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En estos dias que nos venimos despertando sobre las medidas de ajuste recientemente planteadas por el Gobierno acabo de releer el artículo que Fernando Onega publicó, bajo este título, el pasado 24 de Abril en La Vanguardia.

Me ha realmente impactado su opinión sobre la “pequeñez” y la falta de claridad de nuestra clase política. Sin embargo probablemente no debería de haberme impactado de tal manera cuando “la clase política” ha sido destacada por el CISS como una de las mayores preocupaciones de los españoles.

Mientras los españoles nos manifestamos preocupados por nuestra clase política, en el grado en que lo estamos haciendo, mientras vivimos en un entorno en el que “la politica ha comenzado a ser un subempleo en sus tramos intermedios, una dedicación marginal, un trabajo para el que no hay ya vocaciones”, mientras “los partidos políticos están nutriéndose en sus cuadros con personas que no tienen otra forma de ganarse la vida”, etc, hemos llegado a esta situación.

A juicio de Fernando,  como consecuencia de 4 razones fundamentales “La primera una corrupción que se ha extendido y que hace que el imaginario colectivo identifique función politica con apropiacion indebida, A continuación el exceso de partidismo, visible en la dificultad de llegar a ningún acuerdo. La tercera la ausencia de un debate politico solvente que dignifique la función y no contribuya a presentarla como una jauria donde el único objetivo es morder al adversario. Y por último la clamorosa falta de referentes de grandeza personal e intelectual”.

No puedo sino manifestar mi total acuerdo con Fernando.