cosas dignas de admiración que de desdén. Hizo primero una transición a la democracia admirable; cambió luego su imagen gracias a una larga etapa de paz constructiva, a los fondos europeos y a la solidaridad interna; soportó durante años sin descomponerse un terrorismo cruel y estéril; y, cuando han venido mal dadas, ha subsistido económicamente gracias a un esfuerzo exportador notable y a una devaluación interna (recortes salariales) aceptada con comprensión y sin escándalo.

Pero también es cierto que España ha vuelto a ser desafortunada, al padecer simultáneamente una fuerte crisis económica y una grave crisis política. La económica se manifiesta en un endeudamiento exterior desmedido y en un índice de paro insostenible. La política se concreta en dos graves problemas: Primero. La erosión del Estado como sistema jurídico (las leyes y las sentencias no se cumplen) y el consecuente desprestigio rampante de las instituciones, que alcanza su cenit en unos partidos políticos corroídos por la corrupción. Segundo. El problema de la estructura territorial del Estado, que, ante la cerrazón obtusa de unos y la radicalización temeraria de otros, amenaza desbordarse».

Termina el autor afirmando que a pesar de todo tenemos la posibilidad de salir adelante. Ahora bien la solución tiene que «venir de la mano de los partidos existentes, una vez regenerados, para huir de populismos de toda laya» y fundarse en pacto que permita una reforma constitucional «impulsada por una común voluntad de concordia».

Es tiempo de reformas pero todavía estamos a tiempo. Espero que nuestra clase política reflexione en este periodo estival y sea capaz de enfrentar a fondo los problemas de fondo. Existe una amplia demanda social en este sentido. Nos jugamos mucho en ello.