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En esta guía lo que pretendo hacer es detallar una serie de orientaciones que pueden ser de gran utilidad en situaciones de cambio.

Las principales motivaciones para el cambio se producen cuando nos encontramos con: la creencia o certeza de haber terminado una etapa profesional, la voluntad de promoción o desarrollo, el resultado de una insatisfacción provocada por un enfrentamiento probablemente con el jefe directo. Y la última la que denomina «dejarse llevar» que resulta de responder positivamente a un imput externo. No obstante, antes de ponerse en marcha creo que deben de tomarse en consideración las cuestiones siguientes:

-Es adecuado no estar más de 3 o 4 años en el mismo puesto.
-Hasta los 30/35 años es recomendable pasar por diferentes áreas o funciones en una misma o en varias empresas.
-Siempre es mejor provocar nosotros el cambio que tener que reaccionar a él.
-Muchas veces el cambio es provocado por acciones que hemos desarrollado sin una voluntad expresa.
-Influencia de la suerte.
-Es muy posible e inclusive recomendable que el cambio se desarrolle dentro de una misma organización.

Y tener en cuenta que la respuesta a la pregunta ¿Cuáles son las razones que le han llevado a iniciar un proceso de búsqueda en este momento?, nunca debe ser «porque mi compañía no me ha tomado en consideración para un puesto de nueva creación que consideraba encajaba perfectamente con mi perfil y motivaciones profesionales».

Si finalmente nos encontramos en una situación no voluntaria de cambio como consecuencia de una reestructuración o un despido individual, sea cuál sea la causa, deberíamos de intentar plantearnos la búsqueda en la medida de lo posible como si se estuviese en situación ‘in’. Paralelamente es conveniente definir un objetivo profesional coherente con las aptitudes, capacidades, motivaciones y ajustado a la oferta del mercado, trazar un plan de búsqueda apropiado y no desmotivarse por los fracasos iniciales. También es conveniente disponer de una cierta dosis de suerte.

En definitiva, los cambios profesionales deben plantearse y ejecutarse en el momento adecuado y esta circunstancia debería de depender en mayor medida de nuestro propio reloj vital que de las circunstancias del mercado. Aunque muchas veces esto no sea posible.