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Recientemente acaba de volver a caer en mis manos el libro de Jeremy Rifquin cuyo título es idéntico al que encabeza la presente entrada. Aunque ya un poco antiguo (la edición española es del año 1996) pone sobre la mesa el grave problema del empleo que hoy estamos viviendo.

Según Rifquin en los próximos años (no se si se refería a los 12 que ya han trascurrido o hablaba de unos cuantos más) nuevas y más sofisticadas tecnologías informáticas basadas en la información y en el empleo de los ordenadores llevarán a la civilización a situaciones cada vez más próximas a la desaparición del trabajo, por lo menos cómo lo hemos entendido hasta este momento.

La redefinición de oportunidades y de responsabilidades de millones de personas pertenecientes a una sociedad carente de empleo masivo formal será probablemente el elemento de presión social más importante del próximo siglo.

Esta claro que se refiere al siglo en el que ya estamos. Lo que pretende el autor es demostrarnos que estamos iniciando una nueva fase de la historia que se caracterizará por la desaparición de lo que entendemos culturalmente por trabajo.

El riesgo que el autor plantea es el de que la mayoría de los trabajos que hemos conocido en los últimos 50 años van a desaparecer y que nos dirigimos a un mundo polarizado en dos tendencias potencialmente irreconciliables. Una élite bien informada que controlará y gestionará la economía y, por otro lado, una masa de individuos con pocas expectativas de futuro y aún menos esperanzas de conseguir una trabajo aceptable en un mundo cada vez más automatizado. ¿Alguien se acuerda del famoso libro «un mundo feliz»?. Rifkin nos propone la necesidad de encontrar nuevas alternativas al concepto tradicional de trabajo a través de nuevas formas de generación de ingresos.

“Ahora que progresivamente el valor del producto hecho por el hombre tiende a ser más insignificante e irrelevante, se deberán explorar nuevas formas de definir el valor de la persona y de las relaciones humanas”.

No se si, como ya he indicado, han pasado suficientes años para que las previsiones de Rifkin se cumplan, pero me atrevo a afirmar, que más allá de la crisis puntual en la que actualmente estamos, las tendencias que apuntaba se están consolidando.

No se donde nos va a llevar la crisis y si esta tendencia se profundizará o se reducirá pero creo que este escenario en muy probable y que conllevará a medio plazo un incremento de las desigualdades sociales y, probablemente, la desaparición de lo que hoy conocemos como clase media.