El título de este post tiene que ver con el hecho de que el test de Turing haya sido considerado como el primer hito en el desarrollo de lo que hoy llamamos inteligencia artificial.
Alan Turing, excelentemente retratado en la película The imitation game tuvo la capacidad de imaginar el test que debería de pasar una máquina para que la pudiéramos considerar inteligente. Si traspasamos este criterio al día de hoy (aproximadamente 60 años después) sería algo parecido a que una máquina pudiera considerarse provista de inteligencia en el momento en que fuera capaz de hacerse pasar por un ser humano al chatear o comunicarse digitalmente con otro ser humano.
Recordemos que Alan Turing, al que todos reconocemos por el científico capaz de describir el código de comunicaciones nazi en la segunda guerra mundial, antes de suicidarse en 1954 tras su condena por su homosexualidad, dejó lista la prueba que tendría que ser capaz de responder a la pregunta siguiente: ¿Puede una máquina ser inteligente? o dicho de otra manera ¿Podrá una máquina pensar?».
Javier Sampedro publicó en el País el pasado 3 de Diciembre un artículo que bajo el título “puede una máquina ser inteligente” http://tecnologia.elpais.com/tecnologia/2015/12/29/actualidad/1451415341_018983.html En él se plantean cuestiones como las siguientes: “el asunto de mayor interés filosófico no es si se puede construir una mente humana (ya sabemos hacerlo) sino si es posible superarla”.
Javier se pregunta “¿Puede una máquina ser inteligente? y ¿Cuándo sabremos si lo es?» Uno de los padres de la inteligencia artificial, el matemático y científico de la computación Marvin Minsky, define la inteligencia como un proceso de resolución de problemas que todavía no entendemos. Recordemos que hoy ya disponemos hoy de un algoritmo que aprende a reconocer la escritura en 50 alfabetos
En el post http://pauhortal.net/blog/transformacion-digital-o-cultural/ me he referido al hecho de que deberíamos de hablar de transformación cultural y no digital. En él señalo los elementos o claves que según 50 expertos consultados por Expansión debían de incorporarse en esta “revolución” cultural. Repasemos:
La transformación sólo se puede hacer con personas:
Para que podamos hablar de transformación digital debemos estar convencidos de que la tecnología impulsa pero son las personas las que harán posible el cambio Esto es muy relevante. Se trata de buscar nuevas maneras de hacer las cosas (operaciones) de relacionarse con los clientes, (comercial y marketing) y de gestionar el talento (capital humano). Si no conseguimos poner en una misma ruta y a una velocidad común, la implantación de nuevas tecnologías, los cambios culturales y las estrategias de dirección y gestión iremos directamente a la ruta del fracaso y a un lugar en el que, probablemente, no nos quede otra opción que el fracaso.
Las personas (clientes y empleados) estamos cambiando:
Llevo algún tiempo constatando y afirmando que la revolución tecnológica que hemos vivido y que seguiremos viviendo ha sido la primera en la que los cambios tecnológicos se han impuesto primero en nuestra vida personal que en la de las organizaciones de las formamos parte. Las nuevas generaciones llegan a las organizaciones y como todos sabemos no entienden nada. En materia de gestión de personas es evidente que esta llegada pone en cuestión muchos de las maneras y las formas con que ejercemos nuestro liderazgo.
La tecnología es sólo un medio:
Aunque este es un punto/aspecto sobre el que ya me he expresado al inicio de este post conviene destacar que no podemos “echar la culpa al mensajero”. Finalmente la validez, la idoneidad y la capacidad de la tecnología para dar soporte al proceso de cambio que comporta la transformación digital dependerá en un 20/25 de su calidad pero en el 75% de nuestra capacidad y nuestra voluntad para manejarla. Lo mismo resulta aplicable a los aspectos morales que pueda generar.
En este sentido os invito a ver el video http://bigbangdata.cccb.org/es/los-datos-no-cuentan-entrevistas/ con el que concluía la exposición que sobre big data realizó la Fundación Telefónica en 2014 y que tengo que reconocer que fue el “descubrimiento” que está en la génesis de mi interés por estos temas y del proyecto diana.jobs.y de mi interés por estos temas.
No hay alternativas:
El cambio, la necesidad de la transformación es real, está ahí y condenará a todos los que “miren para otro lado”. Tanto en los ámbitos públicos como privados, en los de la creación de productos o provisión de servicios, etc. Recordemos que la tecnología está ahí para que podamos hacer las cosas de forma más eficiente. Recordemos, también que la tecnología no es ni buena ni mala y que finalmente todo dependerá del uso que como humanos hagamos de ella.
Y la última, sobre la que siempre se habla pero que lamentablemente, a veces no es la más aplicable: la transformación digital ha de empezar por arriba. De la misma forma que los que impulsaron el trabajo de Turing apostaron por el futuro hoy en todas las organizaciones la dirección debe de impulsar estos procesos de transformación que, recordemos una vez más, serán incluso más culturales que digitales.
Concluyo repitiendo lo expresado en mi anterior post: Creo que nos equivocamos cuando hablamos de transformación digital. Lo que debemos hacer es una «revolución cultural» y utilizar la tecnología para llevarla a cabo.
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