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Creo que ya nadie pone en duda el impacto que las nuevas tecnologías tendrán en la vida humana y consecuentemente en el empleo del futuro.

Por cierto recordaros como ya hacía en el primer post de esta serie accesible en http://pauhortal.net/blog/empleabilidad-y-empleo-del-futuro-i/ que es recomendable que como introducciçon a este tema prestéis atención al video http://www.mckinsey.com/global-themes/future-of-organizations-and-work/the-digital-future-of-work-what-skills-will-be-needed? desarrollado por Mckinsey que plantea cuales son las competencias que deberemos/deberán de tener los trabajadores/empleados/profesionales del futuro.


No podemos afrontar el ‘problema del empleo’ desde una visión vertical/por compartimientos (formación, aprendizaje, contratación, relaciones laborales, orientación etc) sino analizarlo desde una perspectiva horizontal abarcando todos los ámbitos.


Tal como pretendemos hacerlo desde la Fundación Ergon www.fundacionergon.org

Volviendo a las relaciones entre empleo y empleabilidad de forma inmediata surge un nuevo problema que ya está siendo analizado por los especialistas. La robotización y la implantación de la inteligencia artificial destruirá muchos empleos ahora conocidos, pero generará nuevas demandas y oportunidades para las que, sin duda, será necesario disponer de nuevas capacidades y competencias. Hay quién, incluso, se ha atrevido a afirmar que en 10 años, si no somos capaces de ofrecer nuevas propuestas formativas (y yo añado cambiar radicalmente la forma en la que transmitimos los conocimientos), es posible que tengamos un grave problema como consecuencia de que un alto porcentaje de los puestos de trabajo de alta cualificación queden simplemente vacantes.

Esta prospección figura en un estudio realizado por ManpowerGroup y la Fundación I+E accesible en http://www.manpowergroup.es/el el que se afirma que tan solo en 10 años pueden quedar vacantes la mitad de las nuevas necesidades de empleo de alta cualificación. Un informe que anticipa que vamos a vivir dos situaciones contraproducentes. Por una parte la destrucción de muchos empleos de baja cualificación y la imposibidad de cubrir los que se creen. El informa prevee que, en nuestro país, la mitad de los empleos de alta cualificación dirigidos a jovenes crezca a un rito del 2,5 al 3,5% anual  lo que supondría generar anualmente entre 200.000 y 250.000 nuevos empleos en los próximos años.

Una prospección que queda condicionada por el hecho de que un 50% de las mismos simplemente no puedan cubrirse (en 10 años serian 1M de empleos) como consecuencia de los desajustes demográficos (baja natalidad) y la falta de adecuación entre las competencias que desarrolla el sistema formativo con las necesidades del mercado de trabajo.


Necesitamos implantar cambios en los sistemas formativos dirigidos a construir un modelo más cercano a las necesidades organizativas y del mercado. 


En otras palabras, con la mirada puesta en el concepto de empleabilidad. Para ello necesitamos (en palabras de José Antonio López, de Ericsson España y de la Fundación I+E, «construir un modelo que (al margen de estimular las vocaciones técnicas) potencie habilidades para la empleabilidad y contemple la formación como un proceso de aprendizaje a lo largo de toda la vida».

El informe citado, dirigido por el  Profesor Josep Oliver, (UAB) complementa al Índice ManpowerGroup nº50 que, en los dos últimos años, ha presentado previsiones de creación de empleo por sectores, edades, ocupaciones y comunidades, así como los déficits y superávits que pueden aparecer como resultado de las distintas dinámicas de la población en edad de trabajar y, en particular, de la formación requerida por los nuevos empleos. La investigación incide en el impacto de la transformación tecnológica y la revolución demográfica (baja natalidad) que se han acentuado en los últimos 10 años y pone en su punto de mira la necesidad de una mayor adecuación del sistema educativo a las necesidades del futuro del empleo. 

Una realidad que plantea retos individuales y sociales muy relevantes. Centrándonos hoy en los segundos surgen cuestiones como las siguientes: ¿Podemos oponernos a la implantación de robots en las plantas industriales?, ¿Cómo reaccionar ante robots que actúan en los entornos hospitalarios? ¿Qué pensamos de la posibilidad de que robots sean la clave para el desarrollo de nuevas fuentes de alimentación? ¿Estamos dispuestos a que sean robots los que nos presten muchos de los servicios personales que hoy demandamos? etc. Y como consecuencia de todas ellas ¿Qué capacidades y competencias deberán de tener los seres humanos que colaboren, participen o gestionen todo este proceso de robotización?.

Y aunque desde otra perspectiva, ¿Qué debemos de hacer para facilitar la empleabilidad de todos aquellos que van a ver desaparecer sus actuales puestos de trabajo y que han de enfrentarse a un nuevo marco laboral en constante cambio y evolución?. Unas cuestiones a las que debemos responder desde una posición objetiva que exige aceptar que el proceso es irreversible y que no podemos mirar hacia otro lado.