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El Banco de España elaboró el pasado mes de Julio un informe en el que incidía en sus posiciones sobre la crisis y en las que formulaba un duro ataque a nuestro gobierno por la falta de reformas estructurales en nuestro mercado de trabajo y por la falta de resultados en el proceso de diálogo social.

Y todo ello en el mismo momento que se constata el desplome de nuestra actividad económica (un 4% de decrecimiento de nuestro PIB en el segundo trimestre del año), nuestra posición de liderazgo en tasas de desempleo (18% de la población activa, frente al 9,4% en el resto de países de la eurozona), la incapacidad de nuestra economía para crear empleo para nuestros jóvenes, (el 36,5% de nuestros jóvenes menores de 25 años se hallan en desempleo) y, la caída del consumo que hace que nuestro país provoque el 50% de la deflación de la eurozona (0,6% frente al 1,4% de los datos españoles).

Otra de las notas que sitúa a nuestro país en la cabecera del ranking es la rapidez con que se destruye empleo en España. Frente al 2% del incremento del desempleo en el conjunto de la unión europea en nuestro país en los últimos 12 meses dicha cifra se ha situado en el 7,1%. Aunque es evidente que los datos de algunos países pueden adolecer de determinados defectos, simplemente en lo relacionado con los datos estadísticos, son datos muy preocupantes y que lamentablemente no han sido sino ratificados y consolidados con lo ocurrido en el mes de Septiembre, en base a la información que acabamos de conocer.

Son cifras ciertamente que asustan. Los expertos alertan de que a la nula capacidad de la economía española para generar puestos de trabajo se une el incremento brutal con el que crece la destrucción de empleo (superior al 7%) el mercado laboral seguirá siendo una fábrica que almacenará cada vez más desempleados. En concreto 2 de cada diez desempleados europeos están en nuestro país. ¿Y que nos espera en el futuro?.

Frente al resultado negativo del proceso de diálogo social el gobierno parece que por una parte está cambiando hasta cierto punto su discurso sobre la inexistencia de una reforma laboral en perspectiva aunque se reafirme en el criterio de que para ello sería imprescindible que ésta fuera consensuada por los interlocutores sociales. No se cuáles son los últimos movimientos y si de verdad los ha habido. Y mientras tanto, y con muchas dificultades ha puesto en marcha un subsidio especial para los desempleados que agoten la actual cobertura económica. Una nueva política de carácter pasivo, posiblemente adecuada y necesaria, pero que no incide en lo que realmente considero que nuestro mercado de trabajo precisa, como son medidas que favorezcan y desarrollen los criterios de empleabilidad.

Para ello serían necesarias (en la misma línea que plantea el informa del Banco de España): introducir mecanismos de flexiseguridad, cambiar los mecanismos de contratación que favorezcan el desarrollo y la gestión del talento, potenciar la individualización de las relaciones laborales.

Respecto a las medidas a impulsar en cada uno de los elementos citados ya he escrito en otros textos en mi blog. Para terminar sólo significar que me parece relevante de dicho informe, aparte de los comentarios sobre el coste del despido que considero criticables, su posición sobre el excesivo peso y representatividad que tienen en nuestro país las organizaciones sindicales a pesar de que sólo cuentan con una presencia en el 10% de los empleados, lo que nos sitúa, conjuntamente con Francia en uno de los países de la Unión Europea con una densidad sindical más reducida.

Sin embargo, a pesar de este reducido peso sindical, somos en materia de cobertura de negociación el que mantiene dados más elevados con una cobertura de negociación colectiva de casi el 90%.