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Es normal que a primeros de año tendamos a establecer planes, fijar objetivos y sobre todo que nos planteemos/preguntemos sobre cómo será el futuro.

Desde el punto de vista personal nos planteamos: ¿Cómo viviremos dentro de 5/10 años?, ¿Cómo será el futuro para nuestros hijos y nietos?, ¿Dónde trabajaremos en el futuro? o ¿Qué pasará con nuestras pensiones?…..

Estas y otras preguntas de carácter más general como: ¿Dónde nos va a llevar la revolución industrial?, ¿Qué impacto tendrá la robotización?, ¿Cómo conseguiremos responder a la amenaza terrorista global?, ¿Qué impacto tendrá la presidencia de Donald Trump?, ¿Cómo resolveremos el problema de los refugiados? han estado entre otras encima de la mesa de las comidas y reuniones familiares en estas pasadas fiestas de navidad y fin de año.

Tenemos claras evidencias de que el futuro es incierto y de que, como he escrito recientemente, la capacidad del ser humano de hacer todo aquello que hace tan solo 10 años parecía imposible es sorprendente. Recordemos que incluso organizaciones como el World Economic Forum (WEF), cuya reunión anual se celebra en estos días, o el Centro para la Reforma Europea (CRE) el futuro es incierto.

A pesar de que lo que ocurrirá en el futuro puede resumirse en la frase de Mafalda “el futuro ya no es lo era antes” hoy, paralelamente, asistimos atónitos a los cambios que hemos vivido y aceptado integrándolos en nuestras vidas, cambios que no solo van a ralentizarse sino que van a continuar y de forma exponencial. Un proceso que puede tener muchas evidencias pero que queda resumido en la frase que Jose Luis Cordeiro http://www.cordeiro.org/ profesor de la Singularity University formuló recientemente en una charla en Barcelona.


“En los próximos 20 años asistiremos probablemente a más cambios que los ocurridos en los 2 últimos milenios”.


Probablemente es un frase provocativa pero creo que puede reflejar el resultado de lo que estamos viviendo en lo que ya se denomina la 4ª revolución industrial.

Es bueno recordar que hasta el siglo XVIII, la humanidad vivió de una forma en la que los avances eran mínimos, las desigualdades sociales muy grandes, y en el que la esperanza de vida no superaba los 25 años. Sin embargo a partir de la revolución industrial y todo lo que ello ha provocado hemos vivido en 2 siglos una revolución sin precedentes conocidos. Recordemos también que hasta hace 100 años el analfabetismo era la situación en la que vivía el 90% de la especie humana….. Aunque en el mundo persisten muchas desigualdades hoy vivimos, probablemente, el mejor momento, en términos de calidad, del transcurso de la humanidad.

Un momento ante el que caben 3 posibles respuestas: Contemplar los cambios de forma pasiva dejándose llevar por los acontecimientos. Responder a ellos de forma reactiva, es decir, intentando boicotearlos (o dicho de otra forma poniendo “puertas al campo”). La última actuando proactivamente, preparándonos para afrontarlos, asumirlos e inclusive convertirnos en co-creadores de los mismos.

Siguiendo los argumentos de Jose Luis Cordeiro “En ese futuro que se avecina (30 años) vamos a conocer la singularidad tecnológica, esto es, el momento en el que la inteligencia artificial alcance y supere a la humana”. Aunque nos puede llegar a sorprender y muchos de nosotros seamos probablemente incapaces de comprender en su dimensión total lo que ello significa hemos de prever esta posibilidad que hoy empieza a ser una certeza por el hecho de que el cerebro humano piensa de forma lineal, mientras que el cambio tecnológico es exponencial. Recordamos que probablemente vamos a vivir situaciones en las que “La tecnología del futuro parecerá magia”, como afirma a menudo Arthur Clarke

Gracias a ello, cosas que hoy parecen inalcanzables para la mayoría, en un futuro cada vez más cercano serán asequibles para todos los seres humanos. Por ejemplo, el que podamos disponer de la secuencia real de nuestro propio genoma. Con ello podremos prever, anticipar y evitar muchas enfermedades, controlar los procesos de envejecimiento físico e incrementar exponencialmente la esperanza de vida. Un futuro que nos lleva a situaciones como las que describe Ray Rirzweil en la frase “En 10 años seremos capaces de desarrollar estructuras casi tan complejas como el cerebro humano”.

Es en este contexto que me planteo la pregunta de si el futuro sigue siendo incierto. Y un ejemplo de esta afirmación la podemos constatar en el link que os adjunto. https://www.weforum.org/es/agenda/2016/09/cuales-son-las-habilidades-del-siglo-21-que-todos-los-estudiantes-necesitan 

Tampoco son cosas tan distintas…, ¿Verdad?