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¿Dónde vamos?…. ¿En qué proceso estamos?. ¿Vamos a una italianización o hacia una argentinización de nuestra economía?. Son preguntas que todos nos plantemos en este momento.

La crisis financiera y la recesión económica han hecho mucho para destacar y hacer evidentes, ante todo el que muestra interés en estos temas, las graves diferencias entre las organizaciones patronales y las sindicales sobre las posibles vías y alternativas de salida a la situación que estamos viviendo.

Mientras la patronal exige del gobierno -porque ya ha asumido que no puede pactar estas medidas con las organizaciones sindicales- reformas legales orientadas a aumentar la flexibilidad de las plantillas y mejorar la competitividad de las empresas los sindicatos las rechazan con el argumento de que las medidas o reformas laborales ni han sido la causa de la situación, ni de la crisis del sistema financiero y de la recesión económica.

Sin embargo los hechos, los datos, se encargar cada día de hacer cada vez más visible la situación. De ello se ha hecho eco recientemente The Economist que se permite afirmar en un número reciente, «en contraste con el resto de países europeos, que muestran algunos brotes verdes, la economía española sigue mostrándose como una meseta».

Si se desea obtener los famosos brotes verdes es necesario, como saben por sentido común la mayoría de las personas, sembrar, regar y preparar la cosecha. The Economist se permite dudar en este punto de las intenciones de nuestro gobierno sobre la base de que la negativa de nuestro Presidente «a tomar medidas impopulares y su hábito de regar con dinero público cualquier problema, conlleva el riesgo de prolongar la recesión».

De hecho son muchos los que ha hablan de que EEUU va a empezar a salir de la crisis el próximo año y situar la puerta del túnel para España en el 2012. Reciente hemos inclusive leído que el FMI prevé que nuestro país alcance el 20,2% de desempleo, una caída del PIB del 0,7% en 2010 siendo probablemente la única potencia mundial que seguirá en recesión en este año.

Y todo ello en un proceso de italianización de la política española (por cierto nos falta Berlusconi), y de argentinización de la economía. Sigo con la referencia a The Economist «la reacción de toda la clase política española recuerda a lo que hicieron los partidos italianos en los años setenta: populismo y gasto público para alimentar a la clientela electoral». La herencia es un país desestructurado en donde los salarios no crecen desde hace mas de 10 años y en los que cada vez es más evidente el peso de la economía sumergida brutal.

Frente a ello continuamos con un discurso centrado en el cambio del modelo productivo, la no necesidad de reformas estructurales en nuestro mercado de trabajo y una pasividad que lleva a Xavier Sala i Martin a afirmar que » los mercados comienzan a pensar que España a lo mejor no puede pagar su deuda pública y que por tanto corre el riesgo de argentinización mientras Michele Boldrin asegura que «lo que más me sorprende es que, desde hace 2 años, el gobierno tenía la capacidad para adoptar reformas fiscales y laborales importantes que ya podrían estar dando frutos».

Corremos graves riesgos. No nos merecemos pasar de forma parte de la champions league económica -en donde al parecer estábamos hace dos años- al primer lugar del ranking europeo en materia de destrucción de empleo.

A los inmovilistas que hoy nos representan deberíamos decirles que se olviden de frases como «transformar nuestro modelo productivo» y dedicaran sus esfuerzos y recursos a diseñar y poner en marcha otro tipo de transformaciones mucho más simples y prácticas, que aunque costosas, a corto, nos permitan salir relanzados y reforzados, para el momento en que consigamos, aunque probablemente más tarde, salir de la crisis.