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Aunque pueda parecer increíble hoy somos uno de los paises que figuramos en los primeros lugares de los rankings en materia de robotización.

Sin embargo estamos bastante lejos de los países que lideran este ranking. Tenemos 17 robots por cada 1000 trabajadores, mientras que la cifra en Alemania es de 338. Un dato que está impactado por la relevancia de la estructura industrial en este país pero que nos sitúa en el horizonte que está por llegar y hacia el que nos dirigimos de forma inexorable.  Al margen de las diferencias en el proceso de robotización el problema reside en el impacto en los niveles de desempleo que comportará. Recordemos que en Alemania éste es normalmente equivalente a 1/3 o la mitad del nivel que muestran nuestras estadísticas.

Aunque los datos de desempleo estén impactados por nuestro contexto económico, lo que nos diferencia de Alemania y de otros países desarrollados es la de que no parecemos tener la capacidad de de definir e implementar las decisiones estratégicas que otros asumen, generar nuevas actividades capaces de compensar las pérdidas de empleo que se generan y disponer de unas políticas activas de calidad.  

En este contexto hay dos datos que me preocupan y que creo que deberían de preocuparnos a todos. Y me refiero al uso adecuado o no de los fondos Next Generation. En este sentido quisiera recordaros lo formulado recientemente por el profesor Francisco Garcia Montalvo. “Tengo mis dudas de que los fondos Next Generation vayan a generar la transformación productiva que necesitamos. La transformación se hace donde la iniciativa privada empuja. El sector público no puede dirigirla, sino servir de ayuda”. El segundo es el que se deduce del dato de que en 2022 tan sólo hemos sido capaces de hacer uso de aproximadamente el 40% del total de los fondos disponibles.

Tras estas consideraciones iniciales os propongo que nos planteemos y respondamos a las cuestiones siguientes:

¿Qué empleos son los que se verán afectados por este proceso?

Aunque ya me he referido a este tema en el primer post de esta serie señalando que no parece que sólo se verán afectados los puestos de baja cualificación, es relevante señalar que necesitamos disponer de un plan y una estrategia para dotar a los afectados de las coberturas sociales y de la formación necesaria para que adquieran nuevas competencias que les permitan seguir siendo empleables.

Recordemos que, aunque no estemos creciendo en los ratios totales de desempleo, si lo hacemos en los colectivos que técnicamente denominamos desempleados de larga duración. También en el colectivo de profesionales seniors a los que nuestro mercado de trabajo no es capaz de ofrecer nuevas oportunidades.

¿Cómo serán los nuevos empleos?

Partiendo del análisis de lo ya ocurrido en otras crisis constatamos como éstas finalmente han sido capaces de crear incluso más oportunidades laborales que las inicialmente afectadas.

Hemos de esperar que paralelamente se generen nuevas actividades como consecuencia de la robotización. “Sin embargo, es algo nuevo que en estos momentos es difícil pronosticar (…) y difícil de defender cuando una segadora autónoma (es capaz de segar) una hectárea de campo cultivado en el tiempo que una cuadrilla de personas segaba 10 metros cuadrados”. Creo que no hace falta constatar que no existe esfuerzo alguno promovido por las élites políticas, dirigido a formular debate social que nos permita responder a esta pregunta

¿Cómo será el trabajo con robots? 

No estamos haciendo los esfuerzos necesarios y suficientes para adaptarnos a este nuevo entorno laboral.  Porqué en el futuro debemos de establecer vínculos de colaboración entre personas y rotos impensables todavía hoy.

Mientras tanto nuestros hijos siguen en escuelas que les enseñan cosas de un mundo que ya no existe y en el que seguro que no van a vivir. “Nuestros hijos no deberían ser educados con las mismas limitaciones que a nosotros. (…) No sabemos cómo será el futuro, aunque si sabemos que poco va a parecerse a lo que hemos vivido (hasta hoy)».

Conclusiones finales:

Nos enfrentamos a un futuro en el que es probable que muchas oportunidades laborales se pierdan como consecuencia de la competencia entre seres humanos y en la que los/las ganadores serán aquellos/as que tengan las competencias adecuadas. “No perderás tu empleo en manos de un robot o de una computadora, sino en las de alguien que se lleve mejor que tú con esa computadora o con ese robot». Sin embargo hoy no podemos saber como será el futuro pero sí que la tecnología va a cambiarlo todo. En 1992 (juegos olímpicos de Barcelona) no existía el e-mail, pero faltaban sólo 3 años para que éste irrumpiese en nuestras vidas. “Ahora estamos a diez minutos de otro cambio profundo e impactante”. Y este estará probablemente basado en las nuevas relaciones entre los humanos y los robots.

¿En cuántas organizaciones y roles trabajó la generación pasada? ¿En cuántas la nuestra? Los nacidos en este siglo desarrollarán un mínimo de 10 roles/funciones/trabajos/empleos distintos a lo largo de su trayectoria profesional que además probablemente no finalizará hasta los 75 años. Por ello, “debemos enseñarles a establecer relaciones entre ellos, a trabajar en equipo, a innovar, a asumir riesgos y a ser ciudadanos globales. Será necesario también que sean muy buenos comunicadores porque en la vida del futuro, comunicar será algo que los robots nos pedirán que hagamos en su nombre. Por eso hay que empezar hoy a enseñar estas cosas en las escuelas”.

Debemos ser capaces de superar la “absoluta miopía en la que residen nuestros dirigentes, en esa endogamia obscena en la que se mueven a diario y que vive a años luz de la problemática real e inminente. No sé si es por falta de preparación, conocimiento o por mala fe. Lo lamentable es que el futuro precisa de liderazgo, no sólo de voluntad”.

No obstante el problema es de todos… y no sólo de los políticos. Debemos prepararnos subjetiva y objetivamente para afrontar los cambios que nos van a llegar. Tenemos la oportunidad de entrar en este nuevo mundo de forma positiva. No podemos ni debemos dejar de perder la oportunidad de entrar en un mundo que será mejor o peor en función de lo que hagamos entre todos.

Nota: Recordaros que las reflexiones incorporadas en este post están inspiradas en el artículo de Marc Vidal y significaros que suyos son los párrafos señalados entre «..» que no identifican al autor. Un artículo accesible en ¿Qué empleos están en riesgo en los próximos cinco años? (marcvidal.net)